Recorriendo la costa del Mediterráneo occidental: seis destinos de moda para disfrutar del verano

No es necesario cruzar océanos para descubrir auténticas maravillas, porque a veces las más sorprendetentes se encuentran más cerca de lo que imaginábamos. Este es uno de los conceptos que goza cada vez de más popularidad entre las tendencias turísticas, que sitúan a Europa en el centro del mapa, sugiriéndolo como destino ideal para estas vacaciones. En la costa del Mediterráneo occidental podemos encontrar parajes de ensueño, que pasan desde ciudades españolas como Barcelona o las Islas Baleares, subiendo a playas de aguas cristalinas como las de Marsella, hasta enclaves históricos como los que ofrecen Florencia o Roma. 

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Destinos en los que el verano transcurre de forma especial y que ahora es posible recorrer en una semana sin perderte sus principales atractivos turísticos. Esa es la propuesta de Royal Caribbean, cuyos cruceros por el Mediterráneo vienen dispuestos a convertirse en una forma diferente de viajar, una opción cómoda para quienes buscan despreocuparse de tener que reservar alojamiento o vuelos cada vez que cambien de ciudad en su itinerario. El concepto tradicional de crucero se ha modernizado hasta tal punto, que ahora estas embarcaciones son auténticas ciudades flotantes, como la que ves en la imagen: se trata del interior del Wonder of the Seas, el crucero más grande del mundo, que cuenta con hasta ocho barrios, como si fuese una auténtica ciudad. La última creación de la compañía noruega-estadounidense, propone una ruta de siete días en seis destinos para (re)descubrir la costa del Mediterráneo durante los próximos meses.

Si aún no sabes dónde viajar este verano, echa un vistazo a todos planes que tienen preparados estos seis lugares de moda en los que la vida se ralentiza para que la disfrutes al máximo.

Una mañana recorriendo Barcelona

La capitala catalana se ha convertido en la ciudad más visitada de España y no le faltan razones. En ella comienza el itinerario que este cruecero por Europa propone, con una tarde entera para disfrutar de puntos de interés como La Sagrada Familia o el Park Güell. Perderse en Barrio Gótico o subir en teleférico a la cima de la colina de Montjuïc son solo algunos de los planes que brinda Barcelona, junto a una carta gastronómica única.

Amanecer en Palma de Mallorca

La segunda parada de esta ruta pone rumbo a las Islas Baleares. Una de las reticencias de quienes rechazan los cruceros como forma de viajar es el escaso tiempo que ofrecen para visitar destinos. ¿Pero sabías que estos suelen hacer paradas como mínimo de ocho horas en cada puerto? En esta ruta se atraca a primera hora de la mañana en Palma de Mallorca para que puedas recorrer su famosa catedral gótica y después bañarte en sus playas de arena blanca. Si te apasionan las aguas cristalinas, no puedes perderte Cala Llombards, un secreto desconocido para los turistas y una pequeña joya de 55 metros de largo sin apenas gente, para que puedas desconectar del barullo de la ciudad.

Una experiencia gastronómica a bordo

¿Y para cenar? Puedes hacerlo en el barco, puesto que el Wonder of the Seas cuenta con más de 40 restaurantes, bares y salones. Los cruceros se han convertido también en una forma de viajar con el paladar y este no solo cuenta con restaurantes tipo buffet en el que saborear platos variados. Dentro también se alojan locales especializados donde probar auténtica comida italiana (Jamie's Italian), sushi elaborado a mano (en Izumi) e incluso cocina creativa (Wonderland). Y si después te apetece una copa, tienes tabernas irlandesas e incluso bares donde disfrutar de música en directo.

Florencia y su exquisita marroquinería

La capital de la Toscana es el paraíso de los fanáticos del arte, quienes acuden a la cuna del Renacimiento a deleitarse con creaciones como el Duomo, el puente Vecchio, la Galería Uffizi, que alberga obras tan famosas como El nacimiento de Venus, o el David de Miguel Ángel, que se puede contemplar de forma gratuita. Pero Florencia es también uno de los destinos preferidos por lo amantes de la marroquineria, oficio artesanal en el que los florentinos son expertos. Allí son expertos en trabajar con piel, creando piezas únicas de cuero como bolsos, carteras, cinturones... Diseños que puedes encontrar no solo en tiendas, sino también en los pequeños puestos de souvenirs que surcan las calles. Sus producción está considerada como una de las de mejor calidad del mundo.

El encanto de Marsella, la ciudad más antigua de Francia

La costa del país galo es uno de los destinos de moda preferidos por los parisinos, que huyen del calor urbanita para refugiarse en los encantos de ciudades portuarias como Marsella. Un paraje que desde el 2016 goza de gran éxito, tras el estreno de la serie de Netflix que lleva su nombre. Aquí la arquitectura moderna se funde con edificios tan antiguos como la Basílica de Notre-Dame de la Garde, que ofrece vistas a 150 metros de altura. Pero si buscas broncearte bajo el sol, de visita obligada es el Parque Nacional de las Calanques, con aguas cristalinas y blancos acantilados de piedra caliza, donde se ha popularizado la práctica de deportes como el kayak o snorkel. Al noroeste podrás visitar L'Estaque, uno de los pueblos pesqueros que inspiraron a muchos artistas franceses de finales del siglo XIX, como Cezanne y Monticelli.

Roma, el paraíso de los 'foodies'

Con más de 400.000 visitantes al año, Roma es un destino que no pasa de moda. Y este 2022 viene dispuesto a recuperar el turismo perdido con una oferta gastronómica irresistible. Sin las estrictas medidas de antaño y sin la exigencia de pasaporte COVID, se espera que este verano la Ciudad Eterna vuelva a rebosar vida. Y si te gusta la comida italiana (la de verdad), puede ser una parada en tu ruta de la que disfrutes mucho. Se suele decir de los romanos que 'viven para comer', y no es de extrañar. Los platos de su ciudad, contundentes y deliciosos, poco tienen que ver con los que comemos aquí. Lugares como el Trastévere o el barrio judío son visitas de parada obligatoria si quieres dar con restaurantes baratos donde saborear una pasta carbonara -la receta original-, unos supplì o una pizza.

Nápoles, un verano a cámara lenta

La última parada que propone este crucero en su ruta por Europa es Nápoles, cuyas playas poco frecuentadas han convertido a la ciudad del Vesubio en una de las favoritas para quienes practican el slow life. Las calles alrededor del Miglio Sacro, plagadas de pequeñas cafeterias, o los barrios de Sanità, Chiaia o Vomero, con sus heladerías, son idóndeos para paseos sin prisas. Pero si hablamos de mar, no puedes pasar por alto las playas de Via Posillipo o la del pueblo de pescadores de Marechiaro, desde las que puedes bañarte en el mar con vistas al volcán.