"LO IMPORTANTE ES TU LIBERTAD, vivir el día a día feliz sin condicionamientos. Cada uno en la vida sabe lo que quiere y busca pero, aunque respeto todo comportamiento, me pregunto si merece la pena soportar, como algunas mujeres soportan, lo indecible para seguir llevando una piedra de muchos quilates en un dedo... Hay ocasiones en las que tienes que cortar. En mis dos matrimonios, he optado por la cirugía para evitar la metástasis, que puede acabar con tu vida".
"LA VIDA ES COMO UNA LOTERÍA en la que eliges el camino que quieres seguir. Yo no me dejé llevar por los planes que se pudieron haber trazado para mí y tracé mi rumbo. Soy optimista e inconformista y me guío más por el instinto y la intuición que por la cabeza. Se puede llamar, acaso, inconsciencia, pero es así. Pero esto no es gratuito. Uno acaba cargando siempre con las consecuencias".
Asumió el pasado, aunque el suyo, según sus propias palabras, no ha sido el más agradable, y como es mujer que no se complace en mirar hacia atrás, sino siempre hacia delante, decidió que había que continuar viviendo.
Durante años, Carmen sufrió las constantes críticas de aquellos que no entendieron que pudiera abandonar a sus hijos para irse a vivir a París con un hombre casado, Jean-Marie. Y, lo peor, sufrió la peor de las pesadillas cuando, con el paso de los meses, descubrió que cada vez le resultaba más complicado ver a sus hijos.