La gala People in Red celebrada anoche en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, en Barcelona, es un evento solidario que busca concienciar e informar acerca del VIH. Martina Klein, Vanesa Lorenzo o Fiona Ferrer quisieron apoyar la causa y, junto a ellas, otra generación de mujeres jóvenes que acaparan tantos flashes en la alfombra roja como likes en sus cuentas de Instagram. Dulceida, Paula Gonu, Amaia Romero, Laura Escanes o Ana Guerra no se perdieron la celebración. Y precisamente estas dos últimas apostaron por dos de los estilismos más llamativos de la noche. Ambas eligieron un vestido rojo largo (un dress code presente en otras invitadas) que les favorecía especialmente con su cabello castaño. Dos propuestas que lo único que tenían en común es su tonalidad carmesí y el tejido satinado con el que han sido confeccionadas pero que confirman que un vestido rojo es la mejor opción cuando no quieres complicarte con estilismos demasiado elaborados.
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Laura Escanes, que acudió junto a su marido Risto Mejide, se decantó por un diseño cuya silueta frontal recordaba a los vestidos de gala del Hollywood dorado. Una pieza de aire vintage con ligero drapeado en la zona frontal, un fruncido sutil en la cintura y una falda de corte sirena que se alargaba más allá del suelo. En la espalda, una sencilla abertura vertical que recorría la columna de la influencer, hacía las veces de escote. Y una segunda abertura, a la altura de la rodilla, dejaba entrever los zapatos metalizados que Laura escogió para sumar centímetros de longitud a sus piernas. Junto a esta calzado, un bolso tipo sobre, también en color rojo, fue el único accesorio del que se valió para culminar el estilismo. El look de belleza resaltaba por su naturalidad. Un maquillaje que corrió a cargo de Rosa Matilla y en el que se enfatizó la zona de la mirada con un ahumado en tonos tierra. Los labios, brillantes pero sutiles y un ligero toque de iluminador en las mejillas, hicieron el resto.
También satinado, pero en versión slip dress, Ana Guerra demostró el poder de un vestido rojo con una propuesta de líneas sencillas con una abertura lateral que comenzaba en la cadera como único detalle. Con el cabello suelto y sin grandes joyas que completaran el look, a excepción de unos pendientes earcuff y dos anillos de Rabat, la cantante quiso centrar toda la atención en su vestuario, al que añadió unas sandalias rojas de tiras con varios centímetros de tacón. Diseños sin grandes detalles que, de haber sido de otro color, hubieran resultado algo sobrios pero que, en este caso, se ciñen a la máxima del menos es más y funcionan a la perfección.
