29 OCTUBRE 2001
Cinco años después de su primer encuentro, (1996), y cuando la pequeña Mencía va camino de los cuatro años -nació el 29 de julio de 1997- Isabel Sartorius ha dicho SI al padre de su hija.
Javier Soto Fittz-James Stuart y Cabeza de Vaca, hijo de Mencía, marquesa del Valle de la Paloma y condesa de Requena; sobrino segundo de la duquesa de Alba y miembro de una de las familias más aristocráticas de Jerez e Isabel Sartorius, futura marquesa de Mariño, han decidido dar el gran paso y convertirse a los ojos de Dios y del mundo en matrimonio.
En la ermita de la finca
Se casarán en Peraleda de la Mata, Cáceres, el próximo 15 de diciembre, en la ermita de la finca propiedad de su padre, Vicente Sartorius y de su madrastra, la princesa Nora de Liechtenstein y será, por decisión de ambos, una boda discreta y familiar. La novia, de 36 años, vestirá un traje de chaqueta de color blanco y Mencía actuará como damita de honor.
Nacimiento y separación
Isabel Sartorius y Javier Soto se conocieron en Londres y llevaban seis meses de relación cuando la futura marquesa de Maríño se quedó embarazada. Una circunstancia que les obligó a tomar decisiones precipitadas para salir al paso de una situación social y familiar un tanto comprometida. Tramitaron, entonces, civilmente los papeles de matrimonio, buscaron una casa donde vivir y no tardaron en llegar los problemas de la convivencia. Por ello, en los últimos momentos, cuando faltaban dos semanas para dar a luz, Isabel decidió volver a Madrid y ser asistida en la clínica de La Zarzuela. Necesitaba rodearse de su familia, de su gente... y dio el primer paso. Después, en el transcurso de un mes, presentaba a Mencía al salir del hospital -con su bebé en brazos y sola- y anunciaba su separación: "Ninguno de los dos hemos podido afrontar y superar una situación tan forzada”,dijo.
Una historia de amor con final feliz
Isabel se refugió en su hija, en su familia y en su trabajo en la Fundación Puleva. Javier regresó a Londres... Y fue pasando el tiempo. Contra todo pronóstico, ninguno de los dos inició una relación sentimental con otras personas y se hicieron cada vez más frecuentes las citas y los encuentros. Era normal verles de paseo con Mencía, en el parque, de compras, en actos familiares y oficiales... Hasta que Javier regresó a Madrid definitivamente y empezó a cortejarla de nuevo como un enamorado a la antigua.
Como en las películas
Sencilla, generosa, humana, cariñosa y excepcional persona, Isabel Sartorius ha encontrado, al fin, el camino junto al padre de su hija... Atrás, queda el pasado, la soledad, el hacer frente a los comentarios a veces punzantes, la resignación a aparecer constantemente en los medios de comunicación como el amor imposible del Príncipe de Asturias; como la aristócrata que hubiera sido una magnífica reina...
Isabel Sartoriusya no es nada de eso. Ahora, es la protagonista de una historia de amor casi perfecta aunque, por precipitada, se detuviera en el tiempo agazapada... Mencía es ya una mujercita y sueña con la boda de sus padres, como en las películas. Las familias de los novios no podían soñar un final mejor;... Isabel
y Javier retoman su historia allí donde la habían dejado con una única obligación: la de ser felices.
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