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El plan más divertido de María Pombo en su segunda despedida de soltera

La 'influencer' recorrió las calles de Lisboa disfrazada de su comida favorita: un cucurucho de patatas fritas

Todavía falta un mes y medio para su boda, una ceremonia que tendrá lugar el 22 de junio en Cantabria, por lo que María Pombo se está preparando para cambiar de estado civil de la manera más divertida. Si hace unos meses se escapaba con sus amigas más influyentes a Miami, donde no faltó el glamur ni los hoteles más exclusivos a pie de playa, con la ceremonia a la vuelta de la esquina, un viaje sorpresa ha llevado otra vez a la influencer lejos de casa, a Portugal. Su segunda despedida de soltera daba comienzo al ser despertada por sorpresa y conducida al aeropuerto de Madrid, donde tuvo que coger el avión disfrazada con un velo nupcial. Poco después, acompañada de su bride squad compuesto por algunas de sus amistades más cercanas, llegaba a una casa en Lisboa donde lo mejor estaba todavía por llegar.

En Lisboa, la ciudad elegida, la influencer empezó su escapada disfrutando de una de sus aficiones, pasar el día en la playa. Sin embargo, como mandan este tipo de celebraciones previas a la boda, no han faltado las bromas ni los juegos hacia la futura novia, que se ha tenido que disfrazar de algo que le apasiona, ¡un cucurucho de patatas fritas! Para redondear la temática, sus amigas iban vestidas de dependientas de restaurante de comida rápida.

Además de convertirse en la sensación de la ciudad portuguesa, varios viandantes se acercaron a pedirle fotos, ha tenido que hacer una serie pruebas entre las que se incluían que un grupo de personas se sincronizara para hacer una ola o que cantaran con ella el famoso Ai se eu te pego. Sin embargo, la más divertida para la bride to be fue conseguir que alguien le invitara a unas patatas fritas.

Una vez consiguió pasar todas las pruebas con éxito, tuvo permiso para dejar el disfraz y salir a cenar con sus amigas. Esta segunda escapada será verdaderamente difícil de olvidar para la influencer, no solo por el destino, los juegos o la compañía sino por la divertida temática que se ideó alrededor del disfraz. Y es que la pasión de la madrileña por las patatas fritas no es ningún secreto. De hecho, una de las ideas que le sugirió a su futuro marido, Pablo Castellano, como posible regalo de San Valentín, fue precisamente un ramo que sustituyera las flores por el alimento.

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