ÚLTIMAS IMÁGENES DE DOÑA CRISTINA ANTES DE CONVERTIRSE EN MADRE POR SEGUNDA VEZ

30 NOVIEMBRE 2000
En cada situación, en cada momento, más allá de su avanzado estado de gestación, doña Cristina se ha mostrado, en los últimos meses, como una mujer comprometida con todos los acontecimientos que se iban sucediendo en su existencia: personales, laborales y dinásticos.

La duquesa de Palma empezó, después de sus vacaciones de verano, cumpliendo sobradamente con su papel de amante esposa cuando, sin regatear esfuerzos y embarazada de siete meses, se trasladó hasta Australia –un viaje de unas veintiocho horas de duración– para estar presente en el momento en el que su marido podía hacer realidad su sueño como jugador de balonmano: conseguir una medalla de oro para España, en los Juegos que suponían su despedida como deportista. No pudo ser la de oro. Fue la de bronce pero, igualmente, allí estaba doña Cristina –también la Reina, el Príncipe y otros miembros de la familia– para abrazar al héroe
.
Radiante en el 25 aniversario de la Monarquía
Dos meses después de su proeza, cuando todos los medios de comunicación daban por hecho que el segundo alumbramiento era cuestión de días, doña Cristina apareció radiante en los actos conmemorativos del 25 aniversario de la Monarquía Española. Una fecha que cambió la vida de todos los miembros de la Familia Real y de todos los españoles. Tan señalada y especial que, en ningún momento, se planteó la posibilidad de no rendir tributo al gran esfuerzo hecho por sus padres, los Reyes, a lo largo de este cuarto de siglo y, por los españoles que, además, les han visto crecer paralelamente a sus hijos y nietos.

Doña Cristina, vestida con el mismo traje de gasa que luciera en el bautizo de Victoria Federica, la hija de su hermana, doña Elena, –también, con la bufanda con la que tímidamente cubre su vientre– , se mantuvo firme durante todos los actos y, en ningún instante, hizo uso de su condición o de sus privilegios.

La vuelta a casa
Dos días después de que finalizaran las celebraciones del vigesimoquinto aniversario, los duques de Palma regresaron a casa, a Barcelona. Doña Cristina, al ver cumplidas una vez más sus obligaciones dinásticas, volvió a la rutina y la normalidad. Trabajo, revisiones médicas, largos paseos –tan aconsejables para una mujer en su estado– con su hijo, Juan Urdangarín y su marido, el duque de Palma, por los alrededores de su casa, en Barcelona… Y las citas, de siempre, con sus amigos en el Club de tenis de la ciudad Condal, adonde acuden casi todos los domingos y festivos.