Ubicado en la avenida Marceau 5, el monumental edificio en el que está emplazado el museo fue, durante más de 30 años, el rincón en el que nacieron muchos de sus icónicos trajes de Yves Saint Laurent y el cuartel general en el que se dieron forma a sus piezas. Por eso, cuando plantearon el proyecto desde la fundación Pierre Bergé-Yves Saint Laurent, tuvieron claro que esa esencia de taller debía permanecer en cada una de sus estancias.
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El museo empieza su recorrido en los salones de alta costura -el espacio en el que el diseñador recibía a sus clientas-, con una inmersión en la vida del artista. Una serie de retratos y un vídeo introductorio narran los acontecimientos más importantes de aquella personalidad creativa y rompedora. Allí aparecen sus primeras piezas icónicas: el esmoquin, la sahariana, el jumpsuit, la trinchera... esas prendas que saltaban del guardarropa masculino al femenino en un alarde de rupturimos y progreso. Luego llega el turno de las colecciones más icónicas, que se renovarán cada año, y comienzan con la de primavera-verano 1962, la primera de la firma.
Hay hueco para bocetos, vestidos de novia y, sobre todo, para las inspiraciones. Esas imágenes y sensaciones que lo llevaron a reinventarse continuamente, y esos "fantasmas estéticos" -Marcel Proust, Jean Cocteau, Richard Wagner o Matisse- a los que el diseñador se acercó en más de una ocasión para reinterpretar sus códigos de forma y color.
Paralelamnete, la Fundación Pierre Bergé-Yves Saint Laurent inaugura en Marrakech, a finales de mes, otro museo dedicado al modista. La ciudad, en la que pasó buena parte de su vida, se convierte en un emplazamiento único para un edificio de 4000 m2 en el que, además de prendas, bocetos, fotografías y vídeos sobre el artista, habrá una biblioteca de investigación.