Son varias las razones por las que Emily Ratajkowski ha protagonizado nuestras líneas desde hace años, pero para nada esperábamos que esta vez lo hiciera su historia de amor truncada, que parece haber tenido un desenlace feliz, o por lo menos eso demuestra su última imagen. A lo largo de esta época, la modelo ha confesado que se siente chic por estar divorciada con 30 años, y el movimiento maestro que ha realizado ¡se ha viralizado! ¿A qué nos referimos? A su (ex) anillo de compromiso, ahora transformado en dos "anillos de divorcio", según sus propias palabras.
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Después de un matrimonio de cuatro años y un hijo en común, Sylvester Apollo, la pareja rompió en el verano de 2022, supuestamente por las infidelidades de él, Sebastian Bear-McClard. Y con ello, la impresionante joya que simbolizaba su unión eterna terminó guardado en un cajón olvidado, ¡hasta hoy! Debemos recordar que esta pieza no llegó cuando el productor le pidió que se casaran, sino cinco meses después de la boda que tuvo lugar en el Ayuntamiento de Nueva York en 2018 tras un par de meses de haberse conocido, y la diseñó ella misma según aseguró en un comentario a su amiga Ashley Graham. Pero, ¿por qué hoy es noticia? Porque la británica lo ha vuelto a lucir en su mano, pero con una versión de lo más interesante.
© emrataAntes de que caigas en teorías erróneas, te confirmamos que no han regresado, pero como mencionábamos, el anillo de compromiso ha salido de su escondite para volver a brillar, algo que nos encanta. Ahora, bajo el nombre divorced ring que ha recibido todo tipo de comentarios en las redes sociales, Emily lo vuelve a llevar pero de forma independiente demostrando aquello que afirmaba Marilyn Monroe durante una escena de la película Los caballeros las prefieren rubias, "los diamantes son el mejor amigo de una chica", ¡aunque el amor se rompa! Te contamos cómo era la joya de la que todo el mundo habla.
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¿Cómo era el anillo de compromiso?
Se trata de un diseño muy particular con dos grandes diamantes que en su forma original se encontraban engarzados, uno al lado del otro en el anillo de oro. Un detalle curioso es la diferencia entre ambas piedras preciosas, mientras uno de ellos sigue el tradicional corte princesa, el otro es de corte pera, reconocible por la forma de lágrima. Además, el diamante lágrima, un poco más grande, reposaba sobre el cuadrado en una original composición. Este 2024, felizmente divorciada, vuelve a lucirlos aunque como decíamos, lo hace de manera independiente.
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