La buena educación de nuestro perro es un aspecto esencial que todos los propietarios deben tener en cuenta. El tiempo que dediquemos a su entrenamiento desde que llega a casa no solo determinará su comportamiento en el futuro, también la buena convivencia en el hogar y con nuestros vecinos. Además, si reforzamos aspectos como la 'llamada' o el 'quieto' evitaremos accidentes y disgustos. Por ello, conviene realizar un curso de adiestramiento canino o acudir a una protectora como voluntarios, para aprender a educar bien a nuestro 'peludo'.
Para conocer cuáles son estas 'órdenes' básicas que debemos enseñarle, hemos consultado a la educadora canina para Royal Canin, Bruna Fernandes. Ella nos ha explicado con detalle todo aquello que necesita 'saber' nuestro cachorro.
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La importancia de una buena educación
La educación del cachorro realmente empieza antes de su llegada a casa con la formación de su futuro propietario. La gran mayoría de la gente no se informa de manera adecuada previamente. Y esto es la clave para tomar una buena decisión, meditada y responsable, que evitará muchos de los problemas que habitualmente nos encontramos en la convivencia con nuestras mascotas.
El hecho de que el futuro propietario busque la información adecuada acerca de la raza o el tamaño del animal, dónde y cuándo recogerlo, sus necesidades, el tiempo que supone, la educación, los costes etc... hará que su decisión sea mucho más consciente y a la vez evitará muchos problemas de comportamiento, derivados de la separación temprana de la camada, así como una mala socialización.
Asímismo, la educación previa del propietario hará que la llegada del cachorro sea mucho más sencilla. Si el propietario está formado desde el primer momento aportará una serie de beneficios en la convivencia a largo plazo, ya que el cachorro tendrá unas bases sólidas sobre las que desarrollarse, aprenderá las rutinas diarias de su nuevo entorno y desarrollará una buena relación con otras personas y animales.
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¿Qué debo enseñar a mi cachorro?
Este tema puede llegar a ser bastante amplio por lo que vamos a abordar algunos aspectos fundamentales. Desde su llegada, existen una serie de acciones que debemos enseñar a nuestro cachorro y que son también las que más dudas suscitan a los propietarios. Hablamos de la conducta higiénica, quedarse solo en casa y la inhibición de mordida. Por otro lado, pero no menos importante, está la socialización y la obediencia básica (sentado, tumbado, permanencia, la llamada…).
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Las normas básicas que debes enseñar a tu cachorro
Aspectos como la conducta higiénica, el quedarse solo en casa y la inhibición de mordida se suelen trabajar a diario, ya que todos ellos son acciones que nos van a surgir en el día a día de nuestra vida desde la llegada de nuestro cachorro.
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Conducta higiénica
La clave para una buena conducta higiénica es la anticipación. Los perros antes de realizar sus necesidades fisiológicas suelen presentar una serie de comportamientos previos tales como oler el suelo o dar vueltas sobre si mismos. En ese momento debemos anticiparnos y sacarlos a la calle. El hecho de sacarle unos minutos después de comer, al despertarse y antes de irse a dormir nos ayudará en el proceso.
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Quedarse solo en casa
Dejar a nuestro cachorro en casa es algo inevitable y que también debemos trabajar desde el principio. Es fundamental dejarlo en un espacio seguro, empezando por periodos cortos de tiempo que se irán aumentando progresivamente. El uso de juguetes interactivos rellenos con comida puede ser una buena opción, ya que mantendrán a nuestro cachorro entretenido durante un período considerable de tiempo y le ayudará a gestionar el hecho de quedarse solo. hay que tener cuidado con juguetes tipo peluches, ya que requieren de nuestra supervisión e interacción. El cachorro los podría destrozar y no es beneficioso para su aprendizaje.
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Inhibición de mordida
Respecto a la inhibición de la mordida, los típicos “mordisqueos” son un comportamiento natural en cachorros que por lo general disminuye bastante tras la caída de los dientes de leche. Sin embargo, es importante que nuestro cachorro aprenda a controlar la fuerza de su mordida y podemos hacerlo fundamentalmente demostrando nuestro dolor cuando lo hace emitiendo un “¡ay!” y/o terminando el juego ignorándolo por completo, para que entienda que el mordisquear le quita la posibilidad de seguir jugando con nosotros.
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Socialización
A partir de la 10ª semana de edad es cuando habitualmente el cachorro deja la camada y llega a nuestra casa, por lo que es una fase de muchos cambios y crucial para que tengamos un perro equilibrado en un futuro. Sin embargo, en esta fase nuestro cachorro aún no ha completado el plan de vacunación, pero es muy importante empezar a presentarle el entorno. Debemos elegir locales adecuados y limpios para hacerlo o llevar nuestro cachorro en brazos.
Tanto la sobreexposición como la falta de exposición a agentes externos del entorno pueden ser perjudiciales, por lo que debemos ser moderados. Es importante intentar exponer a nuestro cachorro a todo lo que se nos ocurra que podrá ser expuesto en un futuro (personas, otros animales, coches, bicis…)
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Ejercicios básicos para trabajar paso a paso
Estos son los más importantes. Hay que recordar que si, para la obediencia básica, utilizamos la comida para reforzar la conducta es muy importante controlar la ración diaria recomendada y utilizar el su propio alimento en las sesiones de entrenamiento (el adecuado a las necesidades de nuestro cachorro).
