Los 6 alimentos que no tomarás en 2018

Cumplir tu propósito de 'comer sano' comienza reemplazando en tu dieta estos ingredientes

Por Amaia León

Llega diciembre y la historia se repite, un año más. “A partir de enero, voy a seguir una dieta saludable: comer más verduras; no tomar tantos platos preparados y cocinar en casa mucho más; eliminar las grasas perjudiciales, los postres, el alcohol y los refrescos…”. Y la lista puede extenderse hasta el infinito, porque alimentarse de forma "healthy", ese término tan manido a estas alturas, incluye muchísimos factores, tantos que el propósito de Año Nuevo se torna realmente complicado y termina por olvidarse.

Si en lo referente al trabajo los expertos recomiendan centrar los esfuerzos en una sola tarea cada vez para maximizar la productividad, el mismo consejo podría aplicarse a la hora de adquirir nuevos hábitos. ¿Quieres cuidarte, de verdad? Reduce tu lista de propósitos a uno solo: eliminar los siguientes alimentos de tu dieta, seis ingredientes probadamente dañinos para la salud y mucho más fáciles de reemplazar de lo que crees.

1. LA SAL REFINADA

La Organización Mundial de la Salud recomienda no sobrepasar los 5 gramos de sal diarios, una cantidad equivalente más o menos a media cucharada. Se calcula que el consumo excesivo de este condimento tan extendido provoca 1,6 millones de muertes cada año ya que la sal altera el funcionamiento del sistema cardiovascular, incrementando el riesgo de sufrir un infarto, entre otros problemas. Sustituirla por especias o jugos (como el zumo de limón) es una forma más saludable de dar sabor a los platos que prepares, pero la medida número uno para reducir la sal de tu dieta es no tomar platos precocinados ni comida basura porque suelen contener porcentajes altísimos de sal. Como extra, además de los beneficios que reportará a tu salud, restringir la sal en tu dieta también mejorará tu belleza: los médicos señalan a este alimento como uno de los causantes de la celulitis.

 

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2. EL AZÚCAR

Se definen como "azúcares libres" aquellos que no son propios de las frutas y las verduras frescas, es decir, todos los que se añaden al procesar, cocinar o consumir el alimento. La Organización Mundial de la Salud está especialmente preocupada con el incremento del azúcar en la dieta occidental ya que se relaciona directamente con los elevadísimos índices de obesidad. Por eso, esta entidad recomienda no superar los 25 gramos de azúcares libres o las seis cucharaditas pequeñas al día, una cantidad que engloba todos aquellos añadidos de tu dieta, desde la cucharadita que echas en el café hasta los azúcares presentes en los cereales, los yogures o las salsa preparadas que tomas. Si bien algunos azúcares añadidos son complicados de eliminar, hay otros, como el que pones tú personalmente en tu comida o bebida, que pueden sustituirse fácilmente por otros endulzantes naturales más saludables como la fruta y la miel. 

3. EL ARROZ BLANCO

Igual que sucede con el azúcar blanco y también con otros cereales refinados, el arroz blanco es el resultado de un proceso que elimina gran parte de los nutrientes y de la fibra del grano de arroz integral. Lo que queda tras este proceso es fundamentalmente almidón, un hidrato de carbono. Reemplazar en tu despensa el arroz blanco por su versión integral (más natural) o por otros cereales como la quínoa te permitirá obtener más nutrientes sin tener que cambiar tus recetas y, además, beneficiará a tu salud ya que se ha demostrado que el consumo de arroz refinado puede ser un factor de riesgo para algunas enfermedades como la diabetes.

4. LA HARINA REFINADA

La harina tiene un peso enorme en nuestra alimentación: está muy presente en la dieta cotidiana, desde la tostada que desayunamos o el sándwich que tomamos a media mañana hasta el plato de pasta o la salsa de la comida. El problema de consumir harina refinada en todos esos momentos es similar al que existe con el arroz: solo aporta energía, sin apenas nutrientes complementarios. Pero, afortunadamente, el cambio saludable es muy sencillo hoy en día porque existe una gran variedad de pan, pasta y harina en el mercado. En todos los casos, elige siempre la versión integral, elaborada con el grano completo.

5. LA LECHE PASTEURIZADA

Al margen de la polémica que desde hace tiempo acompaña al consumo de leche de vaca en la edad adulta y de todas las opiniones enfrentadas, incluso dentro del sector médico, sí se ha demostrado que tomar 3 o más vasos de leche al día envejece y aumenta la mortalidad. Además, quienes defienden que beberla es perjudicial para la salud afirman que las hormonas que los animales reciben para incrementar la producción de leche podrían tener efectos nocivos en los seres humanos y las relacionan con la obesidad o con las alergias. Sustituir la leche de origen animal por otras bebidas vegetales, como la leche de almendras o de avena, es un hábito cada vez más extendido, y no solo en las dietas veganas.

 

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6. EL QUESO

Su alto contenido en grasa lo convierte en un alimento prácticamente prohibido en las dietas de adelgazamiento, pero, estés a dieta o no, es importante saber que la mayor parte de las grasas del queso son saturadas, las mismas que se relacionan con la obesidad o la hipertensión. A pesar de que estudios recientes han probado que tomar queso no tiene por qué influir en los niveles de colesterol, como se creía hasta hace poco, convendría reducir su consumo a momentos puntuales y sustituirlos en la dieta cotidiana por otras fuentes de proteínas con menor aporte de grasa, como los huevos o el yogur vegetal.

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