Se ha convertido en unas de las prendas preferidas de Alexa Chung, Kate Moss, Olivia Palermo e incluso la duquesa de Cambridge. Y, por supuesto, no falta en el armario de modelos e influencers. Tampoco entre las propuestas de los diseñadores que, como Maria Grazia Chiuri, directora creativa de Dior, las muestra sobre la pasarela siempre que puede. La camiseta de rayas es un indispensable para cualquier experta en moda y una de esas prendas que, como los pantalones vaqueros, encierran una historia como poco sorprendente.
Todo comenzó en Francia, en el año 1858. Un decreto publicado por el Boletín Oficial de la Armada estableció que los uniformes de los marineros, para ser fácilmente reconocibles, debían estar formados por un pantalón ancho, camisa blanca con cuellos azules, abrigo corto de lana y un jersey de rayas. Una prenda que, en los meses de verano, decidieron sustituir por una camiseta. Eso sí, no valía cualquiera: debía tener un total de 21 rayas -una por cada victoria de Napoleón-, las azules debían ser de un grosor de un centímetro, mientras que las blancas debían medir el doble. Viendo que aquella nueva orden haría que la demanda creciera, la familia Legallais fundó un pequeño taller en un pueblecito llamado Saint James que daría nombre a la marca homónima, un referente en la actualidad de las camisetas marineras o camisetas bretonas.
Fue durante la Primera Guerra Mundial cuando Cocó Chanel reparó en ellas. Le gustaron tanto que decidió incorporar esa prenda de trabajo en su colección de 1917. Con ellas no solo trató de romper los límites de la vestimenta femenina, adaptando diseños funcionales a un armario que, hasta entonces, tenía poco de práctico, sino que llegó a popularizarlas, convirtiéndolas en una de las piezas más elegantes y fáciles de llevar. Esa que, durante los años 50, se convertiría en la preferida de las actrices de Hollywood y que debutó en la gran pantalla gracias a la película Salvaje. Aunque quizá, su mayor embajadora en aquellos años, fue Audrey Hepburn, que la convirtió en un indispensable de sus estilismos, igual que terminarían haciendo Brigitte Bardot y Marilyn Monroe.
Es imposible imaginar a Picasso o a Jean-Paul Gautier sin ellas; Kurt Cobain también la lució en varias ocasiones, igual que Kate Moss, que la rescató en los 2.000. Ahora casi todas las firmas de moda cuentan con su propia versión. Maison Margiela (345 euros) ha decidido diseñar una versión bastante clásica, con algunos hilos sueltos en el bajo. Como no podía ser de otro modo, la firma francesa Petit Bateau (74,90 euros) ha hecho lo propio con un modelo en rojo, azul y blanco. Pero quizá es Zara (desde 5,95 euros) una de las firmas que cuenta con más opciones ya que dispone de una categoría en la que reúne todos los modelos que siguen esta inspiración.
La forma más popular de llevarlas
Chiara Ferragni las elige en versión cropeed top y las luce junto a una de sus prendas favoritas, los vaqueros. Una mezcla a la que recurren Alex Rivière o Alexa Chung. Olivia Palermo también opinan que con pantalones funcionan de maravilla. Y es que, aunque haya quien las mezcle con faldas (casi siempre en versión mini y vaqueras) son los jeans, los pantalones anchos o los culotte los que mejor combinan con ellas.