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Respuesta al nombre
La respuesta al nombre y la llamada son ejercicios diferentes. Debemos tener en cuenta que al día decimos el nombre de nuestro perro en innumerables ocasiones por ello para no confundir conceptos debemos utilizar otra palabra cuando realmente queremos que venga hacia nosotros. La respuesta al nombre se trabaja desde cachorro diciendo el nombre que hemos elegido y reforzándolo con su comida o juguete. En un principio el cachorro no reconoce que ese es su nombre porque no hay una asociación, pero con el tiempo terminará habiéndola.
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Posiciones
La forma más sencilla de enseñar las diferentes posiciones a nuestro cachorro (sentado, tumbado, de pie) es utilizando el "luring”. De forma resumida, consiste en que nuestro perro siga la comida que llevamos en la mano y así realice el ejercicio. En el caso de la posición de sentado podemos optar por colocar unas croquetas del alimento del cachorro escondidas en nuestra mano, acercarla a su nariz y levantándola ligeramente hacia arriba y hacia el tren posterior del cachorro. Así se verá obligado a mirar hacia arriba y finalmente se sentará, en ese momento le reforzamos. Como consejo, no levantes demasiado la mano ya que debe estar muy cerca de su hocico. En caso contrario tendrá tendencia a saltar. Para que se tumbe haremos exactamente lo mismo pero una vez se haya sentado bajaremos las manos hacia el suelo entre sus patas y en cuanto adopte la posición le reforzaremos.
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Llamada
Por otro lado, para trabajar la llamada debemos hacerlo primeramente con correa ya que si no tenemos el ejercicio construido no es seguro soltarle y debemos elegir un lugar sin distracciones. Una vez enseñadas las posiciones para que el perro venga hacia nosotros y se siente, le reforzamos con su comida o juguete. En una fase inicial lo facilitamos con nuestro tono de voz y lenguaje corporal. Cuando el perro ya tenga claro el concepto entonces escogeremos una palabra que será la que vayamos a utilizar en un futuro. Debemos jugar con él y animarle para que ante todo lo que se pueda encontrar en el entorno, nosotros los propietarios, somos mucho más divertidos.
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Permanencia
La permanencia o el “quieto” es un ejercicio que nos será muy útil en el día a día. El cachorro debe posicionarse sentado o tumbado y conseguir aguantar esa postura, para que esto ocurra tendrás que reforzarle muy a menudo. Te aconsejamos que hagas varias repeticiones hasta que puedas aumentar gradualmente el tiempo y la distancia. En cuanto el concepto esté claro introduce la orden verbal, por ejemplo “quieto”.
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¿A qué edad se puede empezar a enseñar a un cachorro?
A partir de la llegada del cachorro a casa, por lo general, a los dos meses y medio, ya se puede empezar a enseñarle diferentes ejercicios. Lo más importante es hacerlo siempre utilizando el refuerzo positivo utilizando su propia comida (evitar ofrecer alimento extra a su ración diaria) o juguetes.
Los cachorros tienen una gran capacidad de aprendizaje por lo que podemos hacer sesiones de entrenamiento muy divertidas para ellos. Es importante que si utilizamos como motivación su alimento controlemos la cantidad, para no pasar de la ración diaria recomendada. Un buen truco es pesar la dosis diaria, colocarla en un recipiente e ir cogiendo de ahí la cantidad necesaria para los entrenamientos y las 3 tomas diarias. Así tendremos la seguridad de que no estamos dando un exceso de alimento. Una vez que el cachorro tenga en plan de vacunación completo, también lo podemos hacer durante los paseos para que no tiren de la correa y aprendan a caminar en junto.
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¿Cuánto tiempo tenemos que dedicarle?
La clave para un buen aprendizaje es que las sesiones de entrenamiento sean cortas y esencialmente divertidas. Por lo que el número de repeticiones es más importante que el tiempo.
Cuando nos referimos al tiempo, una sesión de entrenamiento de la posición sentado no suele pasar de 1 minuto ¡Pensad cuantas repeticiones puede hacer un perro del acto de sentarse en 1 minuto!
Las sesiones nunca deben llegar al punto en el que el cachorro pueda llegar a aburrirse, la clave está en nosotros, en que seamos capaces de transmitirle correctamente lo que queremos enseñar y en cortar la sesión en el momento adecuado. No es necesario mucho tiempo sino constancia y paciencia.
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¿Cuánto tiempo puede tardar en aprenderlas?
El tiempo que puede tardar un cachorro en llevar a cabo un determinado ejercicio depende sobre todo de su entrenador y en una pequeña parte de su capacidad de aprendizaje. La constancia y claridad con la que se enseña son las claves fundamentales por lo que es prácticamente imposible especificar un tiempo.
Eso sí, tan solo hace falta unos minutos para “estropear” la claridad con la que enseñamos. Nuestro lenguaje corporal y la motivación son aspectos básicos en el momento del aprendizaje, cada movimiento o palabra tiene un cómo y un por qué.
Es importante que el propietario sepa comunicarse con el animal. Por lo que "animamos a futuros propietarios a realizar algún curso de obediencia básica o voluntariado en una protectora, ya que les permitirá adquirir un manejo que solo se consigue con la práctica", concluye Bruna Fernandes, educadora de Royal Canin.
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