Los pitidos que pueden aparecer por tener los oídos taponados, algo que ocurre con frecuencia en verano debido a los viajes en avión, ascensión a la montaña o por las vacaciones en la playa. De hecho, “Las zambullidas o bucear bajo el agua derivan en un repentino cambio de presión y nuestros oídos, al compensarlo, producen la sensación de taponamiento”, indica Ariannys Rojas, responsable del área de audiología de ALAIN AFFLELOU.
En estos casos, las recomendaciones son:
- Mantener los oídos limpios y secos. Lo ideal, sería utilizar tapones fabricados a medida.
- Bostezar o masticar chicle. Esto ayudará a destaponar el oído por presión.
- Utilizar la gravedad. Te ayudará a destaponar un oído lleno de agua. Para ello, recuéstate sobre una toalla limpia y seca el oído taponado. El calor y la postura ayudarán a que este drene.
- No introducir objetos extraños. Ni bastoncillos ni ningún objeto que pueda dañar esta zona tan sensible. Además, cualquier daño puede ser irreversible.
Pitidos o tinnitus
Pero si la causa de los pitidos no es el taponamiento de los oídos, o si el zumbido dura mucho tiempo, debes acudir al otorrino. Una de las causas pueden ser los tinnitus, sonidos que escuchas y que en realidad no existen.
Los molestos zumbidos en los oídos
Si sufres pitidos en los oídos, médicamente conocidos como tinnitus o acúfenos, sabrás que pueden llegar a ser muy molestos. Durante el día se pueden soportar. Pero cuando cae la noche y llega el silencio y la hora de irse a dormir, estos zumbidos pueden tornarse insoportables. A veces son imperceptibles, pero algunas personas aseguran que afecta a su día a día. Es el caso, por ejemplo, del actor y director Santiago Segura, o la presentadora Carme Chaparro, quienes hablaron de este trastorno y de cómo les afecta en su día a día.
Para conocer más sobre este 'síntoma' como prefieren llamar los médicos, entrevistamos a la doctora María José Lavilla Martín de Valmaseda, presidenta de la Comisión de Audiología, de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC). La especialista nos dará, además, consejos para mitigar los acúfenos, y ejercicios para aliviar los pitidos en los oídos. Antes nos explicará la causa de los tinnitus, su relación con el estrés y el estilo de vida y si puede ser debido a algo grave.
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¿Por qué se producen los pitidos en los oídos?
Los pitidos o zumbidos en los oídos son denominados ‘acufenos’ o ‘tinnitus’, y consisten en la percepción de un sonido en ausencia de una fuente sonora que lo produzca.
Su origen es desconocido, por lo que se desconoce cómo se generan y cuál es su ubicación a lo largo de la vía auditiva. Entre las teorías se incluye la siguiente: Los sonidos viajan por la vía auditiva hacia el cerebro. Toda esta vía auditiva está perfectamente organizada y cada sonido tiene su sitio. Cada tono tiene su sitio, tanto en la cóclea como a lo largo de toda la vía auditiva hasta el cerebro, a esta característica de la vía auditiva se le denomina tonotopia.
Cuando hay hipoacusia significa que no oímos algunos sonidos. Como estos sonidos tendrían que ocupar su sitio pero realmente no los oímos, la vía auditiva intenta compensarlos produciendo un “sonido nuevo”, un “sonido aberrante”. Se cree que éste sería el origen acúfeno. En realidad no sabemos donde se aloja el acúfeno pero creemos que está en algún sitio de la vía auditiva.
Los pitidos o zumbidos de los oídos no proceden de ninguna fuente que lo produzca, por lo que se trata de una percepción subjetiva, sólo los oye esa persona. Por ello, se les ha llamado también ‘percepción auditiva fantasma', que puede ser temporal, permanente, intermitente, continua, de intensidad variable, y de diferentes tonalidades (graves o agudos).
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¿Son síntoma de alguna enfermedad?
La mayor parte de las veces el acúfeno se percibe cuando hay sordera o hipoacusia, de hecho en el 90% de los casos es así. Aunque a veces esa hipoacusia no se pueda medir con los medios tecnológicos que disponemos. La audiometría habitual no mide sonidos de muy altas frecuencias que son los sonidos que antes se alteran por la edad y por la exposición a los ruidos. Esta hipoacusia puede suceder, la mayoría de las veces, como consecuencia de una exposición prolongada a ruidos muy intensos, es decir a volumen muy alto (incluida la música). También puede deberse al consumo de medicamentos ototóxicos, algunos de uso cotidiano como la aspirina; y a la presbiacusia o sordera por envejecimiento.
