El primer lunes de mayo es una fecha (muy) señalada en los calendarios de quienes trabajamos en la moda: el Instituto del Traje del Museo Metropolitano de Nueva York inaugura su exposición anulal con una gran fiesta, la MET Gala, repleta de celebrities, diseñadores y looks de Alta Costura. Durante horas, las fotos de estos vestidazos ascendiendo por la famosa escalinata colapsan los medios y las redes (con razón: son preciosas), e incluso días después siguen en los titulares pues siempre hay un detalle que pasó inadvertido, una anécdota que no conocimos hasta después... Pero también porque las protagonistas del evento siguen luciendo looks espectaculares tras la gran noche, como si el aura FASHION que inunda el MET esa noche se impregnara en ellas. Así lo ha hecho Sydney Sweeney, quien tras impactar con su cambio de look en la alfombra roja, nos ha dejado dos estilismos igual de especiales.
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Tras ser una invitadas de las más elegantes de la MET Gala con su vestido de princesa azul cielo firmado por Miu Miu, Sydney regresaba al hotel después del evento para cambiar ese diseño largo por un conjunto más práctico: un top estilo bandana con paillettes bordados de ante marrón chocolate a juego de una falda recta de tiro a la cadera y volante en el bajo con cinturón ancho de cuero negro. Un look de Miu Miu con cierto aire bohemio que ella transformó en sofisticado gracias a unos stillettos con tacón-joya que perfectamente podrían haber encajado en su look previo, sobre la alfombra roja.
Vuelta al rubio
Lo que sí mantuvo seguro entre ambos looks es la melena corta, con flequillo y muy morena con la que consiguió su radical cambio de look, una transformación que intuíamos efímera... y que hemos confirmado como tal al día siguiente, cuando la actriz abandonaba su hotel en Nueva York con su melenita rubia habitual.
También en este último look Sydney nos evoca inspiración de princesa boho, ya que aunque es un diseño mucho más informal y urbano que los dos que llevó en la noche de la MET Gala, el vestido exterior (confeccionado en lino beige y con detalles propios de una gabardina) deja a la vista una falda repleta de volantes que bien podría ser de Chloé o Gucci en la época dorada de Alessandro Michele.