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¿Son los probióticos un buen aliado contra el estrés postvacacional?

Cada vez se tienen más evidencias sobre la conexión entre el cerebro y la microbiota


30 de agosto de 2022 - 12:38 CEST
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Es un hecho: hasta hace relativamente poco tiempo, no hemos sido conscientes de la importancia del consumo de probióticos para nuestra salud. Pues bien, pueden ayudarnos incluso a llevar mejor la vuelta a la rutina tras las vacaciones. Y es que su ingesta puede ser buena aliada para poner freno al estrés postvacacional. Así lo considera el experto José Antonio Barroso, fundador de un importante laboratorio de análisis alimentario, que acaba de publicar su nuevo libro SOS Probióticos, en el que nos resume los beneficios más destacados y llega, además, a la conclusión de que su defecto puede causar muchas disfunciones fisiológicas y mentales, entre las que puede que se encuentre el estrés postvacacional.

Y es que no podemos olvidar que cada vez se tienen más evidencias que nos hablan de la conexión entre el cerebro y la microbiota. Los probióticos desde nuestro intestino, generan de forma natural serotonina, la hormona que contribuye al bienestar mental y que es una de las conocidas hormonas de la felicidad.

“Numerosos estudios científicos vienen a corroborar que los productos ricos en probióticos vivos y activos son un alimento funcional a todos los niveles, con múltiples efectos beneficiosos sobre nuestro organismo”, afirma el autor, con quien hemos tratado de resolver, a continuación, las preguntas más habituales sobre dichos microorganismos.

 

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¿Qué son los probióticos?

Es lo que comúnmente se conoce como flora intestinal y son nuestros compañeros de viaje que normalmente suponen unos dos kilogramos de peso. La Organización Mundial de la Salud los define así: “Los probióticos son microorganismos vivos que, administrados en cantidades adecuadas ejercen un efecto beneficioso sobre la salud del consumidor”.

Desde que se emitió esta definición, se ha venido avanzando en la investigación sobre la influencia de los probióticos en nuestra existencia y quizás habría que completarla. Recientes investigaciones sobre la actividad de estos microorganismos han dado a definir al intestino cómo el segundo cerebro que tiene una gran influencia sobre nuestro estado emocional.

 

Defendemos en el libro SOS Probióticos la importancia de que lleguen vivos y activos hasta el consumidor, que desgraciadamente no se está teniendo muy en cuenta. Debido a ello estamos perdiendo los beneficios para la salud de los que disfrutaban nuestros ancestros.

 

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¿Dónde podemos encontrarlos?

Inicialmente, las hembras lactantes los incluyen en la leche que dan a sus crías. También las mujeres mediante una lactancia natural. Por otra parte, siempre han estado en los procesos fermentativos y los hemos tomado vivos y activos hasta que, por las necesidades del mercado, se han eliminado de los alimentos fermentados para permitir una más fácil comercialización.

 

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¿Los tenemos más a mano de lo que pensamos en nuestra dieta?

Sí, a pesar de todo siguen estando a nuestra disposición, y creo que se conoce poco que en nuestra dieta mediterránea hay muchos alimentos que los contienen.

-Están en los lácteos fermentados como quesos o yogures.

-Se encuentran en cantidades importantes en embutidos crudos curados, como el chorizo o el salchichón.

-También las salazones de pescado como la mojama o las anchoas.

-En los encurtidos vegetales, como las aceitunas, se encuentran en grandes cantidades.

-En la miel también las incluyen las abejas. Están también en la sidra y la cerveza sin filtrar.

Pero todo lo anterior, siempre que no se sometan a tratamientos térmicos tras la fermentación. Y, por cierto, también están en las preparaciones de alimentos fermentados importados, como el chucrut, la Kombucha o el Kimchi.

 

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¿Por qué deberíamos tener muy en cuenta su consumo?

