"Lo que más me impresionó al llegar a Madrid a estudiar era la velocidad a la que se movía. Me daba la impresión de que la gente no se paraba a vivir, a ver, a apreciar nada de su entorno porque no le daba tiempo. De hecho, en mi tercer año en Madrid, yo iba al mismo ritmo: me había convertido en lo que no me gustó al principio. Ibiza tiene otro ritmo... que me gusta mucho más". Descendiente de, "al menos", cinco generaciones de ibicencos, Sonia Ferrer Mari se dio de bruces con algo que muchos encuentran al trasladarse de una ciudad pequeña a la capital. El ritmo frenético de Madrid le hizo valorar la paz que existía en su isla natal, y también un concepto de moda, el slow fashion, que se convirtió en el alma de la firma que crearía años después, Delbes Ibiza. Pero antes de llegar a fundar esta marca basada en la sostenibilidad, Sonia tuvo que tomarse un año sabático para, tras el estrés de Madrid, volver a enamorarse de la moda. "Me cogí un año sabático porque el sistema de moda rápida con el que mi generación ha crecido me saturaba", nos cuenta al comienzo de su historia.
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La artista que se convirtió en diseñadora de moda sostenible
Hay quien sabe desde que es niño que quiere convertirse en diseñador de moda. Otras personas, sencillamente sienten un alma creativa que las lleva a expresarse a través de una y otra disciplina. Sonia pertenece a este segundo grupo, aunque su camino, por el momento, le haya llevado a la moda. "Siempre quise mantener mis ideales y siempre estuve rodeada de arte y filosofía. Decidí qué quería estudiar unos dos años antes de empezar la carrera. Pero no nací diciendo que quería ser diseñadora de moda ni mucho menos", nos explica. De hecho, su proyecto futuro es ampliar su firma con más ramas: "cerámica, pintura, escultura", enumera. Un espíritu artístico que queda patente en sus diseños.
A través de piezas atemporales, de líneas minimalistas y en colores neutros, Sonia Ferrer lleva casi seis años peleando por dar visibilidad (a través de delbesibiza.com y de sus redes) a una categoría de la moda que ahora, al fin, es una tendencia al alza: el slow fashion y la ropa sostenible. "Es mi filosofía de vida, me he criado en el campo envuelta de naturaleza y tradición. Cuando empecé a estudiar moda, ya sabía que quería hacer de ello un sistema diferente. En esa época era cuando empezaba a estar en auge el concepto de ecodiseño, y para mí era el único camino". Esta forma de entender la moda, y la vida, la llevó desde el principio a crear piezas que superaran la función de vestimenta, diseños que "cuando alguien los escoja, los mime, los disfrute y le acompañen creando recuerdos bonitos".
Producir de forma sostenible
Contra lo que podamos creer, producir de forma sostenible no fue el principal reto al que se enfrentó al crear su marca: "Nuestra filosofía no podía ser más sostenible y empece en mi casa, que ya disponía de energías renovables". Las producciones eran limitadas y ella misma era quien viajaba en busca de los tejidos perfectos para cada diseño. Los compraba (y los compra) ajustando la cantidad a las prendas para así evitar desperdicios. "Era muy bonito. Y cómo hemos crecido poco a poco, ha sido un proceso rodado", nos explica. El confinamiento y la posterior conciencia por un consumo responsable, afirma, también han servido de apoyo para que la marca despegue definitivamente. "Durante la pandemia tuvimos más tiempo que nunca para comunicarnos con el mundo. Y el mundo tenía más tiempo para escucharnos". Y es que, según nos cuenta, comunicar esta forma de entender la moda sí ha supuesto un desafío.
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El poder de Ibiza hecho moda
La vida slow que caracteriza a Ibiza, y que es precisamente el mensaje que Sonia busca transmitir, se percibe desde el nombre da cada una de sus piezas. "Algunos hacen referencia a prendas tradicionales y a arquitectura, pero muchos otros son nombres de mujeres. Ibiza se convirtió en una isla con una energía femenina muy fuerte. El sistema hereditario antiguo donaba las peores tierras a las hijas, que en ese momento era la costa, donde no se podían cultivar, no servían para nada. Pero cuando hubo el boom turístico, de repente las tierras de costa se convirtieron en oro. Esta parte de la evolución natural de la historia me parece lo más. Además, yo me he criado rodeada de mujeres fuertes, independientes y de grandes hombres que nos han acompañado y apoyado siempre por la igualdad. La feminidad en su naturaleza y pureza me deslumbra", cuenta a FASHION.
Paola, Caro, Diana o Lina son algunas de las palabras elegidas para bautizar a sus diseños, todos reconocibles por la atemporalidad, base de cualquier firma de slow fashion que quiera que sus piezas superen el paso del tiempo (y de las tendencias). "Para mí un buen diseño, con gusto, no pasa de moda. Y las modas de un momento puntual, si es pasajera, es que realmente nunca fue demasiado relevante", afirma. Lo mismo sucede con los colores, aunque de un modo más personal: "Si a mí el azul no me queda bien por mi tono de piel, ya puede estar de moda que no va a ser mi color. Las modas siempre están para que compres más, no mejor".
El futuro de la moda
¿Y si la sostenibilidad fuera también una moda pasajera? "Creo que todo cambio a algo sostenible es bueno. Todo lo que nos lleve a un daño menor es evolución", responde la diseñadora. "Una firma de cualquier producto, no necesariamente moda, que lanza una línea eco, está testando si su consumidor lo prefiere. Y esto se puede traducir en dos cosas: que aproveche la tendencia y lo monetice, o que realmente sea el inicio de un cambio. La responsabilidad está en el consumidor, en informarse y tener su criterio propio a la hora de escoger". Y Sonia se muestra optimista al respecto.
"Quiero pensar que esta forma de consumo que ahora está en auge, seguirá y se quedará, porque se trata de una evolución humana. Va mucho más allá de una moda. Quiero pensar que en un periodo de tiempo no tan lejano, será la única manera". Por el momento, los vestidos y blusas de Delbez -best sellers de la casa- han recibido peticiones de todos los lugares de España. También de Alemania y Francia, según nos cuenta. Parece así que en estos lugares nos preocupa el consumo y la producción sostenibles, aunque lo que está claro es que a todos nos gusta sentir, estemos donde estemos, la paz de Ibiza.