La conocimos como Chloe en la séptima temporada de Élite, pero era imposible que su nombre real pasara inadvertido. Tampoco su mirada ni su melena pelirroja, ni la fuerza que desprendía desde la pequeña pantalla en la serie de Netflix. Ahora, Mirela Balić regresa a las tablas -o más bien debuta, porque, como ella misma dice, es su "primera obra profesional"- con Parejas imperfectas, estrenada hace unos días en Valencia. Entre función y función, hablamos con la actriz de raíces serbocroatas sobre este proyecto, sobre la película indie que ha rodado con Ester Expósito (a quien conoce desde el instituto) y sobre por qué Élite no ha cambiado ni su forma de ser ni su vida.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
FASHION: Vuelves al teatro con Parejas imperfectas. ¿Cómo ha sido el estreno en Valencia?
MIRELA BALIC: Estoy muy contenta, he sentido la emoción del público... pero también viviendo lo que de verdad es la profesión porque me puse enferma. Pillé un virus estamocal y estaba mala cuando estrenamos. Así que viviendo al límitie lo que es "todo por el arte y para el arte" (se ríe). Pero la acogida ha sido muy buena.
¿De qué trata la obra?
Es una obra que habla sobre la discapacidad. Somos cuatro personajes, dos parejas, y, en cada pareja, hay una persona que tiene una discapacidad. Lola Baldrich hace de una persona que está paralítica y mi compañero, Marcos Mayo, con el que tengo todas las escenas de la obra, tiene parálisis cerebral, tanto el actor como su personaje. Es una obra importante. Me gusta porque habla de la discapacidad desde otro lugar, porque siento que normalmente se pone mucha floritura y a las personas con discapacidad, como víctimas. Y de repente el personaje de Marcos, que es Juan, es es un bicho, no es majo. Habla de que las personas con discapacidad no necesariamente tienen que ser unas víctimas de su discapacidad, sino que tienen sus diferentes personalidades.
Y, luego, yo digo que habla de cuatro personajes discapacitados porque todos carecemos de algo, ¿no? O sea, hay quien tiene una discapacidad emocional, o económica... Es una obra bonita que habla de la soledad, de las carencias afectivas que tenemos, de que todos necesitamos ser cuidados. Y de la condición humana de la soledad. Emociona mucho a la gente y creo que es importante que en nuestra profesión contemos historias precisamente para hablar de cosas importantes. Esta sin duda es una de ellas. Así que estoy contenta.
Hacía mucho tiempo que no hacías teatro...
Yo salí de la escuela haciendo mil obras de teatro, pero digamos que esta es mi primera obra de teatro "profesional". Estoy contenta porque, claro, yo "salgo" del teatro, del escenario, siempre he querido hacer teatro. Después de un proyecto de cine tras otro y series, vino esto de repente, así que estoy agradecida y feliz.
¿Quieres centrarte ahora en el teatro?
Quiero seguir haciendo cine, tengo muchas ganas, pero había un punto que yo le decía a una amiga, "me hago teatro encima". Y llegó esta obra. Ahora estoy jugando con ese síndrome del impostor, piensas, "¿me acordaré de hacer teatro?". Es un registro muy distinto, el teatro es un espacio de juego, de creación, de búsqueda (...). Y tiene que haber una gran compenetración con tus compañeros.
Cuentas que tu vocación de actriz comenzó precisamente haciendo teatro en el instituto, así que es volver a la raíz...
Sí, sí. Suena un poco a cliché, pero en el Instituto Fortuny, donde estudié, teníamos a un profesor de literartura, David Casquet, al que siempre menciono porque era uno de esos profesores a los que solo encuentras una vez en la vida. Le querías escuchar horas y horas. Él hizo un grupo de teatro que era extraescolar, pero hacíamos obras que, ahora lo pienso, y eran dignas de estar en un escenario. Ganábamos un montón de premios.
Yo me apunté e hice Mariana Pineda de Lorca. Gané el premio a mejor actriz de Madrid, y recuerdo que tuve un momento de "me quiero dedicar a esto". Te vas a reír, pero, en la misma obra, Ester Expósito hacía de novicia. Cuando la vi, pensé: "esta niña va a ser actriz." Y mi mejor amiga Ali, Alice Wonder, hacía la música. Nadie sabía que, diez años más tardes, estaríamos las tres, esas tres chiquillas, comiéndonos el mundo.
Ahora has vuelto a trabajar con Ester Expósito en una película, El talento. ¿Cómo ha sido el reencuentro?
Imagínate, encontrarnos diez años más tarde en una sala de casting. El rodaje ha sido increíble, la verdad, terminamos en verano en Bilbao, que la verdad es un lugar maravilloso lugar para trabajar porque se come maravillosamente (se ríe). Fue intenso, al final las pelis a veces se ruedan en mes y medio, y hubo mucho rodaje nocturno, pero la verdad que fue fantástico. Tenemos un elenco maravilloso, produce Fernando León de Aranoa, con quien tenía muchas ganas de trabajar, dirige Polo Menárguez... Habla de las fuerzas de poder y la trama ocurre la noche del cumpleaños de mi personaje, ¡y mi cumpleaños fue durante el rodaje! Hubo muchas casualidades bonitas, también que el personaje de Ester toca el chelo, como yo en la vida real. Es cine independiente, que tenía muchas ganas de hacer.
¿Quieres desvincularte un poco de las producciones de Netflix e ir hacia ese cine independiente?
