A todos nos ha pasado: te presentan a alguien, te dicen su nombre y después de estar hablando con esa persona durante un rato no recuerdas como se llama. Lo mismo te sucede con ese restaurante tan bonito en el que estuviste cenando la otra noche con tu pareja. O con la cuenta de Instagram de esa influencer que llevaba un vestido que, si fuese tuyo, no te quitarías en todo el verano. Aunque según un estudio realizado por la Universidad de Toronto las personas con peor memoria son más inteligentes, lo cierto es que la mayor parte de las veces la falta de retentiva se debe a que no prestamos verdadera atención. “La razón más importante por la que somos malos al recordar nombres es porque a menudo no escuchamos el nombre”, explica en una entrevista a Business Insiders Kevin Horsley, autor de Unlimited Memory. Nuestro cerebro está acostumbrado a recibir el 90% de la información a través de los ojos, por lo que solemos prestar más atención a imágenes que a sonidos y, por tanto, las retenemos con mayor facilidad. Piénsalo, seguro que, aunque no recordaras el nombre de esa persona en cuestión sí sabías de qué color iba vestido.
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Las facilidades que nos ofrecen Internet y otras tecnologías también tienen parte de la culpa de nuestra memoria cada vez más corta. Ya no necesitamos sabernos números de teléfono, ni si quiera es necesario que aprendamos a llegar a los sitios porque, si nos perdemos, nuestro Smartphone nos salvará del apuro. Además, cada vez leemos menos. Según el Barómetro de lectura, un 34% de los españoles no leen, un 6% lo hacen solo por trabajo. Nos hemos vuelto un poco más perezosos a la hora de retener información, pero según apuntan los expertos, se puede solucionar. La clave está en aprender a entrenar el cerebro porque, como nuestro cuerpo, necesita estar activo para mantenerse en forma.
1. Come sano y descansa bien
Seguir una alimentación saludable y descansar correctamente son los principales factores que afectan a nuestra memoria. Según un estudio publicado por Nature Medicine, “privar de sueño al cuerpo también roba a las neuronas la capacidad de funcionar correctamente”, explica Itzhak Fried, profesor de neurocirugía en la Universidad de California en Los Ángeles y autor del estudio. Con los alimentos sucede algo parecido. Los granos enteros, los ácidos grasos esenciales, los arándanos, el aguacate, el aceite de oliva o las verduras son fundamentales si quieres una memoria privilegiada. Los nutrientes que contienen son los mejores energizantes para tu cerebro.
2. Trata de crear relaciones entre palabras
Varios estudios concluyen que retenemos mejor las historias completas que listas de palabras. Nelson Dellis, campeón mundial de memoria, asegura en su página web que una de las claves para tener buena memoria es tratar de ligar las palabras o nombres que queramos aprender con algo que nos resulte más sencillo recordar. Por ejemplo, si te acaban de presentar a una chica que se llama Alexandra -además de prestar atención- piensa inmediatamente en alguien famoso que tenga el mismo nombre, como Alessandra Ambrosio. De esa forma, aunque no lo recuerde de entrada seguro que te llega la imagen de la modelo a la mente y terminas relacionándolo.
3. Estudia idiomas
No se trata de que, necesariamente, te propongas convertirte en bilingüe, pero sí que dediques parte de tu tiempo a familiarizarte con el nuevo lenguaje. Según un estudio llevado a cabo por el University College de Londres a medida que aprendes un nuevo lenguaje, la cantidad de materia gris de tu cerebro crece. Vaya, aumenta tu capacidad cognitiva. Pero no solo eso. Cada vez que te esfuerzas por cambiar de un idioma a otro estás sometiendo a tu cerebro a una sesión de entrenamiento. Una gimnasia cerebral que, tal y como explica Judith Kroll, experta en Ciencia del Lenguaje, te permitirá manejarte mejor en situaciones en las que tengas que combinar dos o más tareas.
4. Llena tu vida de música
Cuando escuchas una canción en tu cerebro no solo se activan las áreas que recogen los estímulos producidos por sonidos, también aquellas que se encargan de registrar la emociones, la creatividad y el movimiento. Un motivo que ha llevado a los expertos a concluir que escuchar música, sobre todo si es instrumental, es positivo para tu memoria, creatividad, atención y coordinación física. Por otro lado, un estudio realizado por Daniela Sammler, investigadora del Max Planck Institute for Human Cognitive and Brain Sciences, asegura que la música y sus letras tienen su propio lugar de almacenamiento en nuestro cerebro. Un motivo que explicaría por qué se retienen mucho mejor esas frases que llevan asociada una melodía que las que no la incorporan.