‘¿Me habré dejado la plancha desenchufada?’, ‘¿He cerrado el coche?’. Son preguntas que, seguro, te has hecho en alguna ocasión. “Es normal que en algún momento de nuestra vida hayamos realizado algún ritual de comprobación: darnos la vuelta en mitad de la calle para ver si habíamos cerrado bien la puerta de casa o la llave del gas, tener el pálpito de que a alguien cercano le ha pasado algo malo y llamarle para chequear que se encuentra bien, y otras conductas similares”, nos cuenta Pilar Conde, directora técnica de Clínicas Origen. El problema llega cuando estos comportamientos se convierten en una obsesión, y podemos llegar a encontrarnos con lo que se llama en psicología Trastorno Obsesivo Compulsivo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el TOC es una de las veinte primeras enfermedades discapacitantes y una de las cinco enfermedades mentales más comunes.
Los expertos de TherapyChat nos explican que a pesar de que muchos pacientes que sufren trastorno obsesivo compulsivo desarrollan compulsiones que les ayudan a “aliviar” los otros síntomas (repetir frases o comportamientos para tranquilizarse), el TOC sin controlar reduce significativamente la calidad de vida del paciente al ser física y mentalmente agotador. Estos síntomas de ansiedad representan en muchos casos un impedimento para el desarrollo del día a día en el trabajo o en el ámbito social.
¿Por qué reaccionamos así?
En opinión de Pilar Conde, se trata de reflejos de nuestros miedos e inquietudes y no debemos preocuparnos por ellas siempre y cuando no se conviertan en compañeras asiduas de nuestro día a día. “En ese caso deberíamos empezar a tomar cartas en el asunto, ya que pueden ser síntoma de un trastorno obsesivo compulsivo”, nos cuenta.
Es en los casos en los que, además de ocuparnos tiempo a diario, estos comportamientos nos llegan a obsesionar e incluso se convierten en supuestos garantes de nuestra seguridad. Cuando llegamos a ese punto, es cuando debemos buscar ayuda experta, de un profesional de la salud mental. Todo con un objetivo: evitar que estas manías conviertan nuestra vida en un bucle de angustia y nos lleven hasta problemas mayores, como puede ser la depresión.
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Comportamientos compulsivos
Puedes ser tú quien experimenta la necesidad de comprobar hechos y situaciones para quedarte tranquilo, o puedes haber visto este comportamiento en las personas de tu entorno. “Es posible que hayas visitado la casa de algún amigo en la que el mínimo desorden es inmediatamente corregido o veas a algún compañero de trabajo colocar sin descanso los elementos de su escritorio. También hay quien se lava las manos compulsivamente para minimizar el riesgo de contagio por el contacto con gérmenes, virus y bacterias”, nos cuenta la experta. “Estos comportamientos inicialmente inofensivos suelen aparecer en la infancia, época de la vida en la que se tienen miedos evolutivos relacionados con la edad. Para ponerle freno a estos temores y sentir que se tiene el control del entorno, el niño crea sus rituales y siente que si los lleva a cabo no sucederá nada malo. Un ejemplo clásico es la creencia de que si se realiza esta o aquella acción nada malo le sucederá a su familia. Como lo normal es que no suceda nada en realidad, el niño piensa que es debido a que, por ejemplo, ha contado hasta diez veces antes de salir de casa o a que camina siempre en línea recta al borde de una acera”, nos detalla.
“Muchas manías tienen que ver con acumular y ordenar objetos. También existen los comportamientos impulsivos, la presencia de pensamientos desagradables, obsesiones relacionadas con comprobar continuamente el estado de algo (luces, gas, cerraduras…) o con la presencia de enfermedades”, cuenta Aída Rubio, coordinadora del equipo de psicólogos de TherapyChat.
Poco a poco, con la madurez y el paso del tiempo, estos temores tienen a desaparecer, y sólo se convierten en algo problemático y pueden llegar a ser obsesiones si se perpetúan a lo largo de los años y condicionan lo que hacemos cada día.
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Obsesión por la limpieza, un caso muy particular
La experta nos explica que, en este sentido, los rituales de limpieza son uno de los más limitantes, ya que nos impiden realizar una vida normal. “Afectan no sólo al lavado de manos, sino que hay personas que sienten la necesidad de higienizar todo aquello que esté a su alcance, con especial cuidado y obsesión por la ropa y el entorno doméstico”, apunta.
¿Afecta igual a hombres y a mujeres?
La psicóloga nos cuenta que este tipo de TOC puede afectar de igual forma a hombres y mujeres. Y la clave para afrontarlo, según nos detalla la especialista, es “entender lo que son las obsesiones, el porqué se originaron en su caso, y cómo las compulsiones son una respuesta a las obsesiones y, a la vez, hacen que estas vayan adquiriendo más fuerza. Por ello, se les explica también como funciona la ansiedad, cómo se mantiene, y a raíz de ahí, la persona empieza a entender como su ansiedad se está alimentando a través de estos rituales”.
¿Cómo se aborda el problema?
Una vez comprendido el problema, se empieza a tratar de afrontar las obsesiones sin realizar dichas comprobaciones. Se establece entonces una jerarquía de respuesta, esto es, se comienza con las menos problemáticas, las que menos cuestan, para ir, poco a poco, ascendiendo en la escala de esfuerzo. A este trabajo se le denomina “exposición con prevención de respuestas”. Aída Rubio explica que “un tratamiento eficaz en las personas que padezcan algún tipo de TOC es la terapia cognitivo-conductual. Una terapia muy útil en la que se aprende a procesar información y a desarrollar costumbres naturales de enfrentamiento, algo que facilita la gestión de determinadas situaciones a las que se tiene que enfrentar la persona que padece el TOC”.
Desde TherapyChat, te ofrecen cuatro consejos para que puedas empezar a combatir tus TOC:
- Tener determinación para vencer el problema: tu voluntad será la que te pueda ayudar a empezar a ejercitarte frente a los pensamientos irracionales y absurdos que tu mente te plantea para, posteriormente, poder descartarlos.
- Convencerte de la irracionalidad de tus preocupaciones: tómate tu tiempo para analizar tus preocupaciones para saber cuáles debes consideras y cuáles puedes descartar porque son absurdas e irreales. Debemos ser conscientes de que esto no será un proceso de dos días.
- Comprobar que puedes vencer la ansiedad sin rituales: puedes poner en práctica distintas formas para relajarte y tratar la ansiedad cuando aparece un pensamiento obsesivo. Al principio tendrás que estar muy atenta para detectarlos, analizarlos, centrar tu atención en ellos y saber por qué aparecen. De esta forma irás aprendiendo a relajarte cada vez que tu mente requiera la atención sobre un pensamiento erróneo y serás capaz de dejarlo pasar sin una respuesta absurda.
- Aceptar tus obsesiones en lugar de resistirte a ellas: en muchas ocasiones tu mente no te dejará en paz y los pensamientos obsesivos volverán una y otra vez. No te dejes vencer por la frustración y el agotamiento emocional que esta lucha te produce. Relájate y deja que la mente vuele una y otra vez sin que tenga consecuencias sobre tu ansiedad. Poco a poco, los pensamientos irracionales irán desapareciendo ante la falta de “alimentación” por parte de tu voluntad.
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