Estamos ante un problema cardiaco bastante frecuente que es importante detectar a tiempo para poder encontrar el tratamiento más apropiado. Tal y como detallan en la Fundación Española del Corazón, el corazón late como consecuencia de unos impulsos eléctricos que hacen que las aurículas y los ventrículos se contraigan de forma adecuada, sincrónica y rítmica. Y hay unas cifras establecidas que indican que una frecuencia cardiaca normal oscila entre 60 y 100 latidos por minutos (lpm). Teniendo esto en cuenta, la arritmia es una alteración del ritmo cardiaco que se puede producir por tres motivos: porque el impulso eléctrico no se genera adecuadamente, porque se origina en un sitio erróneo o porque los caminos para la conducción eléctrica están alterados. Estamos, por lo tanto, ante un trastorno del ritmo del corazón por el que la frecuencia del latido cardíaco es anormalmente baja o alta. "Se conoce como arritmia cardiaca toda alteración de la frecuencia cardiaca o del ritmo cardiaco. El corazón puede latir demasiado rápido (taquicardia), demasiado lento (bradicardia) o de manera irregular (por extrasístoles o latidos anticipados o bien por una fibrilación auricular)", apunta el doctor Juan Delgado, cardiólogo clínico y responsable de la Unidad de Cardiología de Vithas Madrid Arturo Soria
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¿Qué tipos de arritmias hay?
- Por su origen: supraventriculares (originadas en las aurículas o en el nodo aurículo-ventricular) o ventriculares (originadas en los ventrículos).
- Por su frecuencia cardiaca: rápidas/taquicardias (frecuencia superior a los 100 lpm) o lentas/bradicardias (frecuencia por debajo de los 60 lpm).
- Por su modo de presentación: crónicas (de carácter permanente) o paroxísticas (se presentan en ocasiones puntuales).
"Las más frecuentes son inocuas, como son los extrasístoles auriculares o ventriculares, que producen la percepción de palpitaciones o latidos anticipados y que no requieren tratamiento salvo en circunstancias especiales. Existe un segundo tipo de arritmia, muy frecuente en la población general sobre todo añosa, que es la fibrilación auricular. En sí misma no es una arritmia grave pero facilita la formación de coágulos dentro de la aurícula y ser responsable de ictus, por lo que precisan de anticoagulación permanente en pacientes que acumulan suficientes factores de riesgo. Un tercer gran grupo son las arritmias ventriculares, asociadas a problemas estructurales relevantes del corazón y que cuando se producen, en sí mismas, ponen en riesgo la vida de los pacientes", comenta el doctor Juan Delgado.
¿Cómo se manifiestan?
Hay una serie de señales que nos pueden alertar de su presencia. “Las arritmias pueden causar síntomas como palpitaciones, mareo, síncope, dolor torácico o pérdida de conocimiento”, cuenta el Dr. Julián Pérez-Villacastín, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). Pero hay que tener presente que, en algunos casos, “también pueden pasar inadvertidas y detectarse casualmente cuando se realizan pruebas diagnósticas”. Un médico puede notar los latidos irregulares del corazón mientras te examina por otra razón de salud. "En general, los signos y síntomas de las arritmias incluyen: un vuelco en el pecho, latidos cardíacos acelerados (taquicardia), latidos cardíacos lentos y en general fuertes (bradicardia), dolor en el pecho o falta de aire o disnea. Otros síntomas pueden incluir los siguientes: ansiedad, fatiga, vahído o mareos, sudoración, desmayo (síncope) o casi-síncope o presíncope", cuenta el doctor Delgado.
¿Por qué tenemos arritmias?
Una de las claves es buscar las causas de dichas arritmias. “El abanico de causas que pueden originar las arritmias es amplio. Por un lado, existen arritmias hereditarias, vinculadas a anomalías genéticas. La mayoría, no obstante, son adquiridas y se deben a diferentes procesos: envejecimiento, enfermedades cardíacas y extracardíacas”, nos detalla el doctor Javier Jiménez Candil, Presidente de la Asociación del Ritmo Cardiaco de la Sociedad Española de Cardiología y Jefe de la Unidad de Arritmias del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario de Salamanca. “En general los factores de riesgo de las enfermedades del corazón son también elementos promotores de arritmias. Factores como la hipertensión, la obesidad, la ingesta de alcohol o la diabetes son reconocidos factores de riesgo de algunas arritmias, como la fibrilación auricular. Es importante recalcar que fidelizarse a hábitos de vida saludables, realizar ejercicio físico con regularidad y evitar el consumo de tóxicos es la mejor forma de prevenir la aparición de muchas arritmias”, sugiere el doctor.