Causas de la hipoacusia
Generalmente, la tonalidad del acufeno es la misma que la de los sonidos que faltan en esta hipoacusia. Si hay una hipoacusia de sonidos graves, será parecido a un motor, si hay una hipoacusia para los sonidos agudos, generalmente será como un pitido. Aunque todo esto es muy variable. La pérdida auditiva producida por la edad y por la exposición a los ruidos, suele ser una pérdida de las frecuencias agudas.
En el origen de la hipoacusia influyen los factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión, el colesterol, la diabetes, el sobrepeso; así como el consumo de excitantes como el alcohol, la cafeína, o el tabaco; y finalmente, la aparición de tinnitus va ligada al estrés; incluso a veces también aparecen los acufenos en situaciones que tienen relación con las contracturas de los músculos de la masticación, de la mandíbula y del cuello y por eso pueden suceder en situaciones de estrés.
¿Cómo afectan a la calidad de vida?
En la mayor parte de los acasos la presencia de acufenos no afecta y no se le da importancia. Sin embargo, hay algunas personas, a un 0,5-1% de la población, a la que estos acufenos les hacen, la vida más difícil. En estos casos, la forma en la que el paciente procese ese ruido y sepa gestionar las emociones que le genere, es lo que condicionará el grado de molestia que puede desde no molestar a ser leve o intensa y perpetuarse en el tiempo, si se recrea en concentrarse y explorar continuamente su acúfeno.
Por ello, la primera y fundamental fase del tratamiento es saber que es un síntoma, no una enfermedad, y que hay que intentar aprender a gestionar esa emoción, nuestras reacciones y estado de alerta ante el acúfeno, no prestarle más atención de la cuenta. Es importante aprender a convivir con él sin hacerle caso. Tras recibir información de este tipo por el médico especialista, lo que se llama el consejo terapéutico, un 84% de los pacientes consigue habituarse. En Urgencias, por ejemplo, un médico ya no se da cuenta del ruido de las ambulancias porque se ha habituado, llama la atención la otorrino.
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¿Existe tratamiento?
Además del consejo y la educación terapéutica, el tratamiento incluirá la terapia sonora, que consiste en el enmascaramiento del acufeno y la terapia de habituación.
Un ruido se tapa con otro ruido. Si entro en una habituación a oscuras y hay una vela encendida esa vela ocupa toda mi atención. Pero si enciendo las luces de arriba, la luz de la vela se hace tan tenue que me pasa desapercibida.
La terapia de enmascaramiento auditivo se basa en que un ruido se tape con otro ruido. Los ruidos cotidianos del ambiente enmascaran durante el día, por eso los acufenos se perciben más con el silencio de la noche. También podemos enmascarar con música suave, finalmente, existen dispositivos especializados, como despertadores de mesilla de noche, que son generadores de diferentes ruidos. El paciente elige cuál de esos ruidos (el ruido del mar, pájaros, ruidos de banda ancha…), en función de la tonalidad e intensidad de su propio acúfeno. Hoy en día lo que se pretende es lograr una habituación del acúfeno, sin necesidad de que el ruido que añadamos sea más intenso que el acúfeno y lo tape del todo.
Por último, si hay hipoacusia recomendamos la adaptación de audífonos para que esos sonidos que faltan, que no se oyen y que echa de menos la vía auditiva, se recuperen con la amplificación sonora conseguida con el audífono. Además de amplificar la audición, algunos audífonos generan sonidos enmascarantes que ayudan a “taparlo”, según la necesidad de cada persona.
Es decir estos audífonos se pueden usar para tratar la hipoacusia y además generadores de ruido, y si no hay hipoacusia, actuar solo como generadores de ruido.
Hay una patología relativamente frecuente denominada hipoacusia súbita o sordera brusca, en la que se pierde la audición rápida o repentinamente, que muy frecuentemente se asocia a acufenos incapacitantes. El tratamiento consistirá en el arriba mencionado, pero si el resultado del proceso es una hipoacusia profunda, no susceptible a amplificar con audífonos, el tratamiento del acufeno será el implante coclear. Devolver la audición a ese oído con sordera profunda, en gran parte de los casos, hace desaparecer el acúfeno o lo hace más tolerable, además de tratar la hipoacusia.
¿Existen ejercicios para aliviarlos?
El estrés es un estado de tensión física y emocional que produce una gran tensión y contractura muscular que afecta de manera notoria a los músculos del cuello y a los de la masticación produciéndose rigidez cervical y de espalda, hiperactividad masticatoria y apretamiento dental.
El oído se relaciona con estas estructuras anatómicas por la proximidad, por compartir músculos en común y por vías neurológicas. Así, la tensión emocional que activa estos músculos y conexiones nerviosas, produce efectos dentro del oído que se pueden expresar como ruidos subjetivos (tinitus o zumbidos), sensación de taponamiento de oídos, e incluso dolor.
