Ayer los fans de Élite recibieron la peor de las noticias. Ester Expótiso, Danna Paola, Mina El Hammani, Jorge López, Sergio Momo y Malick Leïti Sène anunciaban de forma oficial que su paso por el instituto de Las Encinas llegaba a su fin. Una despedida definitiva tan dura para los seguidores más acérrimos de la serie como para los propios actores. Con lágrimas y voz entrecortada, una emocionada Ester decía adiós al rol que le ha catapultado a la fama mundial, Carla Rosón. "A Carla solo puedo decirle que es un bombón de personaje y que la amo", expresaba la actriz en una entrevista con Netflix. Pero, por mucho que no la veamos merodear por los pasillos y pupitres, lo que sí que tenemos claro es que la madrileña se ha ganado el cariño de millones de personas. Esos mismos que tan pronto le apoyan en sus momentos más duros, como convierten su video bailando en el más visto de las redes sociales, como aplauden sus nuevas aficiones.
Y esto último es precisamente lo que han hecho al ver que Ester aprovechaba una de sus primeras salidas por la capital para visitar el estudio de tatuajes de Nacho Caja, donde no solo ha querido agregar un nuevo diseño a su cuerpo -una silueta de un gato estirándose situada en el interior del brazo izquierdo, justo encima de la muñeca-, sino también ha cambiado de rol, ha cogido tinta y aguja y se ha atrevido con su primera creación. Una cruz minimalista y de dimensiones pequeñas en el antebrazo de Nacho ha sido el primer diseño con el que la actriz ha demostrado otro de sus talentos ocultos, siguiendo el ejemplo de líneas sencillas y limpias que caracteriza el trabajo del artista. Y viendo la destreza con la que ha defendido su primera experiencia, no dudamos en que volverá a repetirlo.
Todo parece indicar que la actriz le ha cogido gusto a esto de sumar tinta a su cuerpo, ya que (oficialmente) este es el tercero que se hace. También tiene una media luna en la espalda y el número 593. ¿El significado de cada uno? No lo ha revelado por ahora, aunque quizás, el hecho de tatuarse una silueta felina haya sido un guiño a su propia mirada, esa que tantas veces recuerda a su séquito de seguidores a la de un gato. Lo que está claro es que, a estas alturas ya no nos cabe ninguna duda de que sus 20 años de edad y su corta -pero prometedora- trayectoria profesional, han sido la clave para que su rostro se haya convertido en uno de los más solicitados del momento, tanto por la industria cinematográfica, como por la esfera fashionista y, como también, por el universo de la tinta.