Hay personas que tienen la capacidad de llevarte hacia donde ellos quieren. Son los llamados manipuladores emocionales, personas que utilizan estrategias de chantaje emocional para conseguir lo que quieren de aquellas personas de las que se rodea. “Este tipo de personas carecen de asertividad, y usan los puntos débiles de los demás para influir en ellos y conseguir satisfacer sus deseos propios”, nos detalla la psicóloga Alba Rodríguez, de Mundopsicologos.com, quien nos ha dado las pistas para tratar de detectar a estas personas, así como las claves para relacionarnos con ellos.
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¿Cuáles son los rasgos que tienen que nos permiten reconocerlos?
-La psicóloga nos detalla que suelen ser muy buenos oradores, y valiéndose de ello consiguen dar la vuelta a las cosas a su conveniencia.
-Lo cierto es que pueden parecer personas encantadoras y tienen una gran habilidad para manejar la mentira.
-A pesar de que trasmiten una imagen de seguridad, en realidad son personas inseguras y con baja autoestima.
-Sus miedos e inseguridades los enmascaran bajo actitudes egoístas y dominantes.
-Se sienten incómodos con todo tipo de relaciones y esto les lleva a juzgar a los demás, ser rígidos y a intentar hacer ver a los demás que ellos siempre tienen la razón o verdad absoluta.
-Mantienen una postura de ellos contra el mundo y quien no piensa como ellos es menospreciado.
¿Todos responden al mismo patrón?
Una de las dudas que nos planteamos es si hay distintos tipos de manipuladores emocionales. “Todos cumplen un patrón similar que es el que hemos comentado antes, aunque son varios los estilos de comportamiento que pueden definirse y mantener, incluso en ocasiones pueden recurrir a varios de ellos dependiendo del momento”, nos cuenta la especialista.
-Por ejemplo, explica que pueden asumir el papel de víctima y adjudicar a los demás el rol de verdugo. Manteniendo este papel despiertan el sentimiento de culpa en el otro y consiguen su objetivo.
-También hay manipuladores emocionales que se colocan una máscara de persona débil que necesita ayuda y es dependiente de los demás. Con este comportamiento pueden llegar a manipular tus sentimientos haciéndote sentir responsable de lo que les ocurra.
-Por otro lado, otra estrategia de manipulación es la agresión activa, es decir, intentan demostrar que son los más fuertes consiguiendo de esta manera que los demás cedan simplemente para evitar peleas.
-Otra forma de manipulación, pero más sutil, es manteniendo un comportamiento pasivo-agresivo. Con las personas manipuladores que actúan de esta manera hay que tener cuidado porque al principio puede parecer que están de tu parte, pero van a utilizar continuamente tus palabras contra ti. Son expertos en manipular la información y ponerla a su favor, generando un sentimiento de culpa en los demás. En esta línea pasivo-agresiva se sitúan también los que utilizan el sarcasmo como manera de manipular.
-Para terminar podríamos nombrar también a los que denominamos los proyectores, son orgullosos, solo ellos son perfectos, y los demás son ignorantes y llenos de defectos. Es decir, proyectan en los demás su propia inseguridad y baja autoestima haciendo notar continuamente que te has equivocado o que no has alcanzado el nivel adecuado, generando así inseguridad y falta de confianza.
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¿Y si somos nosotros los que manipulamos?
Y en el caso de que seamos nosotros los que tendemos a manipular al otro, ¿cómo debemos gestionarlo para poner solución a este comportamiento? “Lo más importante es reconocer que estamos manteniendo comportamientos manipuladores con los demás. A partir de ese punto, lo más adecuado sería recurrir a un profesional para que te ayude a identificar por qué tiendes a relacionarte de esa manera con los demás, trabajar mediante terapia cognitivo-conductual la posible falta de autoestima y las inseguridades que te hayan llevado a comportarte de esa manera, además de adquirir nuevas y mejores habilidades sociales y de afrontamiento”, concluye.
Señales para detectar este tipo de comportamiento
¿Podríamos decir que hay señales que nos alertan de que estamos ante uno de ellos? “Lo más característico es que se muestran próximos a las personas y les sugieren que los otros pueden significar una amenaza, provocando en los demás el sentimiento de ‘sólo puedes confiar en mí'. Además, si observamos que una persona nunca reconoce sus errores ni admite una crítica, culpando continuamente a los demás, podemos estar ante un manipulador o manipuladora”, nos detalla Alba Rodríguez.
Matiza, además, que carecen de empatía y por ello no tienen en cuenta las preferencias, necesidades o deseos de los otros aunque haga parecer que sí. No piden por favor si puedes hacer algo por él o ella, sino que sus demandas son imperativas y en las conversaciones pueden tener tendencia a cambiar de tema de forma muy radical. Además, la persona manipuladora es generalmente impredecible, nunca puedes saber lo que le enfada y cómo actuará en consecuencia. “Y por supuesto, debemos tener en cuenta algunas de las características que hemos nombrado antes, como que son personas muy egoístas y egocéntricas, critican continuamente a otros e intentan lograr sus objetivos a toda costa”, nos cuenta.
Cómo relacionarnos con ellos
La pregunta del millón, claro está, es cómo debemos enfrentarnos a ellos, ¿qué consejos nos daría? “Lo más importante y principal es establecer límites y ponerle freno. Teniendo en cuenta que van a utilizar tus puntos débiles para manipularte, deja de contarle tu vida, no accedas a ser su intermediario si lo que pretende es controlar a otra persona a través de ti. No te creas sus adulaciones, tómalas con prudencia, pues ya sabes que detrás de ese comportamiento hay segundas intenciones”, sugiere.
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