El estrés, es un desencadenador del tinnituss, así pues es importante averiguar qué situaciones lo activan. A todos nos afectan de un modo u otro el estrés, la ansiedad y el agotamiento, tanto el físico como el mental. Pues bien, todos ellos presentan una relación directa de causa y efecto tanto en el surgimiento de los acúfenos como en su tratamiento y pronóstico. Así cambiando algunos hábitos en nuestra vida que nos ayuden a controlar el estrés, podemos colaborar a controlar los acúfenos en el contexto de un tratamiento multidisciplinar (tratamiento médico: otorrinolaringólogo, terapia de entrenamiento auditivo, manejo de las emociones y estrés….).
Como primer paso en el tratamiento del tinnitus, resulta imprescindible que la persona tenga reguladas sus necesidades básicas; es decir, comer, dormir, estimulación variada, un mínimo de ejercicio físico y relajación.
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1. Ejercicios específicos
Los ejercicios de estiramiento de cuello, hombros y espalda te pueden ayudar a reducir los pitidos en los oídos. Pero además, existen ejercicios que ayudan a trabajar la musculatura del cuello y de las estructuras internas del oído medio. Uno de ellos es, por ejemplo, el de tragar con fuerza.
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2. Remedios para relajar la musculatura: aplicar calor
Puedes utilizar compresas o saquitos de heno calientes, o darte un baño caliente con chorros de agua sobre la musculatura cervical. También pueden ser eficaces las terapias manuales y masajes sobre la musculatura cervical.
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3. Ejerciciosy técnicas de relajación
El yoga y distintas técnicas de relajación profunda pueden ayudarnos a evitar la tensión muscular y mejorar los síntomas. Igualmente, un descanso adecuado y la práctica de taichí y chikung para llevar la energía hacia la parte superior del organismo, también pueden ayudar.
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4. Ejercicios para la mente: mindfulness o meditación
El mindfulness o la meditación, por su parte, implica prestar atención plena y consciente en el momento presente, poniendo en ello los cinco sentidos. La persona aprende a centrar su atención, aumenta su nivel de relajación. Tratar de saborear agradables acciones cotidianas (por ejemplo, la ducha, el aire fresco de la mañana, un vaso de agua, el primer sorbo de té), al tiempo que observamos la reacción corporal y emocional que nos provocan, nos invita a ser conscientes por completo del momento.
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5. Ejercicios para el corazón: positivismo
Cultivar una actitud emocional positiva nos ayudará a no centrar toda la atención en el sonido y somos capaces de interpretarlo de forma menos catastrófica y dramática.
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6. Ejercicio físico diario
Caminar al aire libre, correr, hacer ejercicio y actividad física regular y dieta y hábitos de vida saludables. La Organización Mundial de la Salud aconseja realizar, al menos, 30 minutos de ejercicio físico unas tres veces al día. Sin embargo, si lo introduces en tu rutina habitual notarás cómo te empiezas a encontrar mejor.
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7. Ejercicio final: busca el silencio, la relajación y la prevención
Lo más importante de todo es la prevención, que estará relacionada con las causas que lo producen. Si el 90% es por exposición a ruidos altos, hay que seguir una dieta contra el ruido. Si se trabaja en sitios donde hay mucho ruido hay que protegerse. Hay que evitar aficiones personales que nos expongan a mucho ruido, como las discotecas o bares ruidosos. El ruido hay que dosificarlo, y sobre todo y muy importante, alertar a los jóvenes sobre el uso de reproductores personales de música a volumen muy intenso durante tiempo prolongado. Escuchar la música tan alta y durante tanto tiempo se estima que va a adelantar la hipoacusia, que debería de suceder por el envejecimiento, en torno a los 60 años, a los 40 años; hipoacusia que, además, suele ir acompañada de estos acufenos.
En cuanto a la prevención también hay que cuidar de nuestra salud para evitar esos factores de riesgo antes mencionados, seguir unos buenos hábitos alimenticios, practicar ejercicio regular, y evitar los productos excitantes al máximo.
El estrés es un estado de tensión física y emocional que produce una gran tensión y contractura muscular que afecta de manera notoria a los músculos del cuello y a los de la masticación produciéndose rigidez cervical y de espalda, hiperactividad masticatoria y apretamiento dental o Bruxismo que puede ser diurno y nocturno. El oído se relaciona con estas estructuras anatómicas por la proximidad, por compartir músculos en común y por vías neurológicas. Así, la tensión emocional que activa estos músculos y conexiones nerviosas, produce efectos dentro del oído que se pueden expresar como ruidos subjetivos (tinitus o zumbidos), sensación de taponamiento de oídos, e incluso dolor.
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