Aunque los expertos apuntaban a que hacer dieta en pareja o compartir mesa con la compañía adecuada -en vez de con el móvil o la tele- eran buenas medidas para perder peso, parece que estas recomendaciones no son absolutas. ¿Y si lo que realmente necesitas para adelgazar es comer totalmente sola? Según un metaestudio desarrollado por universidades de Inglaterra y Australia, cuando cenas con amigos o familiares puedes comer casi un 50% más, lo cual puede provocar el mismo boicot a tu dieta -o incluso más- que pagar siempre con tarjeta de crédito, dejarte llevar por tus sentimientos frente al plato o pensar demasiado en comida sana.
El análisis -que fue publicado en la prestigiosa revista científica American Journal of Clinical Nutrition- evaluó las conclusiones de 42 estudios anteriores sobre cómo se comporta la gente cuando come junto a personas que aprecia, y el resultado fue que, en esa situación, se consume un 48% más de comida que si lo hicieran en solitario. Los motivos son varios. En primer lugar, puedes verte influenciada por las elecciones de los demás y optar por recetas menos sanas o por raciones mucho mayores que las que personalmente elegirías. A ello se le suma la cada vez más extendida costumbre de compartir los platos, otro motivo que puede llevar a comer más (y peor). Por último, al sentirte bien en tu grupo, tienes más ganas de comer... o alargas la cena mucho más tiempo, con lo cual tomas más comida.
Por el contrario, si comes sin compañía alguna es más fácil no sentirte tentada por platos hipercalóricos o fuera de la dieta que quieras seguir, y ceñirte así a una cena saludable que, en cualquier caso, debería contener todos los macronutrientes así como alimentos de distintos grupos. Según la Universidad de Harvard, la distribución del plato perfecto es 15% de frutas y 35% verduras, 25% de carbohidratos integrales, y un último 25% de proteínas. Una guía para saber si estás comiendo adecuadamente que deberías tener en cuenta ya que, a pesar de lo que dice el metaestudio anterior, otras investigaciones apuntan a que cuando se cocina para una misma y se come sola, se incrementa el riesgo de caer en una alimentación desequilibrada.