Tras despedir el año en París con una romántica escapada junto a su pareja Jason Fernández, María Pedraza ya ha retomado sus compromisos laborales. La actriz arranca el 2024 con un nuevo proyecto: el 19 de enero se estrena El Correo, película en la que comparte de nuevo pantalla con Arón Piper (Élite), y que hace unas horas celebraba su premier en un hotel madrileño. Una ocasión que ha querido aprovechar para dejar a un lado los glamurosos vestidos de invitada por los que suele decantarse en la alfombra roja, en favor de un look ejecutivo en el que destaban los colores oscuros, presentes incluso en su maquillaje.
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La intérprete llegaba al photocall con este imponente conjunto formado por una americana ligeramente entallada en la cintura. Un diseño abotonado con bolsillos de solapa que hacía de sustituto del vestido, pues María llevaba esta corta pieza directamente con unas medias semitupidas, apuntándose así a la tendencia no pants que parece seguir presente en el armario de las celebrities y que reivindica una forma de presumir de piernas con mucho estilo.
La española agregaba además elementos propios de un working look con una camisa blanca debajo y una corbata, el accesorio tradicionalmente masculino que se ha viralizado estos últimos meses entre las expertas en moda.
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Unos taconazos negros de fino tacón completaban su elección, en la que tanto el maquillaje como el peinado encajaban a la perfección. Parece que la actriz se ha inspirado en la estética gothic chic que series como Miércoles -y el maratón de looks de Jenna Ortega- han colocado como microtendencia intermitente en el street style desde el 2022. María estrenaba un bob texturizado con un flequillo francés despuntado por encima de las cejas, acompañándolo con un delineado cat eye y unos labios en un burdeos oscuro.
¿Quién firma su look?
Se trata de una americana de origen italiano, pues forma parte de la colección prêt-à-porter Otoño/Invierno 2023-24 de Dolce&Gabanna, quienes presentaban el pasado año en Milán esta línea, bajo el concepto de reivindicar la autenticidad y la identidad de la mujer. Blanco y negro eran los colores que predominaban en sus piezas, entre las que destacaban abrigos largos y trajes acompañados de detalles voluminosos o elementos especiales como las plumas, las lentejuelas o telas brillantes.