Acaba de alcanzar la mayoría de edad en Estados Unidos hace solo unos meses, pero la vida de Bella Hadid dista mucho de la de cualquier joven de 21 años. Desde que fuera fichada por la prestigiosa agencia de modelos IMG en el año 2014, su trabajo, en el que los viajes casi diarios son uno de los grandes impedimentos para asentarse en un lugar, le ha llevado a convertirse en una de las tops más copiadas, reconocidas y mejor pagadas (según la lista elaborada en pasado año por Forbes ocupa el octavo puesto, lugar que posiblemente escalará este año), pero a sacrificar su vida de siempre. No solo dejó a un lado la hípica, disciplina en la que competía de forma profesional y por la que incluso se planteó presentarse a los Juegos Olímpicos de 2016, sino también su círculo de siempre y sus planes rutinarios de adolescente. Quizá por ello ha protagonizado uno de los episodios más inesperados de la semana, dejándose ver en un party bus junto a un grupo de estudiantes que se acababa de graduar del último curso de instituto.
Después de volver de París, ciudad a la que acudió para presenciar el debut de su amigo Virgil Abloh al frente de la línea de hombre de Louis Vuitton, Bella regresó a Nueva York, donde reside habitualmente. No sé sabe por qué -quizá conociera a alguien del instituto o del alumnado- terminó en la fiesta de graduación de un grupo de estudiantes de la escuela Oceanside High de Nueva York que ante la sorpresa de encontrarse a una supermodelo de fiesta con ellos comenzaron a tuitear mensajes de asombro y compatir imágenes sobre el extraño momento. Vestida con un chándal de terciopelo de Juicy Couture y unos maxi aros como los que suele lucir con frecuencia, Hadid volvió por un tiempo a los días de instituto (tanto ella como su hermana Gigi estudiaron en Malibu High School), que llegaron a su fin cuando fue fichada a los 17 años, aunque sí llegó a graduarse.
Esta sorpresa no ha sido la única que ha tenido lugar en las populares prom parties de Estados Unidos. El pasado sábado Selena Gomez, acompañada del actor Jack Black y algunos actores de Anatomía de Grey, acudieron a la fiesta de graduación que el hospital infantil Orange Country organiza para los jóvenes de entre 14 y 19 años que han sobrevivido al cáncer o que están recibiendo tratamiento para la enfermedad. Un bonito gesto que nos hace recordar el lado más humano de estrellas que muy a menudo parecen inalcanzables.