Hace solo unos días se celebraba el Día Internacional de la Amistad, fijado por Naciones Unidas en el 30 de julio. Una fecha que llegó a nuestro calendario en el año 2011 pero que cada vez cobra mayor visibilidad. A veces, sobre todo en la adolescencia, se pasa más tiempo en compañía de los amigos que de la propia familia y el compartir tantas horas juntos se refleja incluso en la forma que tenemos de vestirnos y hasta de peinarnos. Un gesto que no ha pasado desapercibido para la psicología y cuya principal explicación tiene que ver con la aceptación social, mucho más fácil de conseguir proyectando una imagen similar a la del resto del grupo. Si algunos estudios afirmaban que el nombre propio de cada uno puede determinar el éxito (o no) que se tenga en un grupo de amigos, una investigación reciente confirma que la amistad no es ilimitada y que cada persona puede tener como máximo una cantidad determinada de amigos.
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El estudio, llevado a cabo por investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid, financiado por la Fundación BBVA y publicado en la revista estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), confirma una popular teoría conocida como número de Dunbar (acuñado en los noventa por el antropólogo Robin Dunbar), que señala que cada individuo puede relacionarse de forma plena con un máximo de 150 personas, cifra que según Dunbar tiene que ver con el tamaño de la neocorteza cerebral y su capacidad de proceso. Ahora, este informe podría confirmar con datos reales y estadísticos que, efectivamente, difícilmente podemos tener relaciones de amistad con más de 150 personas. Según los expertos, los grupos de amistad se distribuyen siguiendo ciertas categorías que reflejan el mayor o menor grado de relación y que se definen como: mejores amigos, amigos íntimos, buenos amigos, amigos cercanos y, simplemente, amigos. ¿Cómo se ha conseguido confirmar la teoría? Los datos recogidos en diferentes encuestas sociológicas y el uso de cálculos estadísticos han demostrado que la cifra de 150 amigos se cumple en la mayoría de los casos.
Estos círculos de amistad (siendo el más pequeño el de los mejores amigos y el más amplio el de los amigos), representan de forma visual nuestra manera de entender la amistad. Disponemos de un número concreto de horas al día por lo que nuestra capacidad para relacionarnos no es ilimitada, además de que el cerebro solo puede recordar cierta información. Nuestros amigos más queridos serán a los que más veamos, con los que más hablemos y sobre los que más cosas conocemos. Otro aspecto interesante que deja ver la publicación es que si, por ejemplo, perdemos a un mejor amigo o se va a vivir al extranjero, nuestro cerebro detecta que hay un "sitio" libre y, entre los distintos círculos de amistad en los que se mueve el individuo, posiblemente se encuentre un "sustituto".
Si en tu perfil de Instagram o en tu página de Facebook albergas centenares de nombres de amigos o seguidores, es posible que muchos de ellos no tengan ninguna presencia en tu vida. Sin embargo, como las redes sociales nos ayudan a recordar ciertas situaciones, fechas o gustos de nuestros amigos, en este caso el cerebro puede liberar algo de espacio y ampliar la cifra de 150 a 220 amigos, explica uno de los investigadores de la publicación al diario El País. Pero más allá de esa cantidad, el resto se consideran "amigos de relleno" a los que de vez en cuando comentas una imagen o lanzas un "me gusta".