Los tumores de cabeza y cuello son grandes desconocidos por la población y se pueden considerar infrecuentes, puesto que es un tipo de cáncer que afecta a un 5% de la población. Pero es importante conocerlos, para detectar los síntomas, así como saber cuáles son los factores de riesgo, porque dos de los más importantes son modificables.
Como nos cuenta el Dr.Jesús Corral, oncólogo de la Clínica Universidad de Navarra (sede Madrid), quien nos ha asesorado a lo largo de este artículo, se trata de un grupo de tumores malignos que se localizan en distintas partes de la cabeza y el cuello. En concreto, pueden aparecer en senos paranasales, nasofaringe, orofaringe (amígdala, paladar blando, base de lengua), hipofaringe, laringe, cavidad oral (mucosa oral, encía, paladar duro, lengua y suelo de boca), lengua y glándulas salivares.
El cáncer de piel, los tumores cerebrales o los tiroideos se excluyen de esta clasificación.
Afectan, sobre todo, a los varones. Aunque también pueden manifestarse en mujeres debido al consumo de tabaco, uno de los factores que pueden predisponer a sufrir estas enfermedades, junto al alcohol.
Generalmente, se manifiestan a partir de la quinta década de la vida, aunque hay algunos que pueden darse en población más joven, como por ejemplo, los que se manifiestan en la zona nasofaringe y en las glándulas salivares.
Como decíamos, el tabaco es uno de los principales predisponentes a sufrir este tipo de cáncer. El alcohol también aumenta la probabilidad. Especialmente, a sufrir aquellos que aparecen en la cavidad oral, orofaringe, hipofaringe y laringe.
Asimismo, el déficit de vitaminas A y C, una mala higiene bucal, así como las infecciones por el virus de Epstein-Barr (en relación con el carcinoma de cavum) y el virus del papiloma humano (en tumores de la cavidad oral y orofaringe, pueden incrementar el riesgo de esta enfermedad.
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¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas que generan estos tumores varían según su localización, siendo los principales signos de alarma para acudir a la consulta del especialista:
- Disfonía o ronquera (síntoma más frecuente en tumores de laringe)
- Aparición de tumor palpable en el cuello
- Disfagia o dificultad para tragar
- Disnea o dificultad para respirar (tumores subglóticos)
- Otalgia o dolor irradiado al oído (en tumores de la hipofaringe), así como taponamiento y disminución de la audición con cambio de la voz (voz gangosa o nasal) en tumores de cavum (tumoración maligna en la parte superior de la laringe)
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¿Cómo se realiza el diagnóstico?
El Dr. Jesús Corral señala que la detección precoz de este tipo de tumores es difícil, puesto que no existen programas de cribado para toda la población que permitan detectarlos a tiempo.
De ahí que se recomiende realizar seguimiento a las personas que puedan tener factores de riesgo, como grandes fumadores y bebedores.
El especialista encargado del diagnóstico es el otorrinolaringólogo o cirujano maxilofacial. Para la diagnosis se utiliza la fibrolaringoscopia, a través de la cual se introduce un laringoscopio flexible (un tubo muy fino con una luz en el extremo) por una de las fosas nasales.
El experto nos asegura que, aunque pueda parecer dolorosa, no lo es, pero sí que es algo molesta. Para que el paciente esté más cómodo y tranquilo, en general se suelen utilizar anestésicos locales por la nariz para minimizar estos síntomas y poder tomar la biopsia del tumor primario.
El estudio debe completarse con un TAC (tomografía axial computerizada) y/o RNM (resonancia nuclear magnética) de cabeza y cuello, así como por un PET/TAC para descartar la extensión de la enfermedad a distancia.
¿Cuál es el tratamiento actual?
En la actualidad, hay diferentes abordajes en cuanto al tratamiento. Y estos deben decidirse por un comité multidisciplinar, indica el experto de la CUN. Este comité está integrado por un otorrinolaringólogo, cirujano maxilofacial, radiólogo, oncólogo médico, oncólogo radioterápico, médico nuclear, anatomopatólogo y especialista en nutrición.
