Ser modelo nunca entró en sus planes -de hecho, se confiesa bastante introvertida-, pero, aunque fue algo totalmente inesperado, pronto descubrió que este era su destino. En estas líneas, Nuria Rothschild hace gala de ese talento que ha llamado la atención de los grandes de la moda, mientras da vida a las tendencias de baño más chic del verano.
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-¿Cómo fueron tus inicios?
-Fue algo totalmente inesperado. Una fotógrafa me descubrió mientras estaba de compras por Gran Vía con mi madre y mi vecina. En ese momento, yo tenía 17 años, le gustó mucho mi perfil y quiso hacer una sesión de fotos conmigo. ¡Me pareció tan divertido! Poco después conocí al equipo de mi agencia, firmé con ellos y empecé a trabajar también internacionalmente, ¡hasta hoy!
-Debutaste a lo grande en la pasarela, ¿cómo recuerdas esa experiencia?
-En ese momento acababa de empezar en la moda y, la verdad, no tenía mucha idea de qué estaba haciendo (risas). Ahora lo recuerdo con mucha emoción porque mientras desfilaba sentí tanta adrenalina y empoderamiento que dije: “Guau, esta sensación la quiero repetir 100 %”.
-¿Dirías que este debut te abrió muchas puertas?
-Sin duda. En el momento en el que un diseñador pone el ojo en ti, todo el mundo te quiere conocer después. Cuando hice la exclusiva con YSL, no fui consciente de la relevancia que eso tendría, pero después de ese show vinieron muchos más, y con él, editoriales superchulos, campañas… Siempre estaré agradecida a Anthony Vaccarello, cambió mi carrera.
-¿Qué es lo más gratificante de tu trabajo?
-Lo que más me motiva e inspira es tener la oportunidad de conocer y trabajar con los diseñadores y marcas a los que admiro. Me siento muy afortunada de formar parte de estos procesos creativos. Verlos trabajar de primera mano es realmente enriquecedor y un privilegio.
-¿Y la cara “menos amable”?
-La presión que a veces te pones a ti mismo. Es muy fácil echarse la culpa cuando un proyecto no sale. Los modelos trabajamos con nuestra propia imagen, y muchas veces nos dicen que sí y también muchas que no, y entender eso no siempre es sencillo. Para mí, uno de los aspectos más duros del modelaje es mantenerse psicológicamente seguro de uno mismo y de lo que haces. Con los años se lleva mejor (risas).
-Has trabajado y desfilado en diferentes partes del mundo, ¿Qué dirías que hace especial a la moda española del resto?
-La creatividad y calidad que ofrecen nuestros diseñadores españoles es lo que más nos hace destacar. Cuando trabajo fuera, la visión que tienen de nosotros es que ofrecemos una versión muy interesante y personal de la moda.
-En este reportaje posas con las joyas de Coco Crush de Chanel, ¿qué es lo que más te gusta de esta colección?
-Me gusta todo. Son piezas tan bonitas y especiales y que te completan y suben cualquier look. Los pendientes y collares de la colección son lo que más siento que usaría. Los pendientes, en especial, no me los quitaría nunca.
-¿Qué te inspira la maison Chanel?
-Los inicios de Gabrielle siempre me han parecido admirables. Ella fue un referente de empoderamiento femenino que cambió la forma de vestir de la mujer y logró forjar una marca que sigue siendo objeto de deseo para todos. ¿A quién no le gusta Chanel? Me hubiera encantado conocerla en persona y charlar sobre su visión de la vida.
-¿Cómo definirías tu estilo?
-Varía según mi estado de ánimo, pero intento plasmar mi personalidad en él. A veces, voy más edgy y arriesgo con muchas capas, texturas… Otras, me apetece ir más elegante y femenina. No podría definirlo con una palabra, pero siempre busco que sean looks cómodos, dentro de lo posible, y con un punto cool y fresco.
-¿Cuál es tu look perfecto para ir a playa o a la piscina?
-Un biquini con unos pantalones palazzo “fresquitos”, o con un pareo, y una camisa. Como accesorios, unas gafas de sol que me gusten mucho, un sombrero de paja y un capazo para llevar las cosas. Y de calzado, elegiría unas sandalias.