Nunca quiso ser famosa, pero todo cambió en 1992 cuando conoció a John F. Kennedy Jr. Por entonces él salía con la actriz Daryl Hannah y dicen que el hijo del 5° presidente de los Estados Unidos quedó embelesado con Carolyn Bessette, a quien no pareció impresionarle su fama y tuteó desde el principio. Esta, tras graduarse como publicista en la Universidad de Boston durante los ochenta, se había trasladado a Nueva York para trabajar en el departamento de ventas de Calvin Klein. "Las dos vivíamos en el East Village, cogíamos el mismo metro para ir a trabajar, frecuentábamos los mismos bares y restaurantes... ¡y estábamos tan arruinadas!", recuerda Stormy Stokes, entonces directora del departamento de prêt-à-porter de la marca, en el libro de Sunita Kumar Nair, CBK: Carolyn Bessette Kennedy: A Life in Fashion (2023).
Stokes fue íntima amiga de Bessette y compañera de trabajo: "Ella me enseñó a peinarme con estilo: me lavaba el pelo, lo recogía dándole un par de vueltas en un moño que dejábamos secar por el camino y lo deshacíamos cuando llegábamos a la oficina. No podíamos permitirnos peinarnos o teñirnos en la peluquería, así que con estos trucos y la ropa que nos cedían en el trabajo, dábamos la talla".
En 1994 John F. Kennedy Jr. ya soltero, continuaba pensando en Carolyn Bessette. Le pidió el teléfono, comenzaron a salir y se comprometieron en secreto para evitar el escrutinio público al que su relación se sometió desde el principio. En 1996 se daban el "sí, quiero", también de forma casi clandestina, en una pequeña isla frente a la costa de Georgia: para cuando los paparazzi llegaron al lugar, ellos ya habían escapado a Turquía para celebrar su luna de miel. Eran la pareja del momento, la realeza estadounidense, el dúo más estiloso que inspiraba a los neoyorquinos tanto con sus conjuntos en chándal cuando paseaban a su perro, como con sus looks de gala en sofisticados eventos.
El armario de Carolyne Bessette fue el precursor de la tendencia del lujo silencioso: defensora del minimalismo, rechazaba los logos ostentosos y tenía una gran predilección por el blanco y el negro, los dos colores que teñían con frecuencia sus elecciones. Su forma de vestir no solo cautivó a las mujeres de la época, sino que ha trascendido años después convirtiéndose en un auténtico icono que comparan a veces con la influencia estilística de Lady Di. Además, al igual que la princesa de Gales, Bessette falleció de forma trágica. La publicista, su hermana Lauren y John F. Kennedy Jr. perdían la vida el 16 de julio de 1999 en un accidente de avioneta que cayó en picado al mar. La it girl se convirtió en leyenda, y 25 años después, nos sigue inspirando.
El fabuloso escote Bardot que volvió a poner de moda
Fue la intérprete Brigitte Bardot quien popularizó en los sesenta esta silueta que deja los hombros al descubierto y que, tres décadas después, Carolyne Bessette puso de nuevo en el foco neoyorquino cuando apareció en una fiesta con este sofisticado vestido negro, una de sus piezas más recordadas, que acompañó con unos guantes largos.
Tonos neutros
Eran una de sus elecciones más recurrentes, especialmente cuando se trataba de asistir a eventos de noche. Se ha barajado la posibilidad de que la publicista de Calvin Klein apostase por este binomio de blanco y negro para pasar desapercibida, pues este era uno de sus deseos más fervientes, cansada de lidiar con los fotógrafos que aparecían en cada esquina. Sea o no cierto, de lo que no hay duda es que Bessette supo defender ambos colores con mucha elegancia.
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Sus características gafas de sol
Contaba con varios modelos, pero repetía tanto estas gafas de montura ovalada que con el tiempo han logrado asociarse automáticamente a su imagen. Un diseño que este 2024 volvía a rescatar Céline con sus virales Triomphe.
Nunca contó con la ayuda de un estilista
Ni tampoco le hizo falta. Era la propia Bessette quien escogía cada uno de los looks en los que se enfundaba, lo que quizá enamoró todavía más a las chicas de la época. Era independiente, tenía buen gusto y sus elecciones parecían fáciles de recrear. Sus conjuntos para el día a día lograron causar casi más interés que sus fabulosas elecciones de noche, demostrando que el 'menos es más' es un acierto en atuendos como este con vaqueros rectos y sandalias de tiras.
Su vestido de novia marcó un antes y un después
Ella y el diseñador estadounidense Narciso Rodriguez fraguaron una amistad durante su etapa en Calvin Klein, donde trabajaban juntos. Convertida en su musa, fue el modista quien se encargó de confeccionar su vestido de novia justo antes de lanzar su marca homónima. Bessette tenía muy claro que quería alejarse de los diseños voluminosos formados por capas de tul que regían la moda nupcial de los noventa. Pidió que fuese sencillo, pero sensual. Lo que se tradujo en una creación lencera de finos tirantes sin bordados, ni brillos. Un vestido perfectamente reutilizable con un precioso escote en la espalda, al que agregó unos guantes de tul.
La elegancia del tacón moderado
Aunque no renunciaba a los altísimos tacones, Carolyn Bessette tampoco los necesitaba para sumar centímetros a su 1'75 de altura. Convirtió el calzado de tacón moderado en un gran aliado, tanto en las botas que lucía en invierno como en las diferentes sandalias y stilettos que acompañaban sus conjuntos de invitada de verano, como este icónico total look negro que llevó a una boda en Italia. Se trataba de un vestido de cóctel de Yohji Yamamoto con zapatos de charol de Manolo Blahnik.
Belleza natural
No solo su armario inspiraba a las mujeres, también el hecho de que Bessette no seguía ninguna de las tendencias beautyde la época: ni ojos ahumados, ni sombras de colores, ni labios perfilados. La publicista solía prescindir directamente de maquillaje, aplicando simplemente máscara de pestañas de vez en cuando y, eso sí, sus inconfundibles labios rojos.