Hay algunos especialistas que hablan del trastorno narcisista de la personalidad como uno de los trastornos mentales por excelencia del siglo XXI. Así lo considera, por ejemplo, la psicóloga clínica y coach ejecutivo Pilar Guerra Escudero, que nos detalla que tiene que ver con padecer una sintomatología caracterizada por una notable disminución en la inteligencia emocional, en el mundo de los sentimientos y, por lo tanto, una grandísima dificultad para relacionarse consigo mismo y con los demás. No es fácil la convivencia con un narcisista. “Por lo tanto, si a lo largo de tu vida te topas con uno o varios seres narcisistas, casi es un deber obligado estar informado de los estragos que acarrean y de los daños que causan cuando se relacionan contigo”, nos comenta.
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Una convivencia que no es sencilla
La experta lo explica así: “Hasta hace muy pocos años lidiar con ellos y padecer las consecuencias tenía que ver con la mal nombrada incompatibilidad de caracteres. Hoy, afortunadamente, sabemos ya identificar sus rasgos de personalidad y, aunque el mejor consejo es huir de ellos y escapar lejos, queda la esperanza -como en todo- de que realmente se cumpla ese mínimo tanto por ciento de narcisistas que son capaces, si no de curarse del todo, al menos de mejorar en algo”, nos detalla.
Y lanza una pregunta: ¿es necesario convivir con un narcisista? “A fin de cuentas, son tan perfectos que no necesitan a nadie, salvo para utilizarlo y manipularlo. Así es que si aun sabiendo esto, hemos decidido permanecer a su lado, debemos de estar muy alertas a qué hacer para poder convivir con ellos y no morir en el intento”, nos comenta. Y nos da una serie de consejos útiles.
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Entender que el idioma del narcisista no es tu idioma
La experta pone un ejemplo más que entendible por todo el mundo: el narcisista habla en chino y el que no es narcisista habla en japonés. “Esto significa que la programación de su disco duro es totalmente diferente a la de la mayoría de los seres empáticos que transitamos por este mundo, por lo que lo lógico para ellos es lo ilógico para nosotros. Tener expectativas con ellos acerca de que su relación con nosotros esté basada en normas de convivencia evidentes (si le llamas, que conteste; si le pides que venga, que acuda; o si te ha pedido casarse contigo, que el día de la boda se presente a ésta), es como tener la misma probabilidad de que te toque la lotería sin comprar un décimo”, comenta Pilar Guerra. Por eso, si eres capaz de convivir con una persona que tiene mil y una máscaras que corresponden a tener personalidad múltiple y no esperar que lo evidente lo vea como evidente, puede entonces que tu salud mental sea capaz de mantenerse equilibrada.
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Medir el amor que le profesas
Estos personajes se bastan consigo mismos y se sobran con ellos solos, por lo que su ego es directamente proporcional al auto amor que se tienen. Por esta razón decirles: “te quiero” de la manera más natural y lógica, como cuando alguien lógico quiere alguien, es ilógico para ellos. Su amor hacia ti crecerá proporcionalmente al número de impedimentos que les pongas. Cuanto más les ninguneas, más te quieren; cuanto más difícil les hagas todo, más te adoran; cuanto más independiente seas, más te buscan. Esta loca manera de relacionarse con los demás está basada en su estructura de incoherencia emocional, por lo que tan solo hay que buscar entre todo lo incoherente que se nos ocurra y ponérselo a su servicio. De esta manera, la convivencia parecerá coherente, aunque realmente no lo sea, pero al menos y una vez más, seguirás conservando tú estabilidad.
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No hablarles de tus sentimientos
Al ser el narcisista un individuo sin empatía, la probabilidad de que te vea y te sienta como un ser humano es bastante improbable. Tienden a cosificar todo y en ese todo entras tú también. Hay momentos dentro de los pocos momentos que hay para que te dejen hablar, (ya que la mayoría del tiempo contigo lo emplean en hablar de ellos), en los que si lo que quieres es exoresar tus sentimientos mejor te buscas a un buen psicólogo para que te escuche.
La escucha de un narcisista es pasiva: te oye, pero no se le queda registrado. Y si por casualidad osas a hablar de tus emociones, siempre te contestará con un “yo igual”; o un “yo también”; o seguramente con un “y yo más”.Eso por no omitir que probablemente una vez oídas (que no escuchadas) tus emociones, no osen en utilizarlas en tu contra.
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Cuidado con estar pendiente del uso de su móvil
La experta hace mención a algo curioso: un buen narcisista es un auténtico experto en el funcionamiento del teléfono, sobre todo, de la famosa aplicación de WhatsApp, convertida en la herramienta número uno en la actualidad para comunicarnos. Un maremoto de signos y señales delatan qué te quiere decir, así como cuándo y cómo te lo quieren decir. Hay, por tanto, que estar entrenado en esto.
Todo comienza con que probablemente el narcisista tenga omitida la hora de su conexión, así como que prefiera tener los dos tics en color gris, en lugar de azul, para poder obsesionarte con si ha leído o no tus mensajes.
Ante la alegría de un hola suyo no olvides que tú sí que eres empático, sueles contestar enseguida y obviamente permaneces en línea para observar su respuesta; el narcisista sigue en línea; tú supones que te va a contestar, pero no contesta.
