Julio Iglesias e Isabel Preysler posan felices, con sus tres hijos, antes de anunciar su separación


Julio Iglesias y Miranda se conocieron hace diez años en un aeropuerto y son padres de dos niños





19 OCTUBRE 2000
Sólo ha habido dos grandes amores en su vida. La primera, Isabel Preysler. La mujer que le inspiró sus primeras canciones románticas y que le dio tres hijos. La segunda, Miranda, un torrente de juventud, sencillez y discreción, sin la que -confesó el cantante- no podría vivir.

Boda de Isabel Preysler y Julio Iglesias
Se conocieron en una fiesta organizada por Tomás Terry, en Madrid, para promocionar sus vinos y brandies y, aunque Isabel no se prendó del todo del romántico cantante, aceptó, sin embargo, asistir con él a un recital de Juan Pardo. Y el resto ya es historia. Se casaron en 1971, en Illescas, Toledo, y se separaron siete años más tarde cuando la carrera triunfal de Julio se convirtió en un obstáculo. Porque, si en los primeros tiempos de matrimonio Isabel fue la compañera infatigable del cantante -viajaban juntos en un autobús desvencijado-, el nacimiento de Chábeli (1971), Julio José (1974) y Enrique (1975) acabaron obligándola a permanecer en su casa de Madrid. En el verano de 1977 se produjo la ruptura de Julio e Isabel Preysler. Y, poco después, la pareja conseguiría la nulidad matrimonial a través de la diócesis de Brooklyn, Nueva York. A pesar de todo, Isabel Preysler y Julio Iglesias mantuvieron sus buenas relaciones y siempre estuvieron de acuerdo en la educación de sus hijos. Además, el cantante, que nunca dejó de cumplir sus deberes de padre, contribuyó a los gastos generales de la casa con generosas cantidades de dinero.

La soledad de Julio
"Sé que hay amores para toda la vida, pero yo todavía no he encontrado ninguno", dijo Julio Iglesias, después de separarse de Isabel Preysler… El cantante, que cosechaba éxitos musicales por todo el mundo y se hacía con todos los premios musicales imaginables, no encontró durante años un corazón. Decenas de nombres de mujeres bellísimas se unieron a su nombre durante una época más o menos larga, pero no tuvo, sin embargo, una compañera con la que compartir su vida hasta que descubrió a Miranda.

Miranda, un remanso de paz
La primera vez que se vieron, en el aeropuerto de Yakarta, Julio Iglesias le dijo a un amigo: "esa chiquilla va a ser mi mujer". Una década después, aquella joven sigue acompañando al artista en su andar por la vida. Miranda ha sido durante todos estos años, su compañera, su confidente y amiga en la sombra, la mujer callada que habla con silencios. Esa persona que ha convertido su casa en un hogar. Que le ha permitido, pasados los cincuenta, volver a ser padre de Miguel Alejandro, Rodrigo y, la próxima primavera, de un nuevo bebé al que no se le ha podido atribuir, todavía, un sexo. Con su nueva familia, Julio ha llenado de alegría su hogar y con ella, el artista, rejuvenecido y glorioso, ha regresado, también, a España después de décadas de ausencia. A una casa, en Marbella, que compró siguiendo la estela del sueño que siempre traducía en palabras: "Volveré a España. Cuando encuentre la casa que busco volveré a casa". Y, a esa casa volverán, en próximas fechas, Julio, los niños y una Miranda embarazada de su tercer hijo. En busca de una vida tranquila y sosegada porque, como él dice: "ya he sobrevivido a muchas guerras... Y, con los años, se ha acrecentado mi afán por hacer feliz a mi esposa, Miranda y a los niños".

 

 
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