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Puede que sea la nostalgia del verano o que, cuando se acortan los días no solo es la piel la que se vuelve más blanca, sino que también el pelo también se oscurece por la falta de luz. Sea por la razón que sea, cuando llegan los meses fríos, los reflejos que iluminan la melena se convierten en la tendencia más buscada. Así, hace unas semanas se ponía de moda el Tweed Hair, una coloración que imita la riqueza de matices del famoso tejido británico, o Selena Gomez decía adiós a su melena oscura para animarla con algunas mechas que alegraban y enmarcaban sus facciones al mismo tiempo. Ahora en diciembre llega el Smoky Gold, el color que ya ha conquistado por ejemplo a Natalie Portman y que promete convertirse en un auténtico descubrimiento para rubias, morenas y castañas, especialmente si se aplica con la técnica del balayage.
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La señas de identidad de la coloración de moda es el juego de reflejos que, mediante la técnica del balayage, crea un efecto tres dimensiones en la melena con el que se consigue la sensación de mayor densidad y volumen. Desde Maison Eduardo Sánchez cuentan algunas de las peculiaridades del Smoky Gold: “Resalta especialmente sobre los cortes medios, aquellas melenas que van del carré más clásico hasta los lob o los cortes a la altura de los hombros. Con matices más dorados en el contorno de la cara y en las puntas, es la mejor opción para iluminar el rostro y para resaltar el corte”.
Una de las grandes ventajas de esta tendencia de moda es que se puede adaptar a cualquier color de base, una versatilidad que se consigue adaptando el tono de una forma totalmente a medida: “Adecuado tanto para mujeres rubias como morenas, el trabajo de balayage permite personalizarlo al milímetro para adecuarlo al tono base combinando matices dorados, café expreso y tonos ceniza. El resultado es suave, sutil, natural y enormemente favorecedor”, explican los expertos del salón madrileño.
Por último, su bajo nivel de mantenimiento es la ventaja que convencerá a muchas para atreverse con el Smoky Gold. Gracias a la técnica del balayage (con pincel, a mano alzada y sin necesidad de papel de plata) se evita el ‘efecto raíz’ porque los reflejos no llegan hasta arriba del todo, sino que se camuflan entre los mechones para un acabado más natural. La solución ideal para espaciar al máximo las visitas a la peluquería.