Si ocurre esto te está indicando que eres una cosa más dentro de todas las cosas que tiene que hacer, mientras habla contigo. De esta manera observamos, por supuesto, que no eres su prioridad. Por lo tanto, la técnica que hay que aprender para convivir con el narcisista, sin perder la cordura, es la de mantener la calma, anteponiéndonos con tiempo a sus modos de comunicarse, que siempre van a ir en la línea de marear, confundir, desorganizar e introducir variables extrañas, para dejar patente que el que manda es él. No olvidemos que este tipo de relaciones son desiguales y ellos siempre necesitan dominar para sentirse seguros. El tema es decidir nosotros si queremos jugar a ser sumisos o, por el contrario, solo a parecerlo.
Identificar su 'gas lighting'
Nos detalla que un narcisista vive confundido en su tortuoso mundo de emociones por lo que su tendencia natural es la de procurar por todos los medios confundirte a ti. Para ello hemos de identificar que cuando nos sintamos totalmente dudosos de nosotros mismos tras relacionarnos con ellos es porque ya ha podido conseguir que entremos en modo disonancia cognitiva o, lo que es lo mismo, estar inmersos en una tensión o desarmonía interna en nuestro sistema de creencias, ideas y emociones, con la percepción de estar teniendo dos o más pensamientos en conflicto. Por lo que nuestro comportamiento entrará en disonancia con nuestras creencias.
Entender por qué hacen luz de gas no es tan complicado, si realmente llegamos a comprender que el narcisista cursa con patrones de abuso emocional con el único fin de manipularnos y que dudemos de nuestra propia percepción, juicio o memoria, normal o anormalmente para hacernos sentir ansiedad, confusión o tristeza. Para conservar nuestro equilibrio empático, hemos de meternos en su submundo: saber que su autoestima es baja y van a utilizar mil y una maneras de disminuir o aniquilarlos la nuestra. Pero este es su problema, así que no lo hagamos nuestro y sigamos sin dudar un solo ápice de nuestro autoconcepto como seres verdaderamente funcionales.
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Reconocer el refuerzo intermitente
Un narcisista necesitaba suministro empático o, lo que es lo mismo, una persona a su lado que equilibre su disfuncionalidad. No olvidemos que los extremos se atraen y que siempre existen los dos polos en todo continuo. Por este motivo y al necesitarnos a su lado, no pueden estar continuamente emitiendo conductas negativas a modo de castigo. Necesitan parar para reforzarnos y darnos de vez en cuando algo positivo a modo de regalo.
De esta manera provocan en nosotros un enganche emocional, a través del cual aprendemos que, tras muchas reprimendas, finalmente conseguiremos el premio. La herramienta para hacer frente a esta curiosa conducta es la de evitar la idealización total, es decir, si bien es cierto que no podemos obviar su parte encantadora, que la tienen, hemos de poner el foco y no olvidarnos del resto de sus máscaras dañinas para no entrar de nuevo en la disonancia cognitiva que producen sus “ahora sí y ahora no”, como si estuviésemos delante de una máquina tragaperras esperando que, tras perder muchas monedas, nos salga el premio gordo.
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Identificar su triangulación
“Un narcisista triangula, es decir, siempre nos va a meter en un isósceles con una o más cosas o con una tercera persona. Si somos un miembro del equipo que lidera, sentiremos muy a menudo que prefiere cualquier otro antes que a nosotros; si somos uno de sus hijos o amigos, siempre observaremos que su lema es el de divide y vencerás y que nuestra sensación es la de sentirnos continuamente comparados y no elegidos. La verdadera pugna se da cuando eres o intentas ser su pareja, ya que la convivencia no es algo que sea fácil de aprender; no olvidemos que vivimos en una sociedad donde la monogamia es lo más usual por ahora dentro de nuestro modelo de relación. Lo que sí es curioso es que, tras un compromiso de fidelidad y lealtad, el narcisista tienda siempre a transgredirlo. Y lo más curioso aún es que se crea que no nos enteramos. Darte cuenta de que estás en peligro de no ser la única en una relación cerrada es lo primero que sentimos”, nos cuenta.
Y añade que, sin embargo, el consejo para esto va en la línea de comprender de nuevo el porqué y el para qué lo hace. Paradójicamente la búsqueda del tercero es otra forma neurótica e infantil de manejar una relación adulta. Devaluar o descalificar a través de un tercero o tercera es volver de nuevo a minarnos nuestras fortalezas para quitarnos poder. Tras compararnos con otros obviamente seremos siempre los menos inteligentes, atractivos o interesantes.
El consejo final es aceptar de manera inteligente el rol asumido en la triangulación si es que quieres convivir con el narcisista. Hablar con ellos en privado sobre sus conductas es un partido perdido por lo que jamás hay que reaccionar de manera visceral y, por el contrario, utilizar el más absoluto silencio como manera más inteligente de comunicar nuestros límites.
En general, el narcisista cursa con patrones que rozan la psicopatía, lo que ocurre es que no tocan la intensidad suficiente como para que sus comportamientos sean delictivos. Son bastante astutos y saben integrarse en sociedad. Sobrevivir en la convivencia con ellos tiene que ver entonces con poner todas nuestras artes como sabios para ignorar sus narcisismos con mucha inteligencia.