En la lista de modelos del panorama internacional que suele venirse a la cabeza cuando se habla de las más espectaculares, las más buscadas o, incluso, las más estilosas, uno de los nombres que suenan con más fuerza es, sin duda, el de Irina Shayk. A la top rusa, de 34 años, le sobran motivos para situarse entre los mayores referentes actuales del mundo del modelaje, pero, por si a alguno de sus seguidores le cabía duda, Irina ha compartido una razón extra por la que demostrar que su profesión era prácticamente su destino: su genética. La modelo ha acudido a su perfil social para publicar una imagen de ella de pequeña junto a su madre, en la que añadió un sticker para felicitarle por su cumpleaños. ¿El resultado? La prueba perfecta de que la belleza es algo que está en su ADN.
En la instantánea se puede observar claramente cómo su madre, Olga Shaykhlislamova, ya era una mujer muy atractiva de joven, algo que ha heredado su hija. Ataviada con un gracioso lazo XL y luciendo un flequillo recto de estilo baby bangs -peinado con el que únicamente se ha atrevido el verano del pasado 2018, cuando cambió su look habitual por una melena bob a la altura de la mandíbula y flequillo recto-, Irina deja claro que su exótica belleza es algo que le viene de nacimiento. Desde sus ojos azules que contrastan con su pelo castaño hasta sus característicos labios voluminosos, el ángel de Victoria's Secret conserva, a día de hoy, prácticamente todos los rasgos que la han coronado como una de las mujeres más sexies del planeta.
Además de su innegable belleza, la modelo ha demostrado tener una gran fuerza interior. Su sonada ruptura con el actor Bradley Cooper tras cuatro años de relación no le ha afectado a su carrera, e Irina sigue protagonizando las campañas más prestigiosas de la moda, Burberry o Max Mara entre ellas, así como deslumbrando en las pasarelas más relevantes, como hizo esta semana en el último desfile de Jean Paul Gaultier como director creativo de su firma.