Los noventa ya no son la única década a la que la moda se aferra nostálgica inspirándose en su estética para crear sus colecciones casi treinta años después. Hace ya varias temporadas que los extravagantes ochenta comenzaron a dejarse ver en algunos de los diseños con hombreras, colores neón y estampados brillantes que se subieron a la pasarela y que para la próxima temporada parecen haberse consolidado de forma definitiva. Los 2000 también han vuelto gracias a tendencias que ya creíamos desterradas y que durante toda nuestra adolescencia identificaron nuestra forma de vestir. Los pantalones de tiro bajo acampanados, las gafas de pantalla con lentes de colores que Kim Kardashian lleva a juego con su hija, el regreso de las extensiones de pelo... muchas son las señales que nos hacen ver que la máxima que afirma que todo vuelve es este verano más cierta que nunca. Y en este sentido hay un complemento que seguro llevaste en tus años de secundaria que ahora deberías rescatar porque, aprobado por algunas de las influencers más copiadas, se ha convertido en el accesorio imprescindible de las vacaciones.
El fondo marino ha inspirado muchos de los complementos de esta temporada, desde las piezas con estampados de langostas hasta los collares de caracolas y conchas de firmas como las españolas Gimaguas o Les Fleurs que han convencido a instagramers de todo el mundo, que los lucen de forma superpuesta como hace poco hacían con los colgantes tipo medallón. Pero el que más llama la atención es la versión gargantilla de pequeñas conchas en color blanco. La italiana Chiara Ferragni, que acaba de regresar de su mediática despedida de soltera, lo ha incorporado con frecuencia en muchos de sus estilismos, combinándolo con otros collares más largos pero siempre en looks muy veraniegos, e incluso playeros.
La estilista e instagramer Mónica Anoz opta por llevarlo con el otro colgante de moda: el de las iniciales de Céline, que ha vuelto a despertar el interés por esta tendencia. Y confirma que fuera de la playa y de los estilismos marcadamente estivales (ella lo lució como parte de un look festivalero), este complemento también funciona, y mucho.
Si eres de las que, cada cierto tiempo, se deshace de la ropa que lleva varias temporadas sin utilizar, es posible que ya no tengas este collar entre tus cosas pero si lo llevaste hace años y todavía lo conservas ha llegado el momento de recuperarlo. Si quieres sucumbir a él podrás encontrarlo con facilidad en los típicos puestos de playa donde venden pulseras de hilo, tobilleras, anillos... O si prefieres la versión sofisticada, firmas como la americana Tohum, con creaciones inspiradas en los viajes a África o Asia de su diseñadora, lo proponen con detalles en plata o dorado, aunque con un precio algo superior (el plateado cuesta unos 250 euros).