Son muchos los interrogantes que rodean aún el trágico fallecimiento de Liam Payne, el que fuera miembro del mítico grupo One Direction, que movilizó a millones de fans hace ya más de una década. Todo ocurría en un hotel de un conocido barrio de Buenos Aires, desde cuyo tercer piso se precipitaba el británico de 31 años.
Vivió la parte dulce de la fama: tocaron el éxito con las manos, lo tenían todo, las fans los adoraban... Sin embargo, el joven artista también vivió la 'cara B' y tuvo que lidiar, según apuntan los medios, con las adicciones y con problemas de salud mental, como la ansiedad o la agorafobia.
¿Qué es la agorafobia?
Hemos querido profundizar un poco en este último problema, una fobia que puede llegar a condicionar en gran medida la vida de quien la padece.
Hay que remontarse a la etimología de la propia palabra agorafobia para entender un poco mejor en qué consiste. De origen griego, podemos traducirla como 'miedo a la plaza pública'. Laura Palomares, psicóloga de Avance Psicólogos, nos confirma que la agorafobia es lo que conocemos de forma habitual como el miedo a los espacios abiertos. Así la define también la RAE.
Sin embargo, la experta apunta a que estamos ante un problema algo más complejo que esto. “La agorafobia es un trastorno de ansiedad que deviene del miedo a exponerse a lugares poco familiares o alejados del que se considera como lugar seguro, o a situaciones que generan inseguridad y sensación de no control. Este miedo puede provocar crisis de pánico que refuerzan el miedo si acaban apareciendo. Finalmente la agorafobia acaba siendo el miedo a sufrir un ataque de pánico y a la sensación de no control ante este, lejos de los espacios habituales o reconocidos como seguros”, nos detalla la psicóloga.
"Provoca un miedo intenso a estar en situaciones o lugares donde escapar podría ser difícil o embarazoso, o donde no se pueda recibir ayuda en caso de tener un ataque de pánico", nos detalla por su parte Marc Rodríguez, psicólogo especialista en inteligencia emocional (@rodriemocion), que hace un matiz importante: aunque muchas personas asocian la agorafobia con el miedo a los espacios abiertos, en realidad abarca una serie de situaciones, como estar en multitudes, utilizar transporte público o simplemente salir de casa.
"El miedo no es solo a estar físicamente en un lugar, sino también a las posibles sensaciones que puedan experimentar en esos contextos: mareos, sudoración, sensación de desmayo, o la aparición de un ataque de pánico. Muchas personas con agorafobia prefieren evitar esas situaciones, lo que puede llevar a un aislamiento progresivo. En los casos más graves, pueden incluso evitar salir de casa por miedo a lo que pueda suceder fuera", nos detalla el experto.
¿La agorafobia es una fobia común?
Lo cierto es que, tal y como nos cuenta la psicóloga Lorena Morales, de Mundopsicologos.com, es una de las fobias más comunes (el miedo a ciertos lugares públicos, a esperar colas y/o estar solo fuera de casa, lugares cerrados, entre otras). Según algunos estudios, tiene una prevalencia anual del 0,3%, y suele comenzar habitualmente en la adolescencia tardía y en los primeros años de la tercera década de la vida. Según el DSM-5, la agorafobia está presente en aproximadamente el 1,7% de la población general. Además, afirma que la mayoría de los casos de agorafobia se presentan antes de los 35 años.
Y hay que destacar, además, la fuerte asociación existente entre agorafobia y trastorno de pánico, ya que el 75% de los pacientes que sufren la primera padecen también el segundo, frente al 50% en población general.
Un círculo vicioso
Nos preguntamos cuáles son las causas que pueden motivar estos episodios. “Si en algún momento de estrés o crisis vital, sufrimos angustia, sensación de no control, o una crisis de ansiedad, en un lugar no habitual, muy concurrido o en el que sentimos que no tenemos fácil salida para buscar ayuda o nos sentimos desprotegidos, podemos asociar esta ansiedad al hecho de estar alejados de lo que consideramos espacios seguros”, nos cuenta Laura Palomares, que añade que esta asociación hará que anticipemos con ansiedad cualquier salida o exposición a volver a alejarnos del mismo, y acabemos evitando, lo que reforzará estos miedos, entrando en un círculo vicioso.
¿Cómo se manifiesta la agorafobia?
Un paso importante es aprender a identificar los síntomas.
- La agorafobia se manifiesta con sentimientos de angustia y pensamientos anticipatorios y recurrentes de miedo a perder el control, sufrir un ataque de ansiedad, y no poder recibir ayuda.
- Suele haber un intenso pudor social a manifestar una crisis ante los demás, lo que aumenta la presión.
- En ocasiones, la persona muestra mucha ansiedad ante la posibilidad de desmayarse ante desconocidos o a que sus síntomas de angustia sean muy evidentes.
- Esto puede conllevar evitar alejarse de los lugares conocidos, salir solo de casa, coger el metro u otros transportes públicos, entrar en sitios concurridos que se perciben como de difícil salida, e incluso ir al cine si no nos sentamos al lado del pasillo, por si en algún momento se necesitara salir corriendo.
- También se manifiesta con crisis de pánico que suelen expresarse con taquicardia, temblores, dificultad para respirar, náuseas, sensación de mareo y la creencia de que se puede morir ante la intensidad de estos síntomas.
“Todo esto hace que la persona sufra intensamente y evite cada vez más volver a sufrir estos síntomas, por lo que su vida puede verse seriamente limitada además de presentar síntomas de estrés postraumático y una importante merma de la autoestima y bajada del ánimo”, nos cuenta la especialista.
