No hace falta ser un experto en nutrición para saber que nuestra alimentación influye en aspectos de nuestra vida que van mucho más allá de nuestro peso. Además de determinar en gran medida nuestro estado de salud, otros rasgos más superficiales de nuestro cuerpo como la piel o el cabello pueden beneficiarse -o no- del tipo de dieta que llevemos. Y también nuestro ánimo. El tipo de comida no solo será la culpable de que lleguemos al final del día con más o menos energía, sino que dependiendo de lo que ingiramos podremos alejar la sensación de tristeza y aumentar nuestro autoestima y estado de ánimo en momentos de bajón. En este sentido, la psiconutrición puede ayudarnos a cambiar nuestros hábitos y abrazar las bondades que la comida saludable proporciona a nuestro organismo y a nuestra mente.
La experta en psiconutrición Susana Cantón (C/Núñez de Balboa, 107) detalla en qué consiste exactamente esta corriente que busca ayudarse de la psicología para modificar nuestras pautas de alimentación. "La psiconutrición se basa en construir las habilidades psicológicas necesarias para comer lo adecuado con optimismo y sin sensaciones restrictivas, ya sea para perder peso, para mantener hábitos saludables o para mejorar nuestro autoestima". Cantón subraya que a veces lo importante no es tanto el alimento en sí "como dar con el esquema mental correcto para elegir el alimento". Es decir, tener la disposición de querer seguir unos hábitos de alimentación saludables y, en el caso de querer perder peso, la psiconutrición te ayudará además para que las restricciones no sean percibidas de forma negativa.
Muchos de los alimentos que contribuyen a mejorar nuestro estado de ánimo son los que se identifican con la comida real y saludable por lo que si no estás atravesando tu mejor momento quizá desterrar las bebidas azucaradas y alimentos procesados de tu ingesta diaria sea el primer paso para aumentar tu autoestima y alejar la tristeza.
Dentro de los alimentos que nos permitirán sentirnos bien con nosotros mismos, Cantón señala cuatro grandes grupos:
- Alimentos que estimulan la secreción del triptófano, un aminoácido que a su vez estimula la serotonina (hormona encargada de la sensación de bienestar). Dentro de este grupo se encuentra la soja, el queso, las alubias blancas, las lentejas, el atún, el salmón o las almendras.
- Alimentos que estabilizan el nivel de glucosa: aquí se incluyen los hidratos de carbono de lenta absorción (arroz integral, fresas, frutos rojos, cerezas, cereales integrales...).
- Alimentos ricos en magnesio, mineral que garantiza el correcto funcionamiento del sistema nervioso: queso de burgos, salvado de trigo, sésamo, algas, pipas, piñones...
- Alimentos ricos en vitamina C, que también favorecen la conversión de triptófano en serotonina. Por ejemplo, las frutas cítricas, el kiwi o el pimiento rojo.
En el extremo opuesto se englobarían los alimentos ultraprocesados que el nutricionista Carlos Ríos ha situado en el punto de mira en su popular perfil de Instagram, donde promueve los hábitos de alimentación construidos en torno a la comida real. Entre los ultraprocesados más comunes se encuentran la bollería industrial, los alimentos con aditivos, edulcorantes y conservantes artificiales, la comida prefabricada o las bebidas azucaradas, entre muchos otros. La psicóloga Susana Cantón coincide en que ingiriendo estos alimentos de manera habitual "el cerebro rinde menos y se resiente", algo que se refleja también en nuestro estado de ánimo.