RONDA: GRAN CITA SENTIMENTAL PARA LOS ORDÓÑEZ Y LOS ALBA

Presentación familiar de Genoveva, compañera y madre de los dos hijos de Cayetano Martínez de Irujo, y primera aparición pública de Cayetana, después de la muerte del duque de Alba

10 SEPTIEMBRE 2001
La tradicional corrida goyesca, celebrada en Ronda desde hace casi medio siglo, ha marcado, en esta última edición, el gran acontecimiento sentimental de dos familias eternamente ligadas a esta fiesta: los Alba y los Ordóñez que se dieron cita en la plaza de los toreros machos para saborear un cartel de lujo: Rivera Ordóñez, José Tomás y Morante de la Puebla

Presentación de Genoveva
Es esta reunión desde hace varios años, encuentro obligado para las dos familias, aunque ha sido este verano cuando se han registrado todos, en tendidos y barreras, a la hora de tomar asiento. Así, a la habitual presencia de Francisco Rivera y a la de su mujer Eugenia Martínez de Irujo, hemos de añadir la de la duquesa de Alba, a la que no se había vuelto a ver en un acto social desde la muerte de su esposo, Jesús Aguirre; y la de Cayetano, que buscó el sostén de estas montañas malagueñas para hacer la presentación familiar de Genoveva, la madre de sus dos hijos, Amina y Luis.

Reunión familiar
Arropados por la memoria del gran maestro, Antonio Ordóñez, fallecido hace tres años, después de asumir con orgullo y apostura, el apodo del torero milagroso, Cayetano recibió en este histórico emplazamiento, la enhorabuena de amigos y familiares; Cayetana, la gran duquesa, el apoyo y el consuelo de todos aquellos que entrevén, a través de sus palabras y actitud, una viudedad negra; y Eugenia, las complacencias dedicadas a su hija, Cayetana a su marido, Francisco, aunque no tuvo éste mucha suerte a la hora de matar.
Después, cuando el silencio volvió a la plaza de la Caballería de Ronda, se reunieron las familias en la intimidad y celebraron el inicio de una nueva etapa en la que se anuncian bodas y bautizos... Grandes celebraciones que han de poner fin a una época que los divorcios, -condes de Siruela y duques de Huéscar, carmina Ordóñez-; y la enfermedad que acabó con la vida de Jesús Aguirre, el duque de Alba, han de dar paso a una nueva existencia familiar.

Presentes siempre en las crónicas de los excelsos taurinos
Como si el tiempo no hubiera pasado... Como si el mismo Hemingway estuviera presente para dar testimonio de su protagonismo en una fiesta que ha cruzado el umbral del segundo milenio, un año más, se rindieron honores a Pedro Romero, torero del S XVIII, y a todos los que hicieron posible la existencia de tan excelso acontecimiento taurino... En el albero... Morante, José Tomás y Francisco Rivera, el nieto del Maestro, sembrando el albero con sus verónicas e ilustrando sus recuerdos con un ramillete de flores y una amorosa dedicatoria dejada horas antes en la estatua de su abuelo. Un torero histórico que se hubiera sentido orgulloso de ver a los Ordóñez y los Alba pisando las piedras de Ronda. Dos familias que, aunque el destino ha determinado unir a través del matrimonio de Eugenia Martínez de Irujo y Fran Rivera, han estado siempre presentes en las crónicas de los ilustres taurinos. Unos, los Alba, desde la barrera; los otros, los Ordóñez, desde la arena de la plaza, pero todos marcados por la historia de la Fiesta y por los pintores que la retrataron.