Basta un breve vistazo a los perfiles de redes sociales de las expertas en moda para comprobar que la estética Y2K se ha adueñado de las calles. Pero no solo las prendas que nos recuerdan a los 2000 triunfan. Estos diseños conviven con los corsés que ya llevó Madonna o con las botas cowboy que no tratan de emular la estética western, sino los looks boho de los 90. Si a eso sumamos el uso constante de ciertos tejidos como el tweed o la aceptación que, en estos momentos, tiene la moda vintage, no parece descabellado afirmar que vivimos en un revival constante en lo que a tendencias se refiere. ¿Por qué?
“Sí, la moda vive bastante en el pasado. En gran medida es así porque es algo que forma parte de muchas de las metodologías que usan los diseñadores a la hora de buscar inspiración, ya sea a través de hacer investigaciones en alfombras rojas ya pasadas, o al analizar lo que se llevaba en la calle (o corte) en un período histórico concreto, o al inspirarse en colecciones de otros diseñadores o en otras industrias creativas como pudiera ser la de la música, la literatura o el cine. Aun así, diría que la moda vive casi simultáneamente en el futuro y en el pasado, puesto que hace una revisión constante de su pasado para crear su futuro.”, nos explica Iván Denia, Programme Leader Fashion Styling & Communication en el IED Madrid. Pero quizá, para entender esta revisión y reinterpretación constante del pasado, hay que ir más allá de lo que vemos (aparentemente) en las tiendas o en las calles.
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Hablemos de tendencias
Para tratar de entender este fenómeno es importante diferenciar entre tendencias y microtendencias. Si al hablar de tendencia nos referimos a determinados diseños que se consumen de forma “masiva” en un periodo corto de tiempo, una microtendencia haría referencia a tendencias todavía más concretas y breves en duración. Es decir: una microtendencia sería el corsé, y una tendencia la forma de combinar, en un mismo look, unas botas track con un pantalón cargo y un crop top. “A nivel macro sí que hay cosas muy novedosas que miran hacia el futuro. En muchos casos, esos cambios vienen de mezclar prendas que ya se han llevado antes de una forma distinta que lo hace novedoso”, apunta María Martín-Montalvo, directora de relaciones institucionales en ISEM Fashion Business School (Universidad de Navarra).
Entonces, ¿por qué tenemos esa sensación de revival constante? “Se dice que las tendencias van en ciclos de 20 o 30 años o, al menos, eso era lo que la antigua regla dictaba. Se suponía que era el tiempo necesario para que una nueva generación fuese capaz de mirar épocas pasadas con nuevos ojos. Ahora mismo estos ciclos son infinitamente más cortos”, explica Iván Denia. Y en eso, las redes sociales y un mundo en el que se vive cada vez más rápido tienen mucho que ver.
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Redes sociales y moda
Queremos inmediatez. Y la queremos en todo. Nos hemos acostumbrado a ver series sin anuncios, consumimos vídeos de menos de un minuto de duración para informarnos, podemos escuchar audios con la velocidad aumentada, compramos a golpe de click… Como consecuencia nos hemos vuelto insaciables y, aunque tengamos a nuestra disposición miles de opciones, nos cansamos rápido y seguimos queriendo novedades. “Ahora mismo la moda cambia tan rápido que las tendencias conviven y cada vez tienen ciclos más cortos, respondiendo a la necesidad del consumidor de cambiar constantemente”, apunta María Martín-Montalvo.
Pero también hay otro factor que potencia esa sensación constante de revival: el famoso algoritmo de las redes sociales. Iván Denia asegura que “los algoritmos de las redes sociales juegan un papel evidente a la hora de reforzar la aparición de tendencias, o de darle visibilidad a una tendencia en concreto”. Son capaces de predecir lo que va a triunfar y, por alguna razón (sociológica), todo lo que tiene que ver con la nostalgia y la anemoia gusta. El experto recuerda, a modo de anécdota, que hace solo unas semanas se hizo viral una de esas invitaciones que animaba a compartir una imagen de old-you (tu "yo antiguo") en stories. Y sí, muchos (miles o millones de millennials) caímos.
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Nostalgia y anemoia como inspiración
Tenemos claro qué es la nostalgia y por qué nos asalta de vez en cuando. A veces es porque echamos de menos un tiempo pasado que, por algún motivo, hemos idealizado. Pero la anemoia va más allá y nos hace anhelar un momento en el que no hemos vivido. “La anemoia es un poco menos conocida que la nostalgia, pero quizás más relevante en lo relacionado a los procesos de inicio de tendencias en la industria de la moda. En mi caso, nacido en el año 82, la primera década por la que sentí anemoia es la de los 80, y quizás la que sigue siendo el referente cultural más poderoso en la conformación de las coordenadas de lo que representa lo cool en mi mente, en lo relacionado a la moda, arte, cine y música. Y más en concreto todo lo que ocurrió en la Movida Madrileña. Yo no era un joven adolescente o veinteañero que la vivió en primera persona, de ahí que en mi mente se produce esa idealización ‘extra' que me lleva a sentir pasión por la misma”, asegura Iván Denia. Eso explicaría también el motivo por el que la tendencia Y2K conquista a la generación Z y no tanto a los millennials.
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Aunque María Martín-Montalvo considera que este fenómeno del revival constante se ve con mucha más frecuencia en el mass market, donde reinterpretar los grandes iconos una y otra vez forma parte de su ADN, lo cierto es que mirar hacia atrás y crear a partir de cosas que ya existen muchas veces es sinónimo de éxito. Si por éxito entendemos el número de ventas, “las marcas pioneras o las marcas más rápidas en sumarse al revival serán las que serán capaces de capitalizarlo considerablemente. El resto probablemente no tanto. Por otro lado, si miramos el éxito en lo referente a números de me gusta o views en redes sociales, estoy seguro que también podríamos encontrar a algunas marcas, celebridades, influencers, etc., que capitalizarán cada revival”, confirma el experto del IED Madrid.
Esa necesidad de volver una y otra vez al pasado unida a la velocidad a la que nos hacen vivir las redes sociales, ha hecho que esos tiempos de reflexión, que permitían reenamorarnos de una tendencia se acorten. Y no es una sensación, es un hecho. Tanto es así que en la industria de la moda ya se utiliza el término revival spiral. Quizá tiene que ver con que ese ritmo de vida tan rápido nos hace perder la noción del tiempo y algo que sucedió hace solo dos años ya lo consideramos como algo lejano. “También quizás la pandemia haya tenido algo que ver con la idealización de períodos muy cercanos en el tiempo, debido al parón temporal que ha producido en nuestras vidas, afectando en mayor medida a públicos más jóvenes. Y de la que hemos salido con una explosión de emociones y con ganas de vivir lo no vivido aún con más fuerza”, concluye Iván Denia.