ÚLTIMO ADIÓS A MAUREEN REAGAN, HIJA DE RONALD REAGAN Y LA ACTRIZ JANE WYMAN

20 AGOSTO 2001
En la catedral de Sacramento, la familia Reagan se reunió para dar el último adiós a Maureen Reagan, hija mayor del que fuera presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan y de su primera mujer la actriz Jane Wyman. Con entereza aunque con profundo dolor, la célebre protagonista de Belinda y Falcon Crest llegó al templo del brazo de su yerno Dennis Revell, esposo de Maureen, totalmente vestida de negro, cubriendo sus ojos con unas gafas de sol y apoyándose en bastón.

Nancy Reagan, esposa del ex presidente estadounidense, representó a su marido en el funeral en memoria de Maureen, fallecida a causa de un cáncer de piel a los 60 años de edad. Ronald Reagan, de 90 años de edad, padece la enfermedad de Alzheimer desde mediados de los noventa y su salud se ha visto agravada en los últimos tiempos por lo que no pudo asistir a la despedida de su hija mayor como hubiera sido su deseo.

En el último adiós a Maureen, fallecida el pasado 8 de agosto, estuvieron los hijos del actor de Hollywood y político, Michael, hermano de la desaparecida, así como Patti y Ron, nacidos del matrimonio de Reagan con Nancy.

Feminista convencida
Maureen Regan luchó arduamente contra su enfermedad y cuando se le diagnosticó el Alzheimer a su padre colaboró de modo intenso con asociaciones que se dedicaban a investigar este mal. A la hija mayor de Reagan le apasionaba la política e incluso intentó llegar al Senado de los Estados Unidos en los años ochenta, aunque finalmente no tuvo éxito. Entonces, entró a formar parte de la Comisión sobre el Estatus de la Mujer, donde representó a Estados Unidos.

Sus ideas feministas chocaban con las más tradicionales de su padre aunque los dos estuvieron siempre muy unidos y Maureen no se cansaba de repetir: “Siempre seré la niña de sus ojos”. Maureen residía en Sacramento con su marido Dennis Revelly con su hija Rita, de 16 años, a la que el matrimonio adoptó en 1995, poco antes de que empezara la lucha, que duró cinco años, contra su terrible enfermedad.