HISTORIA DE AMOR ENTRE LA REINA DEL 'POP' Y EL ESCOCÉS 'ARISTÓCRATA'

21 DICIEMBRE 2000
Se conocieron en la fiesta que organizó Trudie Styler, la mujer de Sting, el inversor que, con su magnífica aportación, les permitió rodar Lock &Stock. Él estaba saliendo con la modelo Tania Strecker… Madonna le preguntó: “Hay alguna posibilidad de conseguir un papel en tu próxima película”. Guy dijo, “no”. Madonna se quedó impresionada y esperó a que éste rompiera con su novia, la modelo Tania Strecker. Entonces, lo llamó varias veces al móvil y, aunque Guy no se lo puso fácil, la estrella acabaría ganando la partida.
Durante mucho tiempo, Guy rehuyó del compromiso formal –no quería que nadie pudiera pensar que él iba tras el dinero de la cantante– pero, su vida y su forma de pensar dieron un vuelco definitivo, tras el nacimiento de Rocco. El niño que acaba de ser bautizado con un traje de Versache, valorado en diez millones de pesetas.

Montando un cuento de hadas
Después de nacer éste, un mes antes de lo que se había previsto, Guy y Madonna se hicieron regalos de compromiso millonarios y comunicaron a sus amigos que pronto habría boda. Pensaron, en principio, en algo sencillo e informal pero, con el paso de los meses, Madonna cambió de idea y convenció a Ritchie –ella le llama Grrr– de que lo mejor era montar un cuento de hadas.
El éxito de la relación entre Madonna y el cineasta radica –dicen, ahora, sus amigos–, en el hecho de que Guy no se ha dejado avasallar por la personalidad y el poder de la diosa. Es más, él puso las condiciones y la reina del pop las aceptó sin rechistar. Se instalarían en Inglaterra –jamás en EEUU–, tendrían siempre los pies en el suelo y darían muchos paseos por el campo. Le enseñaría a cazar y recorrerían juntos esas colinas de las que Ritchie se enamoró en la infancia. “Mancharte las manos de sangre es importante –dijo en una entrevista a GQ– y saludable si vas a participar en la vida. Si matas tu propia comida te involucras, de verdad, en el ciclo. No tengo problemas con la caza del zorro ni con las corridas de toros, y el que los tiene es que no ha vivido suficiente”.

Una nueva dama para Escocia
Además, lavarían el coche los domingos por la mañana como cualquier pareja del East End, saldrían a tomar cerveza por el barrio y no gastarían sus horas visitando exclusivas tiendas de Londres para hacer compras inútiles.
Madonna dijo sí y, ahora, insisten, de nuevo, sus íntimos, –es ella la que se acerca siempre a Guy, la que le besa y la que le hace mimos–, “mientras él no pierda terreno y mantenga firme a la nueva señora Ritchie, todo irá sobre ruedas”.
Hoy se casan en Escocia, en una escena de cuento hecha a su medida, y rinden tributo con su boda a la familia de Guy. A su abuelo, comandante del Ejército inglés, que murió en combate durante la II Guerra Mundial; y a su padre, un militar de carrera, que cambió las armas por la publicidad y se convirtió, con el paso de los años, en un publicista reconocido en todo el imperio británico.
Por otra parte, Madonna, con esta boda, al convertirse en señora de Ritchie, emparenta con el clan del regimiento Seaforth Highlanders, los famosos Macintosh. Una familia enraizada en la historia de Escocia, desde hace siglos. No en vano, Celia Macintosh, matriarca del clan, además de dar a la cantante la bienvenida a su familia, le ha anunciado ya que, como hija política, pasa a disponer del título de dama del regimiento Seaforth Highlanders.