Ni el debut de Anne Hathaway en la alfombra roja de Cannes, ni la coronación de Bella Hadid como reina del vintage en el festival de cine fue suficiente para eclipsar a la actriz Olivia DeJonge, uno de los rostros más prometedores de la gran pantalla. La intérprete acudió a esta cita con el séptimo arte celebrada en la Costa Azul como parte del elenco de Elvis, el biopic sobre el rey del rock and roll protagonizado por Austin Butler y dirgido por Baz Luhrmann. Olivia se ha puesto en la piel de Priscilla Presley, con quien posó también en el festival de Cannes. Antes de esta superproducción, Olivia era poco conocida fuera de su país natal, Australia. En cuestión de meses, su fama ha despegado y ha logrado hacerse también con sitio en la industria de la moda, primero como invitada a la gala MET y luego como protagonista de portada (junto a Austin Butler) de la publicación de moda más influyente del mundo. Su vestuario tampoco ha pasado desapercibido y libre de contratos publicitarios que la vinculen a una casa en exclusiva, de momento ofrece esa frescura de las actrices emergentes, apostando por todo tipo de firmas pero al mismo tiempo definiendo su estilo personal y demostrando que el armario clásico también llama la anteción a las generaciones más jóvenes.
Olivia DeJonge nació en Melbourne (Australia) en 1998. Su debut como actriz tuvo lugar en 2014. Hasta entonces había participado en algunos cortos pero fue en este año cuando dio el salto a la gran pantalla con la película The sisterhood of Night. Desde entonces, no ha parado de trabajar. Lleva años encadenando proyectos y series de televisión, como la australiana Hiding o la serie de Netflix The Society. Sin embargo, la verdadera visibilidad la ha conseguido con su última película, Elvis, que se estrenará en cines españoles el próximo 24 de junio. Como decíamos, la cinta aborda la vida del mítico cantante estadounidense y está dirigida por el también australiano Baz Luhrmann (Moulin Rouge, El Gran Gatsby). El actor Austin Butler se pone en la piel de Elvis y Olivia en la de Priscilla, con quien estuvo casado de 1967 a 1973.
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A diferencia de otras actrices jóvenes, que han apostado en sus looks de promoción por estilismos con guiños a las películas que protagonizan (Zendaya con su vestido araña para Spiderman, Zoe Kravitz con el diseño gatuno como guiño a Catwoman...), Olivia ha dejado de lado las obviedades y se ha mantenido fiel a su estilo. Por el momento, la actriz ha hecho gala de una forma de vestir más próxima al estilo clásico que a las mezclas Y2K que adoran otras compañeras y compañeros de profesión de su misma edad. En su debut en el pasado Festival de Cannes, donde se fotografió junto a Priscilla Presley, ejemplificó ese mantra del menos es más a la perfección. Con la melena semirecogida, eligió un conjunto negro total formado por un top palabra de honor y unos pantalones de tiro alto del mismo tono, todo de Prada.
Para la noche, confió en un espectacular vestido verde agua de Gucci, un diseño abierto en la parte frontal y confeccionado en una gasa liviana con volantes. La prenda incorporaba un pronunciado escote en pico, que la actriz adornó con joyas de Bvlgari. Aquí sí vimos un guiño a las tendencias con los zapatos de plataforma XL que remataron el vestuario.
La estilista detrás de los looks de Olivia DeJonge es Chloe Hartstein, con quien también trabajan celebridades como Amy Schumer o la actriz Diana Silvers. Juntas están demostrando ser un tandem perfecto. En la última aparición de la actriz, la premiere de la película en Londres hace escasos días, Olivia se convirtió en una diva del Hollywood clásico con un elegante vestido satinado color champán del diseñador Jonathan Simkhai. Por delante, podía parecer sencillo en extremo, pero por detrás desvela un favorecedor escote adornado con una cadena metalizada que cruza de un hombro a otro.
Además de su primera vez en Cannes, el pasado 2 de mayo la intérprete también disfrutó de un importante debut. Aquella noche, Olivia acudía por primera vez a la Gala Met, una cita cumbre de la industria de la moda cuya fama de exclusividad ha dejado a muchas caras conocidas fuera de la lista de invitados. El código de vestuario de la gala de este año era Gilded Age, la edad dorada situada historicamente entre 1870 y 1891. Prada, firma detrás del vestuario de Elvis, diseñó para la ocasión un vestido negro cuajado de lentejuelas doradas. Esta creación a medida presentaba líneas rectas, escote palabra de honor y cierta silueta tubo e incorporaba a la parte posterior un gran lazo cuyos extremos caían hasta el suelo. Teniendo en cuenta el tipo de atuendos que suelen desfilar por esta alfombra roja, podríamos definir el vestuario de Olivia como minimalista.
La película de Elvis no es el único éxito de la australiana. La intérprete forma parte de la que es considerada una de las mejores miniseries en lo que llevamos de año, The Staircase. La ficción de HBO está protagonizada por Colin Firth y Toni Colette y cuenta la historia real de Michael Peterson, un hombre de luto por la muerte de su mujer que es acusado de asesinarla tirándola por las escaleras.
Fuera de la industria del cine, la moda cada vez la sigue más de cerca. Además de verla en la Gala Met, la actriz también se ha sentado en las primeras filas de algunos de los desfiles más esperados de la temporada, como es el de Miu Miu. En concreto, la vimos en el show de otoño/invierno 2022-2023 del pasado marzo. Su piel nívea, su melena rizada sus ojos azules y su complexión esbelta ha llevado a algunos a compararla con la actriz australiana-estadounidense Nicole Kidman. De momento, Olivia sigue sus propios pasos y disfruta del éxito.