¿Cómo se diagnostican?
Los expertos detallan que la prueba diagnóstica de referencia para detectar arritmias es el electrocardiograma. Eso sí, “tiene la desventaja de que solo registra la actividad eléctrica cardiaca en el momento en que se está realizando y, por tanto, solo nos muestra si existen arritmias en ese momento”, tal y como explica el presidente de la SEC.
Por eso, existen otras pruebas de gran utilidad que ayudan a detectar este problema de salud. Una de ellas es muy utilizada. Hablamos del Holter, que registra la actividad eléctrica del corazón durante un periodo de tiempo más prolongado (uno o dos días). Y también existen, aunque se usan con menos frecuencia, los Holter implantables, que se colocan debajo de la piel mediante una sencilla intervención quirúrgica. Estos últimos dispositivos pueden llevarse durante años y se reservan para pacientes en los cuales se sospechan arritmias graves que no se han podido detectar mediante otros métodos.
Aún hay más opciones de diagnóstico. Así, cuando hay sospecha de que existe una arritmia relacionada con el esfuerzo físico, puede realizarse una prueba de esfuerzo o ergometría. Y, por último, también puede estudiarse en profundidad el sistema de conducción cardiaco e intentar reproducir las arritmias mediante un estudio electrofisiológico. “Este estudio se realiza introduciendo unos cables en el interior del corazón, generalmente desde las venas de las piernas, que permiten registrar la actividad eléctrica cardiaca y estimular el corazón para reproducir arritmias”, detalla el Dr. Julián Pérez-Villacastín.
Por otro lado, también puede realizarse una ecocardiografía para averiguar si existe alguna alteración estructural del corazón asociada a la arritmia.
¿Hay personas con más riesgo de padecer arritmias cardiacas?
"Sí, por lo general todos aquellos pacientes con más alta carga de factores de riesgo cardiovascular (como hipertensión arterial, sobrepeso, tabaquismo...), y con un estilo de vida menos saludable tienen un riesgo aumentado de padecer arritmias cardiacas. También personas con otros problemas de salud, incluso no cardiológicos, tendrán un riesgo aumentado de padecer arritmias cardiacas", comenta por su parte el doctor Juan Carlos Gómez Polo, cardiólogo clínico del Hospital Vithas Madrid La Milagrosa.
¿Cuál es el pronóstico de un paciente con arritmia?
Sin duda, para hacer un pronóstico del paciente, hay que tener muy en cuenta que este va a depender del tipo de arritmia y del estado basal del paciente. “En general, las bradiarritmias tienen un buen pronóstico después de ser tratadas, y entre las taquiarritmias, las supraventriculares, tiene un pronóstico más favorable que las ventriculares”, añade el presidente de la SEC.
¿Cómo se tratan?
Una vez más, el tipo de arritmia, así como su causa y las características concretas del paciente son las que van a marcar el tratamiento más adecuado. "Hay diferentes tipos de arritmias, y su tratamiento puede ser variable. Por lo general, tenemos terapias en forma de medicación, y en los últimos años, gracias a los avances científicos y tecnológicos, disponemos de técnicas de ablación, que por medio de catéteres específicos nos permiten localizar la región del corazón donde una arritmia concreta se origina, y eliminarla", cuenta el doctor Gómez Polo. En aquellos pacientes con riesgo de arritmias potencialmente mortales, puede implantarse un desfibrilador, un dispositivo similar a un marcapasos que tiene la capacidad de administrar descargas eléctricas desde dentro del corazón con capacidad para cortar arritmias que pueden poner en riesgo la vida. Un ejemplo lo tuvimos recientemente, pues le fue implantado al jugador de fútbol danés Christian Eriksen. Por último, el Dr. Julián Pérez-Villacastín recomienda a quienes practican deporte “la importancia de parar ante cualquier síntoma como dolor de pecho, mareo, palpitaciones o dificultad respiratoria”.
¿Cuáles son las posibles complicaciones que puede causarnos el hecho de tener una arritmia cardiaca?
"Las arritmias cardiacas pueden tener un espectro amplio de síntomas y complicaciones, pueden presentarse en forma de sensación de palpitaciones, dolor torácico, cansancio al realizar un esfuerzo, mareo, desmayos... En el caso de la fibrilación auricular, que es la arritmia más frecuente en la población general, sobre todo de más edad, la complicación más importante y temida son los ictus o infartos en otras zonas de cuerpo (se producen porque al no ser regular la contracción cardiaca, pueden formarse pequeños trombos o coágulos dentro del corazón, que pueden migrar a otras regiones produciendo estas complicaciones tan temidas)", concluye el doctor Gómez Polo.