El tratamiento se basará en estos tres pilares:
Cirugía: tratamiento de elección cuando los tumores están localizados.
Radioterapia: opción de tratamiento cuando los tumores son localizados pero no operables como alternativa de tratamiento con finalidad curativa, como tratamiento complementario a pacientes operados con factores de riesgo (resección incompleta y/o afectación ganglionar), así como en tumores localmente avanzados y/o irresecables, en ambas situaciones en probable asociación con la quimioterapia.
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¿Qué avances ha habido?
Como nos explica el oncólogo, el Dr. Jesús Corral, los dos principales avances terapéuticos en el contexto de los tumores de cabeza y cuello han sido la incorporación de la protonterapia, como nueva modalidad de tratamiento de radioterapia con eficacia similar pero menor toxicidad. Además, la protonterapia permite reirradiar, es decir, volver a tratar con radioterapia la misma zona si el tumor vuelve a aparecer, lo que supone un gran avance.
Otro gran avance ha sido la aprobación de nuevas terapias sistémicas diferentes a la quimioterapia. En este sentido, cabe destacar los anticuerpos monoclonales (fármacos dirigidos frente a proteínas sobre-expresadas en el tumor, especialmente el receptor del factor de crecimiento epidérmico o EGFR, con efecto sinérgico en combinación con quimioterapia y/o radioterapia y diferente perfil de toxicidad) y la inmunoterapia (tratamiento aprobado en la actualidad para pacientes pretratados con quimioterapia y/o radioterapia en progresión, así como en primera línea de tratamiento de la enfermedad metastásica según la expresión tumoral de la proteína PD-L1).
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¿Es la inmunoterapia una revolución en el tratamiento del cáncer?
Como asegura el especialista de la CUN, la inmunoterapia ha supuesto, en la actualidad, una revolución en el tratamiento de múltiples tumores sólidos (melanoma, cáncer de pulmón, tumores genitourinarios, etc), esencialmente en el contexto de la enfermedad metastásica, ya sea como estrategia de monoterapia o en combinación con quimioterapia u otros agentes, demostrando en todos los casos una mayor eficacia en términos de tasa de respuesta y supervivencia, con mejor perfil de toxicidad (y por tanto, mejor calidad de vida) frente a la quimioterapia.
En el contexto de los tumores de cabeza y cuello, con la excepción de los tumores de cavum, disponemos de dos fármacos aprobados, Nivolumab y Pembrolizumab, para pacientes con tumores metastásicos que no han respondido al tratamiento previo de quimioterapia basada en platino, así como más recientemente, Pembrolizumab en monoterapia o en combinación con quimioterapia en la primera línea de pacientes con tumores metastásicos según la expresión tumoral de PD-L1.
La nueva combinación de fármacos de inmunoterapia Nivolumab e Ipilimumab es una opción de tratamiento ya testada y con eficacia demostrada en otros tumores. En el escenario de tumores de cabeza y cuello, representa una opción muy atractiva a tener en cuenta en pacientes que recaen al tratamiento radical de quimio-radioterapia, con un buen perfil de tolerancia y especial beneficio en supervivencia en tumores con alta expresión de la proteína PD-L1.
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¿Qué significaría en el pronóstico de estos pacientes?
Esta nueva opción de tratamiento representaría un paso más en la innovación terapéutica que acontece en la actualidad en los tumores de cabeza y cuello, donde apenas hace unos años, sólo disponíamos de la quimioterapia para los pacientes con enfermedad metastásica y/o en progresión tras la cirugía y/o radioterapia.
Los datos presentados de Nivolumab e Ipilimumab suponen una alternativa de mayor eficacia y mejor perfil de toxicidad frente a la quimioterapia en pacientes con tumores altos expresores de la proteína PD-L1, lo que se traduce en una mejor supervivencia para los mismos con calidad de vida, concluye el Dr. Jesús Corral, oncólogo de la Clínica Universidad de Navarra.