El pasado mes de junio, 25 años después de abrir su primera tienda en el Palais-Royal, Serge Lutens inauguró un nuevo templo ubicado en el número 324 de la Rue Sant-Honoré en su deseo de sumar un enclave de referencia para su clientela más exclusiva. A la nueva boutique llegan sus adeptos atraídos por el saber hacer del veterano y reconocido perfumista, pero también turistas que se sienten como hechizadas por el misticismo y la seducción de sus escaparates, sus frascos delicadamente facetados, su maquillaje y, sobre todo, sus aromas. Esto mismo le sucedió a Alejandra Domínguez, quien quiso vivir en primera persona lo que significa esa magia cuando descubres una de las creaciones de Monsier Lutens. Y es que sus propuestas no dejan indiferente; son una experiencia inmersiva en la que se activan todos los sentidos. ¿Logrará el polifacético artista hechizar también a nuestra exigente guía?
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Desde el Hotel Ritz, hospedaje habitual del perfumista y donde se alojaba también la modelo, cruzamos Place Vendôme, una de las plazas más conocidas de París en la que se ubica el hotel y donde se concentran las tiendas de grandes firmas de lujo como Chanel, Christian Dior (firma por cierto para la que Serge Lutens creó su maquillaje en los años 60 ) o Elsa Schiaparelli. Con la primera brisa otoñal revolviéndole el cabello y ataviada con un conjunto negro, Alejandra recorre la Rue Sant-Honoré hasta encontrarnos en la segunda y nueva tienda de la capital francesa.
Entre pañuelos de seda, poderosas barras de labios y exquisitas bases de maquillaje están expuestas todas sus creaciones, formando el teclado de un piano, en delicados frascos de cristal. Ya imbuidas en el universo del perfumista, descubrimos la última creación de Serge Lutens, La Couche du Diable. Un cóctel poderoso pensado para mujeres transgresoras.
"¿Cómo puede alguien que nunca ha conocido el pecado asistir a la coronación de Satán?". A esta pregunta responde el nuevo perfume que -como su nombre indica (la cama del diablo)- tiene que ver con el pecado y el atrevimiento a saltarse lo establecido. Y es que tanto en este perfume como en todos los anteriores, el diseñador ha querido volver a dar con 'la nota'. Esa combinación de acordes capaces de trasladarnos a otra dimensión. En este relato olfativo la madera de Agar y el láudano se unen para crear un concepto diabólico y decadente, que a su vez da lugar a un perfume vanguardista y muy genuino.
Con el ládano (un tipo de resina comúnmente utilizada en perfumería y herboristería) y la madera de oud (uno de los materiales más exclusivos extraído cuando un hongo llamado Phialophora parasítica ataca la madera de este árbol asiático) como aromas principales, el resultado es una fragancia de notas amaderadas con toques de naranja, rosa y azafrán, en la que los aromas cítricos y ambarinos toman el control sobre las notas de canela y azmicle. Sin duda un cóctel poderoso que solo atrapa a las mujeres como Alejandra: inconformistas, enigmáticas y emocionales a las que solo unos pocos privilegiados son capaces de sorprender.