El color de la vajilla influye, igual que el orden (o desorden) de tu cocina. Pero hay otro elemento ajeno a la propia dieta que puede mejorarla o arruinarla, y, buenas noticias, es todavía más fácil de manejar a tu favor. ¿Te habías planteado alguna vez que la música que escuchas puede condicionar lo que comes? Una investigación dirigida por el experto en marketing Dipayan Biswas ha relacionado el volumen de aquello escuchas con la comida que eliges, tanto en un restaurante como en el mismo supermercado. ¿Y si para alimentarte de forma más saludable lo único que tuvieras que hacer es cambiar tu playlist?
Según el análisis realizado por Biswas y su equipo, una recopilación de estudios y pruebas anteriores publicada en Journal of the Academy of Marketing Science, existe una relación directa entre la música de un lugar y las decisiones que tomas respecto a tu alimentación. En su investigación comprobaron que cuando escuchas una canción a un volumen bajo, generalmente optas por alimentos más saludables que si estuviera muy alta o incluso si no hubiera música alguna. Al contrario, cuando el nivel de decibelios es elevado, la mente empuja a elegir platos con más calorías o grasas poco recomendables. ¿Cuál es la razón?
Según explican otros estudios, la música alta puede provocar estrés en el organismo, y cuando te sientes así, a menudo intentas relajarte a través de la comida, consumiendo alimentos hipercalóricos, procesados o muy grasos. Es lo que se conoce como "alimentación emocional" y también puede suceder al estar triste o cansada. Sin embargo, la música a bajo volumen y las canciones de ritmos suaves producen el efecto contrario, relajan. Y en ello se basa una de las claves del mindful eating: en una situación de tranquilidad, puedes elegir de forma más consciente, optando con más facilidad por alimentos sanos y platos equilibrados. Quizá la próxima vez que hagas la compra deberías cambiar la lista de éxitos en España por una selección de temas para meditar... o al menos bajar unos decibelios el volumen.