Las decisiones condicionan nuestra vida. Nos pasamos el día decidiendo. Unas tienen una gran trascendencia y pueden marcar el curso de nuestros días. Otras apenas tienen importancia, pero, sin embargo, podemos perder minutos e incluso horas sin saber qué elegir. ¿Por qué hay personas a las que nos les cuesta ningún esfuerzo tomar decisiones y otras para las que este acto tan cotidiano se convierte en un calvario? ¿Es innata la capacidad de decidir? ¿Se puede aprender? Lo analizamos con la psicóloga Paula Ramírez, de Mundopsicologos.com. La experta nos dará las pautas para desarrollar la capacidad de decidir y superar el miedo generado por la incertidumbre de no haber decidido lo correcto.
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¿Por qué nos cuesta decidir?
No le ocurre a todo el mundo, pero sí hay personas para las que decidir es una tortura. El miedo a equivocarse, las consecuencias que se deben asumir, el hecho de asumir que tomar una decisión significa hacer renuncias o que las decisiones pueden tener consecuencias agradables y desagradables hace que muchas personas sientan culpa, frustración, impotencia ....
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¿Es innata la capacidad para tomar decisiones?
Más bien es aprendida. Depende de la crianza, del estilo de vida, la autonomía, la autoconfianza, el autoconcepto y la responsabilidad son aspectos que se integran desde los primeros años de vida. Poco a poco, a medida que los niños y niñas toman decisiones, van aprendiendo, lo ven como algo natural y escogen según sus preferencias. Sin embargo, a medida que crecen, el ambiente, los padres, los tutores, pueden dificultar esta toma de decisiones. Por ejemplo, "si crecen en un ambiente sobreprotector, se impide que el niño experimente y decida. En cambio, un ambiente autoritario, en el que se recriminen los errores, crea un estado de tensión y de ansiedad constante que puede generar bloqueos a la hora de tomar decisiones", advierte la psicóloga Paula Ramírez.
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Las consecuencias de no saber tomar decisiones
Paula Ramírez advierte de que no tener confianza en uno mismo para tomar decisiones puede tener consecuencias en el bienestar del individuo. Por ejemplo, no decidir por uno mismo implica someterse a los demás y dejarse llevar sin tomar las riendas de la propia vida. Es limitante y las personas que no deciden pueden volverse sumisas y dependientes. Eso les generará más pérdida de confianza, baja autoestima, inseguridad, dependencia emocional y malestar...
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Así puedes aprender a tomar decisiones
La experta en psicología recuerda que se puede trabajar y aprender a tomar decisiones desde un punto adaptativo. En estos casos se puede trabajar las creencias limitantes, aprender a aceptar el error como un aprendizaje, practicar la toma de decisiones desde situaciones que no generen tanta ansiedad hasta ir subiendo el rango de dificultad. Este tipo de herramientas puede ayudar a fomentar un mayor autoconcepto, autoestima, confianza y seguridad en una misma persona. Estas herramientas y otras relacionadas con el tema se pueden trabajar en sesiones de psicología, pudiendo abordar situaciones que generen conflictos en el día a día, concluye la psicóloga Paula Ramírez quien a continuación nos da unos 'tips' para aprender a tomar decisiones.
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Conocerse a uno mismo
Esta es una de las principales claves para poder tomar buenas decisiones. Saber quién es uno, donde está y hacia donde quiere ir ayudará adquirir confianza en uno mismo y el proceso para la toma de decisiones será más fácil y más acorde a las necesidades y aspiraciones de cada uno
Saber qué se quiere
Este punto es crucial para tomar decisiones, ya que si no se tiene una 'hoja de ruta' de qué se aspira en la vida, lo más normal es que se tomen caminos erráticos. Por ello, la especialista en psicología señala que hay que trabajar en el autoconocimiento haciéndonos las preguntas correctas mencionadas en el punto anterior. De esta manera, cada vez que nos separemos de nuestros objetivos, podremos volver a retomar el rumbo.
Escuchar qué nos dicen nuestras emociones y cuerpo
Hasta hace no mucho, se decía que las decisiones se debían tomar de forma totalmente racional. Sin embargo, afortunadamente, esto ha cambiado. Y hoy los expertos también nos recuerdan que hay que escuchar qué es lo que nos dice todo nuestro ser cuando vamos a escoger un camino u otro. Y es que lo que sentimos a nivel emocional, mental y corporal es una señal de cómo estamos, por esto es muy importante pararnos a escucharnos, sin prisa. Relajarnos y tomarnos nuestro tiempo para decidir mejor.
Sé sincera contigo misma
También es fundamental para tomar las decisiones que mejor nos convengan. De hecho, como señala la psicóloga de Mundopsicologos.com, no hay que avergonzarse si uno quiere algo que se sale de lo común o si quiere investigar nuevos caminos o ponerse retos nuevos. Lo importante es que nos creamos de verdad aquello que elegimos. Como sostiene la experta, las mentiras nos hacen un flaco favor, y una vez empezamos a mentirnos, es difícil librarnos.
Dejar de pensar en lo que opinan los demás
Estar siempre pendiente de los comentarios y de las opiniones de los demás, nos puede hacer tomar malas decisiones. Es más, es una actitud que no nos ayuda y que, además, puede hacer que nos desviemos de nuestro camino. Podemos pedir consejo y sopesar los pros y los contras con la ayuda de alguien de confianza, pero nunca debe ser el motor que nos haga elegir. La última decisión debe ser nuestra.