Sí, tengo muchas ganas. No hay nada que que criticar a a ningún tipo de cine, son géneros, son maneras de ver, pero creo que no tiene nada que ver un cine de autor y un cine indie a un cine para masas, ¿no? O que viene de fenómenos basadas en novelas, como puede ser 'Mala influencia'. Hay pelis mejores y peores en todos los géneros, no por ser cine independienteo es mejor, pero creo que se tratan temas desde lugares que a mí me interesan. Por ejemplo, El talento refleja tantas cosas sociales que que a mí me interesan mucho más. Y se suele rodar de otra manera, hay otro punto de vista también a nivel técnico, de de cámara, de luz... A mí me interesa el cine independiente sobre todo por los personajes que puede haber, por el arco de personaje que yo puedo interpretar, para expresarme y hacer todo lo que quiero hacer como actriz.
¿Tienes más libertar en el cine indie para crear tu personaje?
Eso depende mucho del director y hasta qué punto te deja jugar y crear un personaje. A una actriz, claro, le preguntas, ¿qué quieres hacer? Y te dice "un prota", pero no es por el ego, sino porque si tienes un protagonista, tienes más posibilidades de hacer un arco de personaje con más chicha, con más desarrollo, con un principio, un medio, un final. Y eso es lo que siento que que me apetece que llegue ahora. Me siento con más ganas, con más aprendizaje. Ahora siento que estoy preparada.
Nos contaba Clara Chaín, con quien trabajaste en Mala influencia, que Chloé Wallace, por ejemplo, dirigió esta película de una forma en la que todos os sentíais partícipes y escuchados, como si fuérais una "gran familia". ¿Cómo lo viviste tú?
La verdad que lo pasamos muy bien rodando Mala influencia. Tengo como una espina emocional porque la rodamos en Valencia, antes de la dana, así que a todos nos dolío esa catástrofe. Pero en el rodaje hubo muy buen rollo, se notaba mucho que que éramos muchos actores jóvenes y también lo era el equipo. Estábamos todos entregados e hicimos mucha piña.
Chloé Wallace es joven y es mujer, ¿por qué es importante que haya directoras como ella?
Hoy en día también vivimos en una sociedad de todo se saca de equicio, es A o B, todo es blanco negro, ahora parece que tenemos que apoyar a las mujeres y que los hombres ya no valen. No es así, si estamos luchando por igualdad, la idea es que hombres, mujeres todos estemos a una, ¿no? Pero es que la movida es que el cine está conquistado por hombres desde hace mucho tiempo, sin voz ni voto para nosotras. Entonces, sí es importante que se creen estos equipos, jóvenes y femeninos. Ahora estamos empezando a vivir la era de que en altos cargos, por ejemplo, haya más mujeres. Pero como quien dice los peces gordos de la industria siguen siendo hombres, ¿no?
Estos proyectos han llegado tras tu paso por Netflix con Élite. Justo antes de estrenar la temporada 7, en la que tú entraste con el personaje de Chloe, nos contabas que lo que no querías era perder tu intimidad y tu vida personal. ¿Lo has conseguido?
Sí, al 100%. Siempre digo que me alegro de haber entrado en las últimas temporadas de Élite y con la edad que tengo. Pienso en ese boom que que vivieron Esther, Aron [Piper], Danna [Paola] en las primeras temporadas, que fue esa cosa masiva, esos millones de seguidores y que te pararan en cualquier lado... Es otro nivel, hay que gestionarlo y a veces no apetece. No es lo mismo lo que yo estoy viviendo ahora y con 26 años que eso. A mí me piden fotos y tengo un número diferente de seguidores, pero no me ha condicionado la vida, yo he seguido haciendo mis cosas, mi día a día. Igual ha cambiado mi forma de publicar y en redes no enseño, por ejemplo, a mi pareja. He preservado mi intimidad porque él me lo pidió por sus cuestiones artísticas y personales. Y tienes más conciencia de qué puedes compartir con el mundo, pero en mi día a día, soy yo y sigo bajando a comprar el pan.
También decías entonces que no querías perderte a ti ni tu humildad. ¿Crees que ha pasado eso?
No, no la he perdido y creo que no no la perderé nunca. No es algo a lo que tenga miedo porque porque me rodeo de de gente que me tiene que en tierra. Y yo misma estoy con los pies en la tierra. Soy consciente, me curro mi propia introspección diariamente, me curro ir a terapia. Y luego le sumo que tengo una red de amigos de hace 26 años que que que que me conocen, que son gente que son perros fieles y y de los que me fío, ¿sabes? También he tenido unos padres maravillosos que me han educado de una manera en la que creo que no puedo dejar de ser yo. Mi esencia pura es la mía y fin.
Lo que sí han cambiado han sido tus looks de alfombra roja. En los Premios Feroz y los Goya, por ejemplo, has llevado estilismos de archivo increíbles. Usas la moda de una forma diferente ahora, ¿por qué?
¡Gracias! Aquí hay dos puntos. A mí la moda me encanta, siempre me ha gustado, porque no es solo la roja que te pones, sino que la ropa habla. Es cómo te presentas, dónde... Para mí es casi como crear un personaje, qué quiero mostrar y transmitir. Pero también hay otra cosa: antes no me podía vestir tan bien bien porque había marcas a las que no podía llegar. Es como una escala y eso la gente no lo conoce.Sin duda, el culpable detrás de estos looks es el equipo que hago con Luke Martín. No le voy a presentar como estilista porque es mi amigo ante todo y él estuvo desde el principio, cuando a mí nadie me dejaba ropa y él, que estudió diseño y patronaje, me cosía los vestidos. Creamos los looks juntos, me pregunta en qué momento estoy, qué quiero ponerme y qué no.