No podía perderse Kim Kardashian su cita con Paris Fashion Week, donde aterrizaba este fin de semana para asistir como invitada a la presentación de la colección Otoño/Invierno 2024-25 de una de sus firmas de cabecera. Balenciaga desfilaba el domingo en la capital francesa y como embajadora de la marca, su presencia era una de las más esperadas. Lo que quizá no resultó tan previsible fue el conjunto con el que la estrella del reality más lonjevo de la televisión decidió posar. Un vestido de inspiración gótica repleto de encaje negro, que guardaba un curioso detalle en la espalda.
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De manga larga y cuello alto, se trataba de un diseño entallado a la figura con escote ovalado y mangas de murciélago. Una pieza con falda sirena que contaba con una sutil cola y que recordaba, en cierto modo, a aquel vestido que Kim llevó a la mediática boda de su hermana Kourtney Kardashian y Travis Barker en 2022. También de encaje -microtendencia que esta temporada cobra fuerza-, esta vez no era Dolce & Gabbana quien firmaba su look, sino la casa de modas capitaneada por el diseñador de origen georgiano, Demna Gvasalia.
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Un vestido de Balenciaga con una gran abertura en la espalda en la que destacaba una vistosa etiqueta con el logo de la marca todavía colgado de la tela. ¿Se le olvidó a la empresaria cortarla antes de salir del hotel? ¿Sería un despiste que pasó por alto? Pero, en el caso de serlo, ¿por qué parecía que Kim posaba mostrándola intencionadamente? Como muchos sospecharon entonces, no se trató de un error que a cualquiera le podría haber ocurrido, sino de una estrategia totalmente planeada. Y la razón se descubrió unos minutos después, cuando el desfile comenzó...
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Sería extraño que una etiqueta así de grande colgase por detrás sin que ella misma ni su equipo de maquilaje o peluquería se diesen cuenta. Y es que Kim, como invitada VIP, tuvo el privilegio de vestir una de las nuevas creaciones de la firma y estrenar incluso el original accesorio que llevaba en la muñeca: una pulsera con un gancho para el móvil. Tanto este invento como la idea de que la etiqueta quede por fuera, es una decisión de Demna Gvasalia que observábamos después sobre la pasarela.
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La mayor parte de las complicadas prendas que forman esta nueva colección tenían esta etiqueta colgando. Un gesto que sigue la filosofía que el modisto aplica a sus colecciones desde hace tiempo, buscando una reacción en el público a través de diseños que cada vez parecen alejarse más del origen de la firma que el español Cristobal Balenciaga fundó en 1917. Esta vez hemos visto cómo el actual director creativo ha jugado con la ropa, creando tops a partir de unos vaqueros, un vestido con ropa interior o faldas que son en realidad mochilas.