En la lista de los movimientos culturales más revolucionarios de la década pasada, el body positive se merece un puesto privilegiado en el ranking. Y es que, si hace diez años tan solo existía un tipo aceptable de cuerpo para ser modelo y tener una constitución delgada era requisito indispensable para subirse a la pasarela, representar a todo tipo de mujeres se ha convertido en prioridad para la industria de la moda a día de hoy. No hay mejor prueba de ello que la cancelación del legendario desfile de Victoria’s Secret, que ha perdido relevancia entre el público por representar un ideal de mujer alcanzable para muy pocas. Aunque son muchas las responsables de que esto haya sucedido, Kate Upton puede presumir de haber puesto su granito de arena cuando se convirtió en una de las primeras supermodelos que triunfó sin ajustarse a los cánones de belleza establecidos.
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En el año 2012, una desconocida Kate Upton protagonizaba la portada de la revista Sports Illustrated Swimsuit, un hito en su carrera que la convirtió en una de las modelos más demandadas del momento. A pesar de que considera este momento como un ‘antes y después’ en su vida, acaba de confesar que su salto a la fama vino acompañado de muchas inseguridades: “No fue muy genial, la verdad. Mucha de la atención era negativa e incluso la positiva era muy desagradable”, revela Kate sobre los comentarios que recibía acerca de su físico al programa virtual Smimm’d from the couch.
Y es que, mientras que la sociedad se planteaba si el cuerpo de Kate era lo suficientemente delgado como para ser considerada una modelo, ella intentaba que los comentarios no la hundieran emocionalmente: “Interioricé todas las críticas y no paraba de escucharlas. Me afectaron mucho y me encontraba en un lugar muy oscuro y complicado”, se sincera la estadounidense, “odiaba mi cuerpo. Me preguntaba que por qué tuve que exponerme a este tipo de críticas”.
En lugar de hundirse, Kate se tomó un tiempo para recuperar la seguridad en sí misma: “Decidí que quería aprender más sobre mi cuerpo. Cómo funcionaba. ¿Por qué entrenamos? No para adelgazar, porque eso ya no me motivaba”. Y gracias al fitness, Upton ganó de nuevo la autoestima y se sintió más fuerte y realizada. “Creo que compartir mi experiencia, aprender de mis errores y convertirme en un ejemplo de estilo de vida saludable es el camino que quiero seguir”.