Abrir tu feed y darte con ello de bruces: fotos de chicas con cuerpazos ultra tonificados que tú no podrías tener ni entrenando 5 horas al día durante años. La frustración que este, igual que otros cánones de belleza -por ejemplo, la extrema delgadez de las modelos de finales de los años 90-, puede generar es exponencial al poder que las redes tienen en nuestra vida, pero en este caso más que en ningún otro hay un aspecto muy importante a tener en cuenta: son fotos que no tienen por qué reflejar la realidad. Es cierto que la genética tiene un peso indiscutible en el cuerpo de cada una y que hay mujeres que, con unos minutos diarios de deporte y una alimentación equilibrada, tienen un tipazo delgado y definido. Pero incluso ellas, con las modelos a la cabeza, saben perfectamente cómo posar para que los resultados del gym se potencien al máximo. Y el último movimiento viral ha decidido desenmascar sus trucos para mostrar, de una vez por todas, que cada chica tiene su cuerpo y todos son bellos.
"No es un antes, no es un después" es el nuevo mensaje que se ha extendido por las redes, dando la vuelta al famoso #beforeandafter con el que tantos planes de fitness se han hecho mundialmente conocidos (la Bikini Body Guide de Kayla Itsines como precursora). La periodista Danae Mercer es una de las embajadoras más potentes de este movimiento en pro de la belleza real contra la imagen que creamos -y que nos creemos- en las redes. En sus posts, esta chica que se define como "superviviente de un trastorno de la alimentación", explica los distintos trucos para colocar las piernas, la tripa, los brazos o incluso la ropa que siguen las chicas fit para así parecer todavía más en forma y ocultar rasgos -que no defectos- como la celulitis, las estrías o el abdomen hinchado. Y lo hace con dos fotos tomadas con segundos diferencia: en una sale al natural, en la otra aplicando esas poses, y la diferencia es notable.
Pero Danae Mercer no es la única que está defendiendo la belleza de ser natural, la tendencia ha llegado a influencers de moda que poco tienen que ver con el body positive. Por ejemplo, la modelo francesa Gabrielle Caunesil, que compartía una foto con la misma inspiración "no es un antes, no es un después", o la alemana Leonie Hanne, que hoy mismo publicaba una imagen en bañador explicando que la tripita que tenía no es debida a ningún embarazo. "Este es más o menos mi día a día después de un desayuno ligero", arrancaba para contar que, tras un café con bebida de soja, siempre se le hincha el abdomen durante horas, lo cual le hacía estar incómoda y sentirse mal, hasta que ha dicho basta. "Es normal, y si te sientes igual: no seas dura contigo misma ni con tu cuerpo", escribe.
La "belleza real" lleva años como supertendencia, aunque en muchos casos se ha tratado más como herramienta de márketing -empresarial o personal- que como una creencia auténtica. Parecía que los cánones absolutos de cómo tiene que ser físicamente una mujer estaban desbancados gracias a campañas de publicidad con modelos de todas las tallas y sin retoques digitales aparentes. Pero nada más lejos de la realidad cuando la mayoría vivimos semiobsesionadas con entrenar todos los días, hacer détox dos veces por semana o probar el ayuno intermitente y cualquier otra modalidad de "no dieta" que prometa un vientre más plano. Y las redes no ayudan a que esa preocupación por estar en forma disminuya, sino todo lo contrario: ¿quién no ha deseado los abdominales perfectos que Emily Ratajkowski luce en sus fotos o los glúteos de Josephine Skriver en bikini?
Cuidarse, hacer ejercicio y llevar una dieta saludable son pilares para estar sanas, física y mentalmente, pero en ningún caso la razón para hacerlo debería ser conseguir el físico de las chicas que aparecen en tu feed. Porque, como puede comprobarse con movimientos como este, las redes no son la realidad; solo son pedacitos de nuestra vida (o nuestro cuerpo) fijados en una instantánea... que a menudo tiene trucos, filtros y retoques.