En este año de pandemia, que tan mal lo hemos pasado, hemos recurrido a un sinfín de actividades en nuestro hogar o al aire libre para poder poner un poco de serenidad a tanta incertidumbre. Hemos aprendido a coser mascarillas, a hacer panes y pasteles, a pintar, a redecorar, hemos reorganizado los armarios y llevado un diario para que no se nos olvide nada de lo que ha pasado. Y todo ello lo hemos hecho para mantener nuestra cabeza ocupada y mantener la calma y la tranquilidad. Pues bien, desde iFeel Psicólogos te recomiendan que sigas haciéndolo. Es más, te explican qué beneficios tienen todos estos pasatiempos en tu salud mental.
- Los beneficios del ejercicio físico para tu salud mental
Jardinería: responsabilidad, paciencia y bienestar interior
Poner nuestra atención, tiempo y cariño en el cuidado de cosas, animales o personas es muy beneficioso para nuestro bienestar interior. La naturaleza puede ser también un escenario muy propicio para esto. Cuidando de nuestro jardín, nuestro huerto o nuestras macetas de una manera consciente y poniendo atención a lo que estamos haciendo podemos promover un ritmo interior orientado al crecimiento, la observación reposada, la paciencia y la amabilidad.
Bricolaje enérgico: antiestrés y autoeficacia
Restaura, tapiza, lija, sierrar, pinta o cambia la decoración de tu hogar. Además de ejercicio, con este tipo de actividades sentirás una gran satisfacción. Intenta arreglar todo aquello que puedas por tu cuenta ya que beneficiará tu autoestima. No es necesario que lo hagamos solos, contar con ayuda y compañía siempre lo hará más ameno.
Costura: creatividad, atención y planificación
Con esta actividad conseguirás dos cosas: aumentarás tu capacidad para planificar, pues un jersey, una bolsa de tela o un panel de punto de cruz no se improvisan, requieren una estrategia que hay que pensar previamente. También ejercitarás la atención, para que todo vaya por el buen camino. La costura bien hecha requiere una mente analítica (capaz de ir al detalle) y atenta a lo que se está haciendo. Según cómo se plantee se puede potenciar el cálculo, la visión espacial, la paciencia, la imaginación, la flexibilidad para encontrar recursos y soluciones a puntadas imprevistas y, por supuesto, la faceta más artística y creativa.
Cocinar: gratificación, creatividad y autocuidado
No importa si es un primer plato, segundo o si lo que te da es por ponerte a probar distintos tipos de tartas. Cuanto más complejo sea el reto culinario, cocinar resulta no solo entretenido, sino que permite entrenar habilidades de motricidad fina, planificación, toma de decisiones y creatividad, por no hablar del placer y satisfacción que genera comer algo rico que uno mismo ha preparado y compartirlo con otros. Intentar nuevos retos siempre genera satisfacción con uno mismo y ayuda a tener más claras las propias capacidades. Además, los platos elaborados por uno mismo son siempre un buen regalo, pues tendemos a apreciar mucho más a las personas que nos dan de comer.
Genealogía: memoria y refuerzo de vínculos familiares
Dibujar tu árbol genealógico e investigar al respecto no solo ayuda a quemar el exceso de tiempo libre, sino que configura mentalmente tu mapa familiar, la historia de la que formas parte, fortaleciendo la sensación de vínculo con tus ascendentes y descendientes y de proyección tanto hacia el pasado como hacia el presente.
Escritura creativa: capacidad de síntesis e imaginación
No escribas solo para que te publiquen. Escribe para ti. Y es que más allá de una novela, los microrrelatos, ensayos o diarios son formatos más sencillos y adaptables que nos ayudan a ejercitar la imaginación y la capacidad de observación de lo que nos rodea. Además, con la escritura sintetizarás aquellos aspectos de ti misma que se te pueden enredar por dentro. Y, quizá, descubras que dentro de ti hay una escritora que va a sorprender al mundo.
Lectura a mayores: intercambio de afecto, cohesión social y habilidades comunicativas
La pandemia dificulta la atención a muchos mayores afectando directamente a la parte afectiva, de acompañamiento y entretenimiento. Pero existen muchas asociaciones que cuentan con lectores voluntarios y que durante la pandemia se han informatizado para que las lecturas sean online o telefónicas. Con la lectura a otras personas, se leerán temáticas por las que a priori no se muestra interés, uno puede entrenarse como orador y narrador y además se promueve algo muy beneficioso para las personas que lo reciben. Este tipo de intercambios promueven la cohesión social, hacen que disminuyan la soledad y el aislamiento y el voluntario siente la satisfacción de hacer algo útil por alguien.
Ordenar cajones, hacer hueco y limpieza: tranquilidad y paz interior
Que no te dé pereza. Ordenar es una de las mejores actividades para liberar la menta, centrarte en cosas concretas y hallar más tranquilidad y paz interior. No en vano el método de Marie Kondo ha ganado tantos adeptos, puesto que no se trata solo de colocar esto aquí y allí, sino de pensar, buscar estrategias para que todo quepa, deshacerte de aquello que ya no sirve, practicar el desapego, etc. Esta actividad potencia la sensación de ligereza y nos facilitan vivir con mayor comodidad. Aunque no tiene ningún efecto milagroso, muchas veces cuando nos sentimos intranquilos, agobiados o tristes resulta de cierta ayuda poder estar al menos en un espacio limpio y ordenado que transmita buenas vibraciones, en lugar de estar en un lugar caótico o desagradable.
Puzles: paciencia y tolerancia a la frustración
Además de practicar la atención y concentración, ayudan a potenciar capacidades cognitivas y emocionales que tienen que ver con lo espacial pero también con la contención, el saber esperar, aguzar diferentes sentidos a partir de la observación y plantearse una tarea más o menos compleja dividiéndola en secciones asumibles. Si se comparte un puzle con otra persona puede dar lugar no solo a la satisfacción del trabajo en equipo sino también a un rato agradable junto a las personas que te rodean.
Manualidades plásticas: atención y encuentro con uno mismo
Existen multitud de tareas artísticas al alcance de todos que aportan diferentes beneficios. Sin necesidad de ser un genio sino simplemente por el placer de hacerlo, se puede dibujar, pintar, hacer collages, maquetas… Estas tareas pueden ayudar a serenar el estado de ánimo, volcar la energía en algo constructivo, entrenar la creatividad, fortalecer la atención focalizada y mejorar esas habilidades de motricidad fina que quizá estén descuidadas. Por otro lado, si se le pone empeño, es posible sorprenderse favorablemente de uno mismo, lo que fortalecerá en nosotros una autoimagen de persona no solo creativa o imaginativa, sino también talentosa, mientras ejercitamos nuestra flexibilidad cognitiva casi sin darnos cuenta.