El estrés, sobre todo cuando es sostenido en el tiempo, puede causar estragos en nuestra salud. Son muchos los problemas que podemos padecer, incluidos aquellos relacionados con la memoria. Así le ha sucedido, por ejemplo, al cantante Blas Cantó, que lo compartía en sus redes sociales con sus seguidores de manera muy explícita.
"Hace unos meses experimenté grandes pérdidas de memoria. Me preocupé bastante y me hice algunas revisiones. Finalmente, todo quedó en que era por estrés", apuntaba el artista, que daba más datos de una anécdota que le pasó. "Recuerdo que me apareció en instagram una conocida de México con la que hacía tiempo que no hablaba, yo suelo recordar a la gente, pero con un poco de vergüenza le pregunté que de qué la conocía. Me sorprendí de mí mismo y me sentí un poco mal, pero al final, es normal olvidar si no forma parte tanto de tu día a día, ¿no? Por eso, cuando nos veamos de nuevo, no me pongas a pruebade si me acuerdo o no de ti, hazme recordarte, y si no lo consigo... recuerda que tu amor, alguna vez, me hizo muy feliz", apuntaba el cantante en una reflexión 'de madrugada'.
Partiendo de esta noticia, nos hemos planteado cuáles son los factores -incluido el estrés- que pueden influir en que una persona joven tenga pérdidas de memoria y, sobre todo, en qué situaciones deberíamos consultarlo con nuestro médico.
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¿Son solo despistes?
Los problemas graves de memoria suelen relacionarse con la edad adulta, cuando hay personas que notan que va mermando su capacidad poco a poco, derivando en casos de demencias importantes. Pero lo cierto es que también la gente joven puede tener lapsus de memoria. ¿Es normal que todos tengamos ciertos despistes o fallos de memoria, independientemente de la edad? “Más que normal es frecuente. Obviamente la edad influye en nuestra capacidad de recuerdo -sobre todo de lo inmediato y simultáneo-, pero también existen otras causas de olvido que pueden aparecer en cualquier momento de nuestras vidas, como la inatención, la falta de interés voluntario por un tema, la situación de ánimo bajo, el uso de fármacos que afecten al cerebro o la falta de sueño”, nos cuenta el doctor Víctor M. Campos Arillo, director del Área de Neurociencias del Hospital Vithas Xanit Internacional.
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¿Debemos preocuparnos?
El especialista nos comenta que la clave para decidir si debemos consultar con el médico es cuando estos fallos repercutan en las actividades propias de la persona, profesionales y/o personales, tanto de forma objetiva como subjetiva. “Tampoco debe olvidarse que una preocupación excesiva por estos temas que desvíe la atención hacia los fallos de memoria condiciona una falta de confianza en estas capacidades que los empeora”, matiza el especialista. Es importante, por lo tanto, observarse, pero no agobiarse, pues podemos entrar en un círculo vicioso que no hace sino empeorar las cosas.
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¿Cuáles son las causas de estos pequeños lapsus de memoria a una edad temprana?
No es extraño que tendamos a buscar las causas que pueden motivar estos pequeños fallos en nuestra memoria. “Las causas son múltiples, desde la información cada vez más técnica y prolija sobre los problemas de memoria que está disponible en redes y medios de comunicación -lo que hace que algunos tipos de personas se preocupen en exceso- hasta la gran cantidad de datos que debemos manejar de forma simultánea para 'estar al día' y que hacen que se sature el sistema. Básicamente la atención es la clave. Una atención dividida o dispersa hace que nuestra memoria inmediata se resienta”, nos cuenta el experto.
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Así influye el estrés
En una sociedad que, en general, vive estresada, nos planteamos si este hecho puede llegar a influir en los posibles fallos de memoria. “El crónico sin duda, por asociarse a problemas de atención a lo inmediato, rutinario o poco trascendente; sin embargo, no hay que olvidar que el estrés mantenido puede terminar en un estado depresivo, en el que el interés por las tareas desciende y, por tanto, reducir también la capacidad memorística”, nos cuenta el doctor Campos Arillo, que añade que, además, en estas situaciones se suele alterar el principal mecanismo “regenerador” de las redes de memoria, que es el sueño. “Un mal sueño nocturno (sobre todo si es continuado) tiene evidentes repercusiones en nuestro rendimiento cognitivo y emocional, como todos hemos experimentado alguna vez”, nos comenta.
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¿Cómo se deben tratar los problemas de memoria que aparecen en la juventud?
El especialista de Vithas nos explica que, en primer lugar, es importante que se nos informe de que las enfermedades degenerativas que afectan a la memoria aparecen con los años -no existe, por ejemplo, una enfermedad de Alzheimer en un paciente de 30 años-. “Hasta que el deterioro condicionado con el paso de los años y las enfermedades o procesos vitales no hacen su aparición, el funcionamiento cognitivo del cerebro se mantiene bastante bien, y esto suele aparecer a partir de los 40 años aproximadamente. Una vez aclarado este punto, debe insistirse en el control de los factores externos de salud física y mental que hacen que se desarrolle”, nos cuenta.
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La memoria, ¿una cuestión genética?
Lo que está claro es que hay personas que tienen más y mejor memoria que otras. Recuerdan datos que, a otros, les parecen imposibles de memorizar. ¿Qué factores influyen? “La dotación para la memoria que viene condicionada genéticamente influye sobremanera: no todos tenemos las mismas capacidades para el cálculo, el dibujo, la música o la facilidad para recordar hechos, lugares, fechas, caras o personas. Además, el factor cultural (en sentido amplio) completa la obra, y la salud física y mental, una educación escolar adecuada y variada y el desarrollo de estímulos cognitivos a lo largo de la vida hará que se llegue a la edad adulta en las mejores condiciones posibles”, explica el especialista.
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La importancia de ejercitar la memoria
Es muy importante ejercitar la memoria desde la juventud. “Es sumamente útil, yo diría que básico. Contribuyen a desarrollar la ‘reserva cognitiva’, una cualidad que puede sernos de gran ayuda conforme los años pasen y aparezcan enfermedades cerebrales asociadas a la edad”, cuenta el doctor. ¿Y cómo podemos hacerlo? En opinión del doctor, de varias formas:
- La primera es evitar factores tóxicos, tanto emocionales -el más conocido es el estrés crónico, bastante extendido, por cierto- como externos (alcohol, drogas, fármacos sedantes, etc). El mejor control posible de los denominados “factores de riesgo vascular” reducirá la posibilidad de lesiones vasculares cerebrales que mermen nuestro potencial de recordar. La voluntad de controlarlos es, por tanto, un factor clave, porque con información y motivación adecuadas se puede conseguir.
- La segunda es ejercitar la memoria de forma constante. En este aspecto también la voluntad es clave, tomando conciencia de que la lectura, el estudio, la creatividad y la ilusión ayudarán de forma decisiva a mantener nuestra mente en forma el mayor tiempo posible.
- Un buen resumen sería intentar mantener el interés por conocer en general -o sea, la “curiosidad”- a lo largo de toda nuestra vida.
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