Durante estas últimas semanas, la agenda de actos públicos de Meghan Markle y el Príncipe Harry está siendo especialmente intensa. De la recepción de los juegos Invictus de Londres, a la celebración del 92 cumpleaños de la reina Isabel II (donde el bolso de la exactriz acaparó muchos flashes), cada una de sus apariciones se sigue con especial antención cuando queda menos de un mes para la que será la boda del año. El último acto que ha contado con la presencia de la pareja ha sido la conmemoración del Día de Anzac, celebrado en Londres y donde se homenajea a los soldados australianos y neozelandese caídos en la Primera Guerra Mundial.
Para la ocasión, Meghan ha optado por un sobrio estilismo que ha tenido como protagonista principal al sombrero de ala ancha con el que ha culminado un look del que solo hemos podido ver el abrigo gris de doble botonadura de Burberry. Sin embargo, hay un detalle del conjunto que ha pasado desapercibido pero que revela algo más sobre los gustos de la futura Duquesa. Los zapatos elegidos por Meghan pertenecen a la firma neoyorquina Sarah Flint (en la que la top Cindy Crawford se ha estrenado recientemente como inversora), que se ha convertido en una de las marcas de cabecera de la exintérprete. Se trata del modelo Jay Pump 100, fabricado de manera artesanal en ante negro y con un tacón con estampado animal diseñado para poder aguantar horas sobre estos 10 centímetros de altura. La forma de este tacón, más ancho en la zona del talón, aporta comodidad y es el truco perfecto para quienes buscan sumar unos centímetros a sus piernas pero sin renunciar a caminar de manera confortable.
Es la segunda vez que Meghan elige este diseño para uno de sus actos públicos ya que los lució con anterioridad en el mes de enero durante una visita a la radio en Brixton. En aquella ocasión los combinó con un look más informal formado por un pantalón acampanado y un abrigo beige cruzado de Smythe. Los zapatos están a la venta en la web de la marca, con un precio de 395 dólares, el equivalente a unos 323 euros, aunque de momento solo están disponibles en la talla 42.
El gusto de Meghan por esta pequeña firma no se queda ahí y es que en su primera aparición oficial con el Príncipe Harry, la actriz de Suits, eligió unas bailarinas de Sarah Flint, en concreto el modelo Natalie, un sencillo zapato plano de piel marrón, con un detalle de lazo en la puntera, que continúa agotado a día de hoy en la tienda online. El efecto Markle ha multiplicado la visibilidad de esta marca, que puede ser el descubirimiento perfecto para invertir en un calzado de calidad (según explican en su web, todo se fabrica de forma artesanal), cómodo y relativamente asequible.