Los humanos hemos consumido probióticos a lo largo de nuestra existencia como especie. En un principio era a través de los alimentos fermentados de forma fortuita y, posteriormente, cuando sin saberlo utilizábamos a estos microorganismos en los procesos fermentativos dirigidos a la conservación de alimentos.

Es a partir de la aparición de los sistemas de conservación por calor y los equipos de frío, cuando nuestra dieta sufre una gran disminución en el aporte de estos, tan necesarios, compañeros de existencia.

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¿Cuáles son sus principales beneficios?

Es sobradamente conocida la importancia de los probióticos para nuestro sistema digestivo y nuestra salud en general, aunque es ahora cuando se le está dando más importancia. En el libro podemos conocer sobre los trabajos olvidados de un médico español, Francisco Muñoz Seca, que en 1911, describía las etapas de colonización del intestino del lactante por parte de las bacterias probióticas.

Ya entonces comparaba la flora intestinal de los bebés alimentados con leche materna respecto a la de los lactantes criados con biberón. También proponía dos formas de utilización de ‘fermentos’ contra la gastroenteritis aguda en los niños, dando a los pequeños unos cultivos activos de bacterias lactofermentativas.

Al finalizar su trabajo, relata los casos de niños enfermos de diarrea y fiebre alta que él trató con lo que llamó lactobacilina. Según expone, todos sanaron salvo uno, que murió debido a que al iniciar el tratamiento ya estaba aquejado de una extrema debilidad. Aquellas investigaciones claramente adelantadas a su tiempo y algo casi desconocido en la sociedad de entonces, quedaron olvidadas. De hecho, podemos decir que incluso es poco conocido actualmente.

 

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¿Son especialmente importantes en estos meses de calor?

Minimizan las consecuencias para nuestra estabilidad emocional que ocasionan la ansiedad y la depresión. La sensación de agobio y falta de sueño, a consecuencia de a la intensificación de los días de calor, afecta la estabilidad de la flora intestinal y, de nuevo, aparece ese círculo en el que las situaciones de estrés inciden sobre la microbiota, que a su vez, al estar debilitada, no podrá generar la situación hormonal adecuada para conseguir un estado emocional que no nos afecte de forma negativa.

 

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¿De qué forma pueden ayudarnos a combatir el temido estrés postvacacional?

Como decimos, los probióticos son los que generan la serotonina, conocida como hormona de la felicidad. Parece evidente que en momentos en los que nos vamos a sentir más tristes por abandonar la situación de descanso y volver al trabajo, necesitemos que esos proveedores de serotonina se encuentren en perfectas facultades para inundarnos de ella.

En SOS Probióticos, hacemos hincapié en cómo afectan a nuestra salud emocional los que se han dado en llamar “Psicobióticos”, que se componen de una serie de cepas bacterianas que pueden modificar la zona de nuestro intestino en la que se produce casi la totalidad de las hormonas, la serotonina y el cortisol. La primera regula el estado de ánimo y la segunda es la hormona responsable de problemas mentales, como la ansiedad o el estrés, cuando está descontrolada. Por tanto, podemos afirmar que los psicobióticos son los responsables de nuestro equilibrio hormonal.

Sobre ellos, cada día van apareciendo estudios sobre lo que ahora se conoce por la “conexión intestino-cerebro”, que evidencian la relevancia que tienen en nuestro estado emocional.

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¿Quizás haya poca información al respecto?

Últimamente se viene fomentando la información en el etiquetado de los alimentos en cuanto a las propiedades nutricionales. Y no se puede negar la importancia de conocer los nutrientes que contienen los alimentos que vamos a comprar, pero quizás sea más importante saber si se trata de un alimento vivo que nos aporte probióticos activos e incluso, la posibilidad de que contenga nutrientes que puedan llegar hasta nuestra flora intestinal sin metabolizar (prebióticos). En el etiquetado, esto debería estar bien visible.

Muchos de los alimentos, tras haber sido de alguna forma fermentados, llegan al mercado tratados térmicamente después de la fermentación y, como consecuencia de ello, los microorganismos probióticos son desactivados.

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