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Formar parte de una de las familias más mediáticas del último siglo es señal de que cada paso que vayas a dar estará documentado y formará parte de los titulares internacionales. Esto es lo que le sucede al clan Kardashian desde hace años, no hay ocasión que su presencia ¡no revolucione a los medios de comunicación! Esta semana ha vuelto a suceder lo mismo durante una fiesta privada en Las Vegas en la que Kendall Jenner y Kim han combinado sus looks de invitada, aunque siendo fieles a su propio estilo.
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Aunque comparten sangre y popularidad, son el ejemplo perfecto de cómo ser hermanas no significa que estén de acuerdo en todo. Por ejemplo, en términos de moda, un detalle que llama bastante la atención ante nuestros ojos es la gran diferencia que existe en sus armarios repletos de carísimas piezas. La modelo veinteañera, considerada uno de los perfiles más elegantes del panorama, se deja llevar por el minimalismo y la sencillez a partir de prendas básicas de gran calidad. Para esta cita en la que los ojos le persiguían ha estrenado un vestido negro impecable con el que presume de figura.
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Ella encarna a la perfección la tendencia del lujo silencioso, y en este caso ha seguido la misma estética aunque con una pincelada más sensual que nos encanta. Se trata de un diseño satinado, de tirantes con escote de cascada, cuerpo encorsetado y falda asimétrica que se convierte en una de las propuestas más ideales que ha lucido esta última temporada. En cambio, la reconocida celebridad que triunfa en televisión, ha estrenado uno que no tiene nada que ver.
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Dejando el protagonismo a sus conocidas y copiadas curvas (¡que están aseguradas por millones de dólares!), el rostro más conocido del clan americano ha aparecido a la cita con un traje de tirantes y corte sirena. Un espectacular diseño que juega con la técnica bicolor con la que parece dejar a la vista su cuerpo, pero en realidad se trata de un tejido nude y lo ha completado con un gran collar de diamantes en forma de tres cruces que cae por su espalda.