Marc Rodríguez incide en que el miedo que siente una persona con agorafobia puede generar síntomas físicos como palpitaciones, dificultad para respirar, mareos o sudoración excesiva. Hay que pensar que parte básicamente de una ansiedad muy intensa por la percepción de amenaza que nuestro cerebro interpreta a partir de una situación en la que percibe que no tiene escapatoria. "Por ejemplo, alguien con agorafobia puede evitar ir al supermercado por miedo a tener un ataque de pánico y no poder escapar rápidamente. O puede evitar el transporte público por temor a quedar atrapado en un autobús o tren sin forma de salir", nos dice.
En muchos casos, cuenta el experto, las personas con agorafobia pueden empezar a evitar más y más situaciones hasta que, como anticipábamos, llegan al punto de no salir de casa, lo que es un claro indicativo de que el trastorno está afectando seriamente su calidad de vida.
¿Hay una causa que motiva su aparición?
Una de las claves es buscar la causa que motiva la aparición de una fobia. Lo cierto es que, en opinión de Laura Palomares, detrás de los trastornos de ansiedad suele haber alguna situación vital importante que nos pueda estar preocupando, un momento de estrés que se está alargando demasiado, o algo en nuestras vidas que necesitamos revisar y que está generando un malestar que no estamos atendiendo o del que no somos conscientes.
¿El agorafóbico nace o se hace?
Aunque hay personas más susceptibles a la ansiedad, todos podemos desarrollar algún trastorno similar a lo largo de nuestra vida, por alguna de las causas descritas más arriba. “Lo importante es identificarla y afrontarla como una oportunidad para colocar aspectos de nuestra vida que haya que cambiar y pedir ayuda profesional si es necesario”, recomienda la psicóloga.
Así limita tu día a día
Lo que parece evidente es que un trastorno como la agorafobia puede limitar en gran medida las actividades de tu vida. De hecho, en los casos más graves y complejos, las personas no salen siquiera de su casa, lo que puede hacer que permanezcan entre sus cuatro paredes largos periodos de tiempo, hasta que comienzan a tratarse. Eso, como es evidente, limita las relaciones sociales y/o laborales, lo que deriva en una dependencia de quien la padece.
"La vida de un paciente con agorafobia puede volverse muy restringida, generando aislamiento social y un impacto negativo en su bienestar emocional y mental", nos detalla Marc Rodríguez, que pone un ejemplo muy claro: una persona con agorafobia severa podría depender de familiares o amigos para hacer tareas simples como ir al banco o asistir a eventos familiares. "Esto puede hacer que el paciente se sienta frustrado, culpable o avergonzado, lo que aumenta su malestar emocional", nos indica.
Además, indica que la agorafobia puede generar problemas laborales si la persona no puede asistir al trabajo o cumplir con sus responsabilidades debido a su miedo.
Cómo afrontar esta fobia
Tal vez la fase más importante, después de reconocer el problema, es tratar de conocer qué consejos y herramientas tenemos a nuestro alcance para afrontarla. Y Laura Palomares recomienda tres puntos importantes:
- Es importante tratar de no evitar desde el comienzo de estos síntomas, ya que de lo contrario, aumentaremos el miedo.
- Exponerse progresivamente, saliendo cada vez un poquito más allá de los lugares habituales, primero acompañados y luego solos; tratando de no evitar sitios públicos, aunque sea manteniéndonos al principio cerca de las salidas, para ir adentrándonos poco a poco en las siguientes ocasiones; ir haciendo viajes cada vez a lugares algo más alejados, sin comprobar dónde se encuentran los centros de salud u hospitales del lugar al que vamos, etc., siempre será positivo.
- Si aun así vemos que la ansiedad se mantiene, o que nos cuesta mucho exponernos, es importante acudir a terapia psicológica, de manera que un profesional especializado pueda guiarnos, enseñándonos los recursos para ello, y acompañarnos en este proceso.
Marc Rodríguez añade que la agorafobia puede limitar profundamente la vida diaria de quienes la padecen, pero con el tratamiento adecuado, que puede incluir terapia cognitivo-conductual y, en algunos casos, medicación, es posible reducir los síntomas y recuperar un mayor control sobre la vida cotidiana.
"Al final, la exposición gradual a todas esas situaciones que generan ansiedad refuerza la idea de que no pasa nada por vivirlas y cada vez se van desarrollando más herramientas para que la persona lo pueda afrontar", nos dice el psicólogo.
¿Se puede llegar a superar una fobia?
Lorena Morales detalla que sí que es posible. “Las medidas utilizadas para ello son la terapia psicológica y los psicofármacos en los casos que provocan una gran incapacitación en la persona, como ocurre en la agorafobia crónica, pero no son adecuados para fobias leves o moderadas. Los miedos fóbicos son aprendidos y, al igual que cualquier otra conducta, también se pueden desaprender con las técnicas y recursos adecuados”, nos detalla.
Eso sí, por ejemplo, una agorafobia será más complicada de eliminar que una ofidiofobia (miedo a las serpientes) porque la probabilidad de que una persona se encuentre con una serpiente es menor que el hecho de tener que estar en un lugar público o cerrado o tener que esperar una cola en el supermercado.
Referencias
-
Adela-Emilia Gómez Ayala. Trastornos de ansiedad. Agorafobia y crisis de pánico. Farmacia Profesional. Vol. 26. Núm. 6. Páginas 5-66 (Noviembre 2012). https://www.elsevier.es/es-revista-farmacia-profesional-3-articulo-trastornos-ansiedad-agorafobia-crisis-panico-X0213932412678054
-
Kripa Balaram, Raman Marwaha. Agoraphobia. StatPearls. Treasure Island. 2022 Jan. . PMID: 32119274. Bookshelf ID: NBK554